Médica

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26/02/21

Médica. O por lo menos eso decía el pedazo de plástico que me habían entregado hacía unos momentos y que miraba fijo mientras el ruido de los autos yendo de un lado al otro de la calle musicalizaba ese momento tan distinto al que había imaginado. Sola, de espaldas a las oficinas, sin ceremonias, sin fotos firmando el libro verde, sin mi mamá llorando. Sola, parada mirando un pedazo de plástico con mi nombre, mi profesión y el numero que me habían asignado.

Es difícil poner en palabras los sentimientos agridulces que experimente en ese momento, del único que estoy segura es del miedo. Sólo sabia ser una estudiante, preocuparme por los exámenes e intentar obtener la mejor nota posible, pero eso ya no me servía. El mundo que se abría delante de mí no sabe de notas, exámenes y clases, y me entusiasmaba descubrir de qué se trata toda esta nueva etapa. Supongo que así se debe sentir un escalador que alcanza la cima de la única montaña con la que siempre soñó escalar y se sienta tranquilo a admirar el paisaje con la satisfacción de la meta cumplida. 

'¿Y ahora qué?' era lo único que resonaba en mi cabeza. ¿Y ahora qué? es lo único que resuena en mi cabeza mientras miro a mi alrededor recuperando la movilidad luego de ese instante de admirar ese pedazo de plástico que me llevó años conseguir. 'A casa' me dije necesitando el calor de los míos y dejando que mis pies me llevaran a donde mi corazón necesitaba estar, como un soldado que vuelve a casa de la guerra sosteniendo una medalla entre las manos.

Médica. Eso decía el plástico que sostenía en la mano.

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