El regreso acabado

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Entonces llegó el momento en el cual parecía que los hermosos recuerdos se verían afectados, era momento de tomar una decisión que cambiaría la vida de ambos para siempre. Si querían de continuar juntos, habrían que perder lo que aún tenían.

Sin embargo, eso sucedería después de su llegada.

Esa mañana, Grell se encontraba de un humor excelente, el cual tenía que compartir primero que nadie, con su querida y nueva novia.

Tocó la puerta emocionado.

-Pasa.- Su voz dijo desde el otro extremo de la puerta.

Sutcliff se aproximó a ingresar a la habitación y la miró emocionado.

-Tengo 2 noticias, querida. Una es buena y la otra es mala… Tengo que darte la buena primero.- Mencionó.

Zaira asintió.

-La buena es que ¡William regresa! ¿¡No es fantástico?!- Exclamó muy feliz.

A ella no le parecía del todo bueno, puesto que aún no sabía si realmente Grell había olvidado todo lo que alguna vez a ella misma le había confirmado. En fin, no arruinó su emoción y simplemente sonrió.

-Se escucha muy bien, ¡qué bien! ¿A qué hora exactamente? ¿No sabes?- Inquirí.

-Recibí un correo de él diciendo que vendría a medio día, ¡esto es emocionante!- Dijo dando vueltas.

Estaba claro que me encantaba verlo así de feliz, era lo que mí me había cautivado de su persona, y disfruto su estado de ánimo. Pero entonces mi recuerdo comenzó a crecer sospechando de cuál sería la mala noticia… Seguramente ello que William siempre tenía por cualquier razón.

-¿Y… La mala?- Preguntó.

Grell se calmó un poco y se acercó a ella. Se agachó quedando a su altura al pie de la cama… Zaira no se había levantado.

-Trabajaré más… Por lo tanto, nuestro tiempo…

Coloqué suavemente su dedo índice derecho en sus labios y sonreí.

-Entiendo, pero no quiero que ese tiempo se desperdicie. Por eso, de hoy en adelante, aprovecharemos todo el tiempo que tengamos juntos y que sea mucho más valioso que ningún otro.- Le dije.

Grell sonrió.  Asintió.

-Prometo.- Me dijo.

Nos acercamos; nos abrazamos.

Cuando William regresara, iba a poner a todos los shinigamis nuevamente a realizar sus tareas pero con más presión, eso era algo que me entristecía por un lado, pero volvería mi relación con Grell aún más especial; estaba claro que eso significaba el trabajo incansable de un shinigami, pero no era algo de porqué preocuparse, puesto que la emoción de vernos volvería a mi amado aún más atento y rápido para volver a verme, eso lo agradecería mucho. Aunque como siempre, la duda mee consumía: ¿Qué sería de mí?; siempre había soñado desde que vi por primera vez a Grell a la luz de la luna, con estar justo como estábamos en ese momento, pero ahora que sabía de los shinigamis, no sabía si eso se vería afectado en su relación con él… Eso era lo que más temía.

Entonces llamaron a la puerta.

-Grell, tienes que ver esto…- Alan dijo.

Escuché su voz en un tono preocupado; me pregunto qué sucederá.

Nos apartamos y los 3 salimos del edificio hacia afuera. Vimos que gran parte de los shinigamis estaban ahí. Entonces al mirarnos, más bien, todos fijaron sus ojos en mí.

-¡Es ella! ¡¿Qué está haciendo un humano aquí?!- Exclamaban.

Me escondí detrás de Grell.

-Tranquila… No sucederá nada. Estás conmigo.- Me dijo dándome su mano izquierda.

Todos nos voltearon a ver y una expresión de susto se mostró en ellos.

-¡Sutcliff! ¿¡Por qué le estás dando la mano a ella!? ¿¡Sabes lo que eso significa!?- Entre la multitud gritaban.

Algo no estaba saliendo del todo bien, todo aquello estaba siendo demasiado agresivo y me sentía cada vez más atacada, ¿es que mi presencia no era bienvenida aquí? Cuando vi a los shinigamis no me tomaron en cuenta, tal vez no se habían dado cuenta que yo era una humana y creían que pertenecía a uno de ellos. No entiendo nada.

Alan me miró. Sé que aparentaba estar tranquilo, más en sus ojos yo podía darme cuenta de la preocupación que tenía dentro de él.

-¡William te aniquilará!- Una voz exclamó entre todos ellos.

Me asusté…. Verdaderamente comencé a preocuparme, pero mi vida no era nada para mí, puesto que estaban amenazando a Grell.

-¡Una humana! ¡El consejo ha hablado! ¡William ha sido amonestado! ¡Tienes que llevártela!- Se quejaban.

Grell estuvo a punto de comenzar a reclamar, pero en ese momento, calló. Lo miré.

Estaba… Angustiado.

-Grell, querido…- Susurré.

Callé al mirar a ese hombre mirándolo atentamente. Era obvio que yo no era nunca más bienvenida a ese mundo, estaba perpleja. Alan me tomó de los hombros, haciendo que yo diera un pequeño salto de sorpresa… No sabía qué estaba pasando, todo se estaba volviendo tan confuso y temeroso a la vez. No podía permitir que algo le hicieran a Grell.

-Es a mí a quien deben de castigar, Grell no tiene nada que ver….

-CALLA. Humana.

Ronald salió a la vista detrás de William. Estaba igual de preocupado.

Sentí entonces la necesidad de salir corriendo de ahí o si fuera necesario de llevarme a Grell. Estaba verdaderamente asustada.

El rojo es mi color favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora