Experiencias de un extraterrestre abandonado |Good Omens|

29: Serendipia.

Crowley miró las copias de las llaves, son de la casa de Azirafel. Tenía un colgante de flores que el mismo humano hizo y pintó en su estudio. Pidió vino en la licorería en la que estaba. Aprendió a la perfección los modismo y reglas de interacción humana, como Azirafel fue su maestro, su forma de hablar tenía un toque de elegancia.

     No comprendía a Azirafel, quería estar con él, mas no quería estar atado a cuatro paredes. Ya lo estuvo una vez.

—Seeh... La verdad estoy mejor sin él, sabes, era lindo y eso, pero... Era muy obeso —confesó una voz áspera, varonil, atractiva hasta la médula.

     Crowley la reconoció, la voz la oyó en videos de internet.

—¡¡Te has quitado un GRAN peso de encima!! —le apoyó una segunda voz.

—Lo único que extraño de él es su casa de verano, ¡tiene un jardín enorme para hacer carne! Ah...

—Podrías pedírselo prestado, al ser tú, seguro ni siquiera lo piensa.

—No suena mal, podría abogar por nuestros casi diez años juntos.

     El fuego ardió, flamas consumiendo la poca paciencia de Crowley. Sus puños rodeados de un cosquilleo incitador.

—¿Cómo alguien como tú se fijó en una bola de grasa como esa?

—Tiene talento, es bueno pintando —dijo Gabriel.

     La cerveza que iba a sus labios terminó en el piso. La cara le dolía y posiblemente ha perdido un diente. La persona que lo ha golpeado debe ser enorme.

—¡Idiota, él es serendipia! Y usted una mierda bien esculpida, ¡pero eso no te quita lo mierda! ¡No te acerques ni un milímetro a ese ángel! —exclamó Crowley.

     Gabriel vio al hombre, podrían medir lo mismo aunque, Gabriel es más musculoso. La mano delgada hecha un puño, sin discusión, este hombre le ha golpeado a mano limpia. Sin dudarlo, asintió. Gabriel es ese tipo de persona naturalmente cobarde.

________

Palabras: 308.