Capítulo 13

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— Me duele la cara, de tanto fingir reír — le dije apoyando la cabeza en su pecho y él sonreía mientras me abrazaba.

Ya todos se habían ido y solo quedamos en el lugar nosotros dos, Stephan y sus padres habían insistido en que me llevarían a casa, pero me negué. El aun no me decía, porque llegó tarde, yo tampoco le había contado lo de esta mañana.

— ¿Eso quiere decir que no eres feliz? — me preguntó al separarse un poco de mí.

— No cuando sé que todo esto te puso incomodo — dije sinceramente — ¿Estás enojado? Sé que debí pedirte permiso para es escultura, pero no sería sorpresa si lo hiciera.

— No estoy enojado, estoy sorprendido, feliz, afortunado, pero enojado no estoy — me tomó de la mano y me llevó a un sillón, mis pies dolían de estar tanto tiempo de pie.

La mayoría de mis pinturas se habían vendido he incluso algunos quedaron sin llevar, la mayoría se fue decepcionada, pues querían la escultura, esa era una obra que permanecería en esa galería. Se sentó y luego me sentó en sus piernas, me quitó las zapatillas y empezó a masajear mis pies. Lo vi en su labor tan diligente que temí, dañar el momento, pero era necesario decirlo.

— Tu también me gustas — le dije y apreté los dedos de mis pies, lo cierto es que esa caricia en esa parte, estaba haciendo estragos en todo mi cuerpo.

Un sentimiento de vacío se dio cuando el dejó de masajear mis pies y me miró en silencio. Solté el aire, me dije que si él había tenido el valor esta mañana y yo lo rechacé, tenía que ser valiente y enmendar ese error.

— No tienes que decir lo mismo, solo para que no me sienta mal, no soy de cristal...

— No hagas eso — le interrumpí y me miró confundido — menospreciarte, lo detesto.

— Me has huido desde hace mucho, me tienes miedo, no hablamos como antes y soy consciente que la actitud de esa mañana no ayudó...

— Porque estaba asustada, confundida, siempre nos vimos como amigos, te podía ver sin camisa, o en ropa interior y nada pasaba. Ahora es distinto, me sofoco, tartamudeo, me siento desnuda y vulnerable. — me miró en silencio, parecía no creerme.

— Stephan volvió ...

— ¿Y? ¿No tengo derecho a ser feliz? — le pregunté y el me miró en silencio — No volveré con él, aun si tu no me correspondes. Jamás le perdonaré lo que me hizo, me engañó, por muchos años ser su novia era un favor y para ser más humillante todo esto, dijo que hacer el amor conmigo fue un premio de consolación, una despedida. — El rostro de Marck se tensó y tomó mi rostro entre sus manos.

— ¿Cuándo te dijo eso, El día antes de la despedida? — asentí y el soltó sus manos — lo siento, se supone que debía cuidarte, pero él me dijo que estaba celoso.

— ¿Aun crees que merezca una oportunidad? A veces pienso que los tíos solo quieren que me case con él, para poder vivir tranquilos — ese comentario lo hizo reír, a pesar de lo serio del momento.

— El punto en todo esto es que no sé qué siento exactamente, pero, me gustaría intentarlo, pero sin demorar diez años — dijo mirándome de reojo y le golpee con el zapato en el hombro, lo que solo ocasionó que se burlara de mí. — cuando papá se comprometió con mamá, ella lo obligó a llevar un anillo, — empezó a decir y sacó la cadena que me dio cuando fue apresado — ella decia que era injusto que ella llevara un anillo diciendo que se casaría, pero el no.

— Tiene mucha lógica — dije y él sonrió feliz.

— Como todo lo de mamá, — puso el anillo verde esmeralda en mi dedo y él puso el suyo, yo recordé que me lo quité el día que, salí enojada con él. — no es un anillo de matrimonio, menos uno de compromiso, es demasiado sencillo para será algo en especial. Pero si notas su textura, el color y el significado que tiene para nosotros, estos anillos nos representan. ¿Lo quieres intentar? Solo te digo que, si tu deseo es seguir con Stephan, no hay problema.

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