9. Presentaciones

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   Esa noche se despidieron tarde, aunque solo aparentemente, pues en cuanto salió por la puerta el rubio se apareció en la habitación de su castaña. Ella había retirado las protecciones antiaparición sospechando qué haría algo así.

- Sabía que volverías- le dijo Hermione abrazándolo por el cuello- por eso retiré la protección.

- Pues ya iba a regañarte, no puede ser tan fácil aparecerse en tu habitación.- le dijo coqueto Draco.

- Solo tú puedes hacerlo. Es más, no puedes irte si no las vuelvo a retirar, a no ser que quieras salir por la puerta y pasar delante de la habitación de mi padre, la de mi abuelo y la de mi hermano.

- Uff! Prefiero no tener que hacerlo. Dime, ¿Cuáles son tus condiciones para dejarme ir?- le susurró coqueto el rubio en el oido mientras la abrazaba por la cintura.

Hermione puso los brazos sobre los hombros de su novio y lo abrazó por el cuello acariciando el pelo que caía sobre su nuca.

- Mmmmm, no se, déjame pensar un poco...

El rubio no se pudo contener al tenerla tan cerca y sentir su aliento sobre la boca. Se abalanzó sobre sus labios y la besó de manera hambrienta invadiendo su boca en cuanto la chica jadeó y le dió acceso.

La temperatura en la habitación subía por momentos, a medida que el beso se hacía más apasionado.

- Draco, haz el hechizo antes de que se nos olvide. Tengo la varita en mi mesita.

  El chico cogió su varita y hizo el hechizo anticonceptivo y el de insonorización, no quería que los Nott al completo oyeran todo lo que pretendía hacer disfrutar a su castaña.

Con todas las precauciones tomadas Draco cogió a Hermione por las nalgas y la levantó, haciendo que envolviera las piernas en su cintura. Con ella en brazos comenzó a andar hacia la cama. En cada paso Hermione notaba el abultado miembro de su novio rozar su entrepierna, lo que la hacia excitarse mucho. Sin esperar a llegar a la cama empezó a desabotonar la camisa del chico, dejando a la vista su perfecto torso. Jadeó en anticipación a lo que iba a pasar y eso puso a mil al rubio que se dejó caer en la cama con ella encima. Abandonó los labios de su chica para morder su cuello y bajas hasta sus pechos al mismo tiempo que le quitaba la blusa. Hermione desabrochó los pantalones del Slytherin y los bajó con dificultad, debido a la obstrucción que provocaba la erección de él. Al zafarse de ellos Hermione metió su mano dentro de los calzoncillos cogiendo firmemente el miembro de Draco. El gruñó al sentir el contacto y elevó sus caderas en respuesta. Sin poder aguantar más la Gryfindor sacó el miembro al exterior y bajandose sus pantalones y retirando a un lado su tanga lo encaró a su entrada y se dejó caer sobre él. Ambos gimieron y comenzaron a moverse frenéticamente. Se necesitaban, se amaban y se deseaban.

- Nunca me cansaré de tí.- jadeó
Draco.- Eres incluso mejor de lo que me imaginé.

- Nunca dejaré que te canses, tú me haces sentir viva y contigo puedo ser yo misma.

Ambos aumentaron la velocidad de sus movimientos, Draco la envestia con desesperación y Hermione movía sus caderas para aumentar la profundidad. Tras algunos minutos los dos se dejaron ir, alcanzando asi la cima del placer.

  La castaña se tumbó sobre el pecho de su novio y este le acariciaba suavemente la espalda hasta que lograron tranquilizarse.

- Creo que aunque no me agrade la idea debería irme- se quejó Draco.- No creo que a tu familia le agrade mucho si me encuentran aquí.

- Lo dices como si fuese un castigo ir a la mansión.- replicó Hermione con una sonrisa.- No es para tanto, recuerda que mañana venís a comer aquí.

¿Y ahora que?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora