Capítulo 11

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VINCENT

Esa mañana y luego de estar casi seis meses sin trabajar, Marck, mi hijo iba a reintegrarse. Era apresurado decir que su vida, era hoy día igual a la de antes de esos dos meses en prisión, algunas cosas permanecían fijas en su mente.

Era el caso de la oscuridad, estar rodeado de muchas personas y los sitios pequeños y cerrados. Marck siempre fue de niño sensible, odiaba las confrontaciones y todo lo que tuviera que ver con la violencia. Eso no quería decir que no supiera defenderse, sin embargo, era muy dado a dialogar, antes que de enfrentarse a golpes con alguien.

La prisión fue para él, su peor castigo, si yo con toda la experiencia que la armada me dio, cuando llegué a prisión, sufrí al verme encerrado, no imaginaba lo que algo así pudo causar en Marck y peor aún, sí se tenía en cuenta todo por lo que había sufrido y que se negaba a hablar o a buscar ayuda.

Estaba dentro del auto, frente a la empresa de Davis Rogers. Desconocía los motivos por los cuales me quería allí, pero decía que era urgente. Por terceros supe que mi suegro, se había llevado a Melanie, mi esposa quería otro castigo, Alexis insistió en que la quería cerca de él. Saqué la llave el auto y salí, cerré la puerta y avance hacia el interior del lugar.

Recordé el edificio como el que había pertenecido a Alex y a su socio, entrar allí era recordar una época oscura en la vida de todos, la muerte de mi hermana, la de Sara, el secuestro de Fiorella, etc. Sin embargo, era la manera que tuvo la vida de sacudirnos a todos. Para obtener todo lo que hoy día teníamos, solo pensar, que quizás mis hijos podrían pasar algo así, me aterrada.

— Pase señor Vincent, el señor Davis lo espera — me habló la recepcionista antes de yo decirle algo.

— Gracias ¿El último piso? O está en otro lugar — la mujer sonrió y dejó el móvil a un lado.

— No está en el penúltimo, el último es una bodega — me respondió volví a agradecer y avancé

Había cambiado un poco, los pisos y el decorado, habían quitado la foto de Anthony que en años pasados estaba, hoy día en ese lugar había la foto de otro hombre. Me acerqué con curiosidad y leí el nombre, Wladimir Levenev, tenía el mismo apellido de Amelia, por lo que imagino era algún familiar suyo.

— ¿Vicent? ¿Qué haces aquí? — La voz de Tiffany Evans, la abogada de mi hijo me hizo girar. — ¿También te llamó?

— Si. — respondí quitando la vista del enigmático personaje de la pintura — No es que me guste mucho llegar acá — Caminé hacia ella y tomé la mano que me extendía — pero quiero llegar a un buen acuerdo, necesito que mi hijo, ya salga de todo esto.

— Es una pena por todo lo que está pasando — Tiffany era una mujer de estatura media, pero con un carácter fuerte y justa — Es increíble que se le declararán inocente y la gente siga señalándolo. — seguimos por el camino que indicaba los ascensores, ella estaba indignada, y con razón, sus esfuerzos para que mi hijo saliera de ese encierro fueron inútiles, pero estaba agradecido en que creyera en él.

— Gracias por siempre creer en él y por salir en su defensa en los medios — lo que ella y su esposo hicieron por mi hijo no sería compensado nunca. Salieron como familia y declararon conocer a Marck, que confiaban en su inocencia, que era incapaz de hacer un acto así — No hemos tenido tiempo de hablar con usted y a su esposo, estoy agradecido con todos ustedes por todo lo que hicieron por él. Aun mas, por permitirle a su hija que le ayude y que se mude con él.

La abogada sonrió, mientras negaba, ya habíamos llegado al área de los ascensores y fue ella quien presionó el botón. Me observó unos instantes y luego volvió la vista a los números que se iluminaban en descenso en la parte de arriba de las puertas metálicas.

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