Querido diario:
Tercer castigo en tres semanas. Me pregunto si eso influirá en mis notas o algo por el estilo. Espero que no lo haga, si no estoy en graves problemas.
Mi despertador sonó 10 minutos más tarde, por lo que tuve que hacer las cosas mucho más rápido y posponer mi baño de las mañanas por uno por la tarde. A pesar de mi apuro comprobé cada 5 minutos que tuviera todos los libros necesarios.
Cuando llegué al colegio la mayoría de mis compañeros ya estaban allí. Vi a Katy con Harry y me acerqué a ellos luego de pasar por mi casillero.
Me encanta verlos juntos, lucen muy tiernos. Me gusta ver la admiración que muestra el rostro de Katy cuando obvserva a Harry y me gusta como Harry la mira, entre fascinado y muy enamorado, mientras ella por un momento se olvida del resto del mundo y se muestra tal cual es en su interior.
-¡Con nosotros... -anunció Harry como si estuviera presentando un gran espectáculo -la Reina de los Castigos!
-Gracias, gracias -dije haciendo unas reverencias.
-¿Cómo haces para que te castiguen tanto?
-Es un don -le respondí imitando una falsa modestia.
-Yo me moriría si me castigaran todas las semanas -opinó la super responsable Katy.
-Yo creo que ya me acostumbré. Además hay formas de entretenerse -expresé recordando el salón oculto del aula de castigos, el "Multisalón", como Jack lo había bautizado. Sin embargo decidí no mencionarlo, consideré que era mejor mantener en secreto el hecho de que conocíamos su existencia. Otra razón para no mencionarlo era que me gustaba tener un secreto con Jack. Y Summer.
Campana. A Física. Que diversión. Nótese el sarcasmo.
Entré a clase y me senté al fondo cerca de una ventana. Observé como los demás entraban. Samantha entró contandole algo a Amanda, quien estaba a su lado. Al verme sonrió maliciosamente, le dijo algo a su amiga y se dirigió a un banco sin quitarse esa sonrisa. Luego de un par de personas a quienes me costó reconocer aparecieron Ean y Andrew, que me saludaron y se acercaron a mí.
Ean es un chico alto y delgado, con enormes ojos casi negros y orejas puntiagudas que lo hacen parecerse a un duende, muy simpático y hablador; mientras que Andrew, que tiene el rostro de un hombre sensible del que destacan sus ojos verdes, es más reservado.
-¡Hola! ¿Lista para otra clase con la profesora más divertida de la institución? -bromeó Ean.
-¡Por supuesto! Paso todos los días de mi vida esperando a tener una clase con Byron -continué su broma.
Andrew se rió y dijo:
-El día que la profesora Byron haga algún comentario divertido yo escalaré el Everest.
Los tres estallamos en carcajadas hasta que la profesora nos pidió silencio.
-Lo siento, profesora -dijo Ean con una mano en el corazón y otra levantada.
Byron sólo lo miró reprobatoriamente.
-Estoy seguro de que no se ríe desde 1870 -susurró Ean.
Tuve que contener la risa que amezaba con salir de mi boca.
Era realmente agradable tener alguien con quién hablar en Física. Las clases anteriores lo único que podía hacer era mirar el reloj, porque, siendo sincera, era mucho más interesante que prestar atención a la clase.
-¿Tienes una hoja? -le pidió Ean a Andrew.
Éste arrancó una hoja de su cuaderno y se la pasó. Mientras lo veía escribir pensaba que estaba tomando apuntes de lo que decía Byron, cosa que me sorprendió. Pero descubrí que estaba equivocada cuando nos pasó la hoja a Andrew y a mí.
Leí lo que decía:"CONVERSACIÓN DE LOS TRES MOSQUETEROS DE FÍSICA:
INTEGRANTES: EanElDuendeMásGuapo
AndrewElEscalador
ClariLaFanDeByron"Me reí en silencio al terminar de leer. La conversación de los tres mosqueteros continuó así:
"EanElDuendeMásGuapo: ¿Alguien entiende algo?
ClariLaFanDeByron: No la estoy escuchando, así que no sé.
AndrewElEscalador: Lo mismo que ClariLaFanDeByron.
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Dear Diary
Novela JuvenilEn este diario Clarise, una tipica adolescente de 16 años, cuenta sus vivencias, preocupaciones e ideas de lo que le sucede dia a dia en su nueva secundaria: desde sus clases y profesores, hasta sus mas profundos secretos, amigos y amores.