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Many detuvo su andar con torpeza, se atragantó con su propia saliva al ver a Jackson y a Jiyeon besándose apasionadamente en la entrada del salón. Trataba de ignorarlos apartando la mirada y fingiendo desinterés, pero eso le era imposible y eso le molestaba porque a Jackson no le tocaba historia si no gimnasia, y habiendo tantísimos lugares, él estaba cerca de la puerta intercambiando saliva con Jiyeon.
Eran varios detalles que se podían observar; la forma en la que se besaban, el que se les veía la lengua a ambos, la manera en la que Jackson acariciaba de arriba abajo la cintura de la castaña, el cómo la tenía acorralada en la pared, las manos delicadas de ella acariciando su cuello, nuca y rostro, las sonrisas en medio del beso.
Dios, esto era tan incómodo para ella.
El ambiente olía a dos personas enamoradas y eso le provocaba un soponcio.
Era ese típico beso apasionado. De esos que veía en las películas románticas, un beso muy romántico y a la vez ardiente, sin embargo, nada quitaba el hecho de que era doloroso y desagradable de ver.
La garganta le empezaba a picar, empezó a sentir nauseas, su corazón se estaba comprimiendo una vez más. Tal parece que ese malestar ya era permanente.
¿Como un corazón roto podía romperse aún más?
Era como si el destino se empeñara en amargarle la existencia y en recordarle su patética realidad. Many sentía la necesidad de llorar, pero no podía hacerlo en la escuela ni delante de Jackson, este se preocuparía y le sería difícil apartarlo.
El castaño abrió los ojos en medio del beso, y pudo apreciar a su vieja amiga mirándolos con una expresión afligida, como una masoquista. Continuaron observándose fijamente hasta que Jackson desvió la mirada con desdén, aún ofendido por el desaire que vivió está mañana, cerró los ojos e intensifico el beso que Jiyeon acepto complacida. Many chasqueo la lengua y trato de sosegarse, movió la cabeza a los lados, respiró profundamente y se adentró al salón, ignorando a la feliz pareja que por décimas de segundo estaba a su lado.
Hoy más que nunca deseaba que la maestra Soojin explicará y dejara tantas actividades para no darse el lujo de pensar ni de recordar. Al menos en esta clase no la compartía con Jackson y eso era algo positivo.
Después de un par de minutos y de explicaciones sobre los conflictos bélicos entre Corea del Norte y Corea del Sur. La pelinegra miro extrañada los lugares vacíos de Yugyeom y Kunpimook, al caer en cuenta que no estaban en el salón.
