25: Ostras.

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—¿Por qué, Crowley?

     Azirafel sentía el torrente aliento de Crowley tras su cuello, soplando sin empatía alguna. El alienígena sigue sin conocer el espacio personal. Sin embargo, Azirafel gratamente se ha acostumbrado.

—No nos falta nada, ¿acaso quieres algo? Te lo puedo comprar —le dijo Azirafel.

—Ostras... —susurró Crowley.

     Azirafel frunció el ceño. Una de las muchas cosas que Crowley aprendió, fueron las groserías, pero, Azirafel le reprendió por ello, así pues, le dio un catálogo de palabras con las que podía liberar su frustración. No quería que Crowley se convirtiera en un malcriado. Esta es una casa culta, no un bar de mala muerte. ¿Qué estará molestando a Crowley?

—¿Crowley?

     Crowley le vio, suspiró y soltó—: olvídalo.

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Palabras: 118.

Experiencias de un extraterrestre abandonado |Good Omens|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora