Capítulo 1

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Es la hora de recoger a tu sobrino en el jardín de niños, apenas sales de la preparatoria pasas por él con el pensamiento de que esté esperándote mientras juega con otros niños.

Lo haces porque tu hermana es una madre soltera, trabaja hasta tarde así que no era posible para ella ir a buscarlo a veces.

Te detienes en la puerta y miras alrededor, el lugar está lleno de niños a la espera de que sus padres salgan del trabajo. Finalmente lo ves como corre acompañado de otra niña que parece ser más pequeña que él.

Ibas a dirigirte a donde estaba para saludarlo pero una voz, casi un susurro, te detuvo.

-Buenas tardes.

Lentamente te giraste, no tenías ganas de saludar a esa persona de vuelta pero sería de mala educación.

-Buenas tardes profesor Law.

Law era profesor de aquel jardín. Era una persona demasiado seria para tu gusto, apenas lo veias y el humor se te caia a los pies. Llevaba un delantal con el rostro de un gatito, lo cual resultaba adorable pero su rostro amargado lo arruinaba.

-Voy a darte el informe de hoy, espera un momento.

-Por favor y gracias.

Siempre tenías en mente el pensamiento de que en realidad Law no estaba capacitado para cuidar de los niños. Jamás lo habías visto sonreír en las pocas veces que habías ido a recoger a Kanata, tu sobrino.

Justo cuando lo pensaste una madre vino a recoger a su hija y la pequeña se despidió de Law con una amplia sonrisa. Inesperadamente, Law también sonrió al despedirse. Tuviste sentimientos encontrados por haber visto aquella linda sonrisa. Pensaste que si él sonriera más fuera mucho mejor, al parecer solo sonreía a los niños.

-Bien, sobre el informe de hoy...- Law volvió a tener su típico rostro neutro y comenzó a hojear en el cuaderno de Kanata.- Kanata hizo un dibujo, ten. Además de eso no hay nada más que decir, disfrutó del día con sus amigos.

Recibiste el dibujo de tu sobrino. Era algo muy tierno porque había dibujado a su mamá, a ti y, extrañamente, a Law también. Sin embargo aún te sentias un poco contrariada por la linda sonrisa que le había brindado a la niña.

Kanata había estado tan entretenido jugando que ni se había dado cuenta de tu presencia pero una vez te vió fue corriendo para aferrarse a tus piernas. Obviamente te quejaste porque no te dejaba moverte correctamente asi que lo cargaste sobre tus hombros, Kanata era bastante liviano.

Por la puerta entró una pareja que conocías perfectamente, Sanji y Pudding eran compañeros de trabajo de tu hermana pero ellos estaban en otro departamento. Aún así los conocías porque tu hermana, Nami, te los había presentado.

El pecho comenzó a dolerte de una manera terrible y era porque sentías un fuerte aprecio por Sanji, más del que deberías.

-¡Oh, hola ____!- saludó Sanji alegremente.

-Hola.- respondiste con una gran sonrisa.- Veo que terminaron temprano. ¿Nami ya terminó en el trabajo?

-Aún no, quiso quedarse a hacer horas extras. Ya sabes como es.- respondió Pudding mientras cargaba a Maki, su pequeña hija.

Ambos fueron atendidos por otra de las profesoras que, amablemente, les informó sobre el día de Maki y la preparó para que se marchara junto a sus padres. Maki es una niña alegre al contrario de Kanata que casi nunca sonreía, ella se la pasaba la mayoría del tiempo persiguiendo a tu sobrino para jugar pero este no le hacía el menor caso.

-Kanata ya casi está listo, iré a buscar su mochila y podrás marcharte.

Law quiso desviar tu atención hacia él pero era imposible, aún seguias mirando lo felices que eran ellos. Pensabas en que ojalá todo fuera diferente, imaginabas una vida junto a la persona que querías pero al caer en la realidad notaste que jamás sería así.

Debias seguir adelante.

-Nosotros nos vamos primero.- avisó Pudding.

-Tengan cuidado en el camino.- sonreiste levemente.

-Adiós Kanatan.- Maki agitó las manos. Kanata no se despidió.

Veias como se marchaban juntos y sonrientes del lugar, les tenias envidia por ser tan felices. Ya eran una familia bonita, no tenías el derecho de entrometerte. Además ¿que podías hacer tú al respecto? No tenías el valor para destruir tal felicidad, solo eras una estudiante que se enamoró de alguien que no debía.

-¿Que es lo divertido de ver a tu amor no correspondido?- preguntó Law apenas conseguir que le prestaras atención otra vez.

Te extendía la mochila de Kanata con una mano mientras miraba fijamente tus ojos, intentaba saber que era lo que pensabas.

-¿Como...?

-Si lo miras con esos ojos cualquiera se daría cuenta.

-Como profesor no tienes derecho a meterte en mis asuntos.- le arrebataste la mochila de las manos dispuesta a irte.

Cada vez que ibas era lo mismo, Law mencionaba el hecho de que vives un amor no correspondido. Parecía regañarte por no olvidarlo y eso te molestaba a sobremanera.

-Oh, ya veo.

"Dicho y hecho, mi día se ha arruinado por este idiota."- pensaste.

Te diste la vuelta para retirarte del lugar pero escuchaste una frase que hizo que tu mente y corazon dieran un vuelco repentinamente.

-Pensé que habías dejado de dar sonrisas falsas.

Kanata estaba medio dormido mientras apoyaba la barbilla sobre tu cabeza, llevabas su mochila en una mano y un humor de los peores. Todo por culpa de Law que no dejaba de meterse en tu vida. Lo peor era que tenía razón, pensando de la forma en la que lo hacias solo te estabas haciendo daño a ti misma.

Aún así eras terca.

-¡No te importa lo que hago! ¡Simplemente déjame en paz!- le gritaste desde la puerta haciendo que varios de los niños hicieran silencio.

Algunas de las profesoras comezaron a murmurar, habías captado la atención de todos. Hasta Kanata se espabiló repentinamente y comenzó a quejarse con balbuceos.

Law se asombró al verte con los ojos acuosos a punto de soltar una lágrima. No esperaba hacerte llorar, solo trataba de abrirte los ojos. Se sintió como un monstruo al hacerte sentir de esa manera.

Una sonrisa [Law X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora