|| 17.

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Tzuyu aprieta el puño con fuerza, al punto de sacarse sangre con las uñas. Observa, con rabia e impotencia, su arco abandonado en el suelo del bosque, mientras la mujer desconocida intenta razonar con Sana. Pff. Buena suerte con ello.

A decir verdad, y aunque le cueste mucho admitirlo, Tzuyu está muerta de miedo. Tal vez apoyó en alguna que otra misión en el pasado, pero siempre fue en compañía de los cazadores más veteranos del clan. Su primer encuentro real con un vampiro, estando por su cuenta, fue con Sana hace ya más de dos meses. E incluso si nunca pudo ganarle a Sana en las estúpidas peleas que tenían (si es que se le pueden llamar así, si la otra jamás la atacó de vuelta, sólo se defendía. Y la humillaba con su habilidad sobrehumana, pero, detalles...) cuando se lanzaba a lo suicida en contra de la vampira, Tzuyu nunca sintió estar en un peligro real.

Y ahora...

Está a la merced de la expectativa, de la misericordia de un ser superior que ni siquiera voltea a verla, como si no fuera una amenaza para ella en lo absoluto. Es más, se siente como si Tzuyu fuera algo insignificante a su lado, incapaz de siquiera hacerle un rasguño. Y no sabe qué pensar, ni qué esperar. Porque solo le bastó una mirada carmesí y un tono agresivo para hacerla bajar el arma y quedarse en segundo plano, en silencio. Tzuyu ni siquiera está segura si obedeció ciegamente por algún poder ancestral que tenga o si fue por el puro miedo que le provocó su voz. 

Tiembla, queriendo pensar que es la primera opción. Porque Dahyun se encuentra tirada a un costado suyo, totalmente inconsciente por las ordenes de la desconocida. No obstante, si lo piensa detenidamente la posibilidad de que un vampiro pueda comandar ordenes innegables sólo con la mirada es escalofriante. Si esa tal Mina puede hacer eso, ¿Qué otra clase de habilidades locas tienen los demás? 

¿Será que Sana es mucho más poderosa de lo que parece, y se contiene estando con ella? ¿Acaso todo lo que le enseñó Jihyo no sirve para nada?

En el periodo del entrenamiento, se hablaban de vampiros con fuerza sobrehumana y agilidad increíbles. Nunca dijeron nada de habilidades fantásticas que se salieran de esa línea.

Entonces, Mina, quieres que yo, de todas las personas posibles, cuide a una recién nacida. — dice Sana, y nota como Mina asiente con la cabeza. — ¿Te volviste loca? Esa es una pésima idea.

Eso lo tengo bien presente. — concuerda Mina, entredientes. Se le nota enojada, lo que pone muy tensa a Tzuyu. — Sabes que si no fuera absolutamente necesario no estaría aquí. 

Sana suspira. — ¿Por qué yo? ¿No puedes pedírselo a cualquiera de tu ridículo clan, o tal vez de la alianza...? — se detiene unos segundos, pensativa. De repente se le ilumina el rostro, luciendo una sonrisa que no puede catalogar como nada menos que peligrosa. — No, no... ¿En serio? No me digas. No saben que ella existe. — señala a la tipa rara del abrigo, quien al sentirse aludida se cubre mejor el rostro con la capucha. Sana ríe con cierta maldad. — Quién lo diría. La perfecta Mina, la sabia y recta original rompiendo las reglas. Lo esperaba de todos menos de ti.

¿Original? ¿Reglas? ¿Alianza? ¿De qué está hablando? 

Todos saben que los vampiros son seres egoístas y solitarios que viven por su cuenta. ¿Desde cuando tienen una alianza? ¿Y normas?

Su tren de pensamiento se ve interrumpido cuando, súbitamente, Mina se abalanza hacia Sana. Es tan rápida que ni siquiera tiene tiempo de procesarlo. En un segundo Mina está a una distancia considerable, en el otro, tiene a la pelinaranja presionada duramente contra el tronco de un árbol, alzándola por el cuello que aprieta. 

Tzuyu observa todo, quedándose congelada. El miedo que siente hacia Mina se multiplica aún más. Para ella, Sana siempre fue intocable, increíblemente más poderosa. Al parecer, Sana, con quien tanto ha batallado por intentar igualar, no es nada al lado de una... ¿Cómo fue que la llamó? ¿Original?

No juegues con mi paciencia. — amenaza Mina. Y Sana, aunque está siendo ahorcada y se le nota que le duele, no deja de sonreír, tan descarada y atrevida como siempre. Si Tzuyu no estuviera tan asustada, estaría rodando los ojos; ni en los momentos más tensos Sana deja de ser tan ella. Pasaron cosas que no me interesan explicarte. Pero sí, tienes razón. Nadie sabe que ella existe. Y necesito que se mantenga así. Así que tú vas a cuidarla y vas asegurarte de que se alimente, de que no se haga daño y de que nadie la encuentre.

Sana tose. — Está bien. Pero tengo una condición. 

¿Qué quieres?

Dime las palabras mágicas: por favor y gracias.

Sana. — Mina gruñe, en advertencia. 

Woah, vale. Que grosera. ¿Y así quieres mi ayuda? 

Ve como Mina se muerde el labio, impaciente e irritada. Tzuyu alza las cejas. Por lo menos se siente un poquito mejor, no es la única víctima de la irritante personalidad de la pelinaranja.

Por favor. — masculla forzosamente Mina. — Recuerda todo lo que he hecho por ti.

Sana se ve muy complacida. Ni siquiera parece que la tiene sujeta por el cuello. — ¿Ves? No era tan difícil. Ahora, suéltame, que mi humana aquí presente se pondrá celosa si sigues.

La suelta y, por primera vez en lo que pareció una eternidad, Mina voltea a verla. Tzuyu se vuelve a tensar. — Ah, sí. Las humanas. — le da un vistazo rápido a Dahyun, que sigue desmayada en el piso. — Deberías matarlas. Saben demasiado.

Mmm, — Sana luce pensativa, como si de verdad lo estuviese considerando. Tzuyu la mira con los ojos abiertos como platos, y Sana le devuelve la mirada, divertida. — nah. 

Mina alza una ceja. — ¿Vas a proteger cazadoras? ¿Te volviste loca? Ellas no dudarían ni un segundo en enterrarte una maldita estaca.

Dije que no. Me encargaré yo de ellas. Confío en que no les harás daño, ¿verdad? como así tu confías en que no saldré corriendo a buscar a Taeyeon y decirle lo que su querida sub-líder está haciendo a sus espaldas.

Como sea. Volveré en una semana. — saca algo de sus bolsillos y se lo lanza a Sana. — Quédate en este departamento que compré, es más seguro. Nayeon sabe como llegar.

¿Nayeon? ¿Dijiste Nayeon? — pregunta Sana, en shock.

Supongo que no tengo palabra en nada de esto. — dice la tal Nayeon, dirigiéndose a Mina.

Tienes toda la razón. Volveré por ti. Hasta entonces. — responde Mina. Y, como si no fueran suficientes infartos, voltea a verla una última vez. Tzuyu intenta igualar lo intimidante que es su mirada pero no lo logra. De repente, la mujer desaparece en el aire como si fuese arte de magia, lo que hace que Tzuyu se caiga sentada en la tierra por el susto.

¿Qué carajo acaba de pasar?


❝〔 cinderella 〕❞   ;  satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora