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No es la primera vez que Sana bebe de ella. Se remueve débilmente bajo su agarre, sus movimientos pierden fuerza con cada segundo que pasa. Duele, se siente mareada, y a medida que la vampiresa va drenándola, Tzuyu va perdiendo la noción del tiempo. De repente no recuerda donde está, con quien está, y por qué demonios intenta separarse, si se siente tan bien.

Sus piernas comienzan a flaquear y el fantasma de un gemido abandona sus labios, provocando que Sana por fin se separe de ella, solo para reírse en contra de su cuello. La carcajada es suficiente para devolver a Tzuyu a la realidad, mas no para hacerla recuperarse; debe sostener a la pelirroja de la cintura si es que no quiere darse de bruces contra el suelo.

Lo siento, — dice Sana con una risita, y Tzuyu sabe que no está arrepentida en lo más mínimo. — me deje llevar.

Tzuyu siente vergüenza de sí misma. De tan solo pensar en como reaccionaría Jisoo... O peor, Jeongyeon al enterarse de que su queridísima estudiante estrella se deja usar como banco de sangre por una estúpida, arrogante, increíblemente insoportable vampira...

No quiere ni pensarlo.

Quiere convencerse de que Sana la ha hipnotizado de alguna forma, volviéndola susceptible incluso si no hay ningún estudio que pruebe una habilidad de ese estilo en los chupasangre.

Imbécil — masculla Tzuyu, palmeándose la herida todavía abierta. — ¿Tenías que morderme justamente en el cuello? — se queja. — ¿Cómo voy a explicar esto?

Piénsalo como nuestro pequeño secreto — ríe. Atrevida como siempre, aleja bruscamente la mano humana que cubre la mordida, y con un lametón limpia los rastros de sangre. Tzuyu agradece que la oscuridad oculte su sonrojo — Tápatelo con una bufanda o algo, la gente pensará que es un chupetón.

Con las piernas aún temblorosas, Tzuyu logra empujar a la vampiresa y alejarse un par de pasos, suspirando frustrada. — Eres-

¿Increíble? ¿Hermosa? ¿El amor de tu vida? — interrumpe Sana, burlona.

Insufrible.

La aludida solo ríe, como siempre. — Así te gusto.

No es la primera vez que prueba su propia sangre en los labios de Sana. Y aunque se jure a sí misma que es la última, sabe bien que esa es una promesa que no puede cumplir.

Sería tan fácil deslizar su mano hacia su muslo, encontrar la navaja escondida y enterrársela mientras la otra está ocupada explorando su boca. Pero, por por mucho que se lo haya prometido tanto a sí misma como a su familia, no logra hacer nada.

Tzuyu se niega a pensar que no ha sido hechizada por la mayor. No encuentra ninguna otra explicación del por qué se deja usar por alguien que, tarde o temprano, acabará con una flecha suya enterrada en el pecho.

❝〔 cinderella 〕❞   ;  satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora