El Chico Del Semáforo Sterek & Thiam AU

Almas Entrelazadas

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Capítulo 23

Antes de que la manada de Satomi llegará a la mansión Hale Derek decidió, que sería perfecto ir de paseo y así aprovechar y mostrarle su verdadera naturaleza, por eso es que llevan unos diez minutos caminando por el bosque.

—¿A dónde me llevas? – pregunto Stiles.

—Ahora lo verás – dijo el moreno.

Agarraba de la mano al castaño internándose con él hacia el interior del bosque que rodeaba el pueblo.

Cubrieron una gran distancia hasta que llegaron a un pequeño claro.

Soltando de la mano al chico, el mayor se volvió a éste y empezó a quitarse la ropa.

—¡Ey, ey, ey, alto, alto Derek! – detuvo el castaño al verle completamente desnudo.

—No es lo que piensas Stiles – calmó el azabache.

—¿A no? –achicó los ojos Stiles.

Derek dio un paso hacia él.

—Me gustaría mostrarte algo – dijo.

—¿El…el qué? – titubeó Stiles.

Derek echó las manos a tierra para, en menos que canta un gallo, desaparecer y convertirse en un…

—¡Ooh Dios, e…eres… –

Stiles cayó de culo debido a la sorpresa.

El negro lobo se aproximó hacia él, con paso lento y abriéndose camino entre sus piernas.

Stiles estiró una mano con la idea de tocarle y pudo ver cómo el animal agachó la cabeza dándole permiso para hacerlo.

Los dedos del castaño acariciaron el pelaje negro del lobo.

Despacio, éste arrimó su hocico al rostro del joven y le obsequió con un lametón.

Inmediatamente, dejó de ser un lobo para recuperar su aspecto humano.

En segundos las manos del castaño asieron su rostro de ambos lados.

Y sus ojos se encontraron.

Verde oliva con marrón whisky.

—Esto es lo que soy, Stiles – repuso Derek.

Una sonrisa asomó en los labios del chico.

—¿Y? – restó importancia –Sabes que a mí no me asusta, soy igual que tú ya me viste convertido en zorro, no me importa verte ahora yo a ti.– habló Stiles sonriendo con cariño.

Lentamente, el hombre lobo acortaba la escasa distancia entre ellos hasta que atrapó los labios del castaño.

Los dos iniciaron una serie de besos dulces, suaves y tiernos pero que fueron tornándose intensos, hambrientos y llenos de deseo.