Capítulo 6

32 6 2
                                    

Han pasado dos meses desde que Marck se encuentra en prisión, 25 días desde la última vez que lo ví, desde entonces intenté verle e incluso llegué hasta allí, solo que se rehusó a verme.

Le conté a su abuelo en el estado en que lo encontré, y este solo dijo un "Yo me encargo". Hoy era el día en que era presentado ante el juez, algo extraño pero que, a pesar, que mamá lo denunció a la prensa he hizo eco en algunos periódicos eso no dio frutos.

Marck, tenía la vista baja y no parecía realmente interesado en lo que sucedía, desde que llegó, saludo a su madre y todos sus hermanos. En apariencia, todo estaba bien era el de siempre, pero no me daba la cara. Me acerqué a saludarle y el parecía apenado, el abrazo que le di tampoco fue correspondido.

Intente ver a los demás a ver si ellos estaban viendo lo mismo que yo. Si padres me miraron preocupados, así supe que ellos también lo habían notado. Su cuerpo sudado demasiado y apretaba sus puños con fuerza como si controlará algo. Puse su mano en su hombro y el giró a levemente su cuerpo hacia mí.

— ¿Todo bien peque? — solo asintió, y volvió a mirar hacia el juez. Que en esos momentos estaba cabreado por la tardanza de la chica.

— ¿Están ustedes seguros que su hija va a aparecer? — preguntó el juez. Melanie no había llegado y eso hacía todo esto algo extraño. Aunque su padre y madre, se veían relajados.

Sabía que el señor Alexis y William estaban a la casa de los testigos. Agradecía que aparecieran y que a Marck se le diera la posibilidad de ir a su casa. No tenía idea del porqué ambos hombres no estaban allí, pero confiaba en qué su ausencia era para bien.

— Problemas con el tránsito, su señoría — dijo el abogado de Melanie algo nervioso y molesto.

— Lo lamento, pero este tribunal no se puede tener. —  miré a Marck, el seguía comportándose extraño.

En eso la mencionada llegó, envuelta en un vestido inmaculado blanco, no tenía escotes de ninguna clase. Mangas hasta los codos y largo por debajo de sus rodillas. Parecía recién salida de un convento, si hasta su aspecto era de ángel. Se notaba el empeño en que le pusieron a su apariencia, comparado con el aspecto de mi amigo, ella era la oveja y el lobo.

Marck empezó a temblar y su cuerpo empezó a caer hacia un lado, me levanté apresurada ver que caía al suelo. Los primeros en llegar a él, fueron sus padres y fue su padre, quien le quitó la camisa. Todos soltamos una exclamación al ver una venda de un color marrón, que cubría una herida en un costado de su cuerpo, alrededor de esa venda su piel estaba roja. Por unos instantes el me vio y cerró los ojos, por eso no quería ver a nadie. Había seguido siendo golpeado y Dios sabe cuántas cosas más.

— La audiencia se detiene, este hombre no puede estar aquí en estas condiciones...

— No — alcanzó a murmurar Marck — Puedo continuar.

— Es imposible, esa herida ¿Desde cuándo estas así? — la señora Ivanna estaba asustada, me acerqué y tome sus manos y el las apretó, con mucha fuerza tengo que decir.

— Orden — dijo el juez y Marck fue ayudado a levantar — ¿Está usted seguro de poder continuar? Le sugiero que vaya a la clínica y esta audiencia se aplaza...

— Puedo continuar, yo deseo que esto acabe — Melanie solo lo miraba sonriente y al ver que yo la miraba giro la vista.

Fue su padre el que notó ambas miradas, miró en mi dirección y luego a su hija. Lo vi levantarse y hablar con él juez y este pidió acercarse a mamá y a Diego. Marck se volvió a sentar con la ayuda de su papá, hermano y su padre se quitó la chaqueta y se la hizo poner. Vi a mamá alegar con David Rogers y este responder todo lo que mamá le decía. Al final, el juez los envío a todos a sus sillas y empezó a hablar.

Sálvame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora