10. El cumpleaños de Draco

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La comida fue muy entretenida. Las serpientes resultaron ser muy divertidas y buena gente cuando podían desprenderse de sus máscaras de frialdad. Todos olvidaron el pasado y las viejas rencillas, dándole una oportunidad a esta nueva amistad que estaba naciendo.

Al terminar de comer Draco y Hermione salieron a dar una vuelta por los jardines.

- Recuerda, el sábado es mi cumpleaños. Saldremos a cenar y si quieres luego podemos ir a mi cabaña- dijo el rubio sugerente.

- Claro que quiero amor, pero no quieres celebrarlo con tus amigos?

- No creo conveniente celebrar nada en la mansión dadas las circunstancias. Con mi padre en Azkaban y la insoportable de Astoria allí...

- Si quieres puedo hablar con mis padres y lo celebramos aquí- dijo la castaña que no sabía nada de la fiesta que tenían preparada los amigos del rubio.

- No te preocupes, con estar contigo tengo suficiente. - Le dió un tierno beso y la miró a los ojos.- Ahora tengo que irme. He de firmar unos documentos urgentes para autorizar la expansión de mis empresas al mundo muggle. Nos vemos esta noche. Te recojo para cenar.

Al irse el rubio los tres Slytherins y Harry le contaron a Hermione los planes para el cumpleaños de Draco y ella aceptó ser la encargada de llevarlo hasta el pub después de cenar.

La semana trascurrió tranquila, Draco volvió a sus quehaceres en las empresas Malfoy ya que debía dejarlo todo en orden para cuando empezase en Howarts. El padre de Hermione se ofreció a ayudarlo en la gestión y el joven aceptó encantado.

El sábado por fin llegó y Draco fue a recoger a su novia para su cena de cumpleaños. Había recibido un montón de lechuzas con felicitaciones y regalos, lo cual hizo que no sospechase nada de la fiesta. Al llegar allí estaban sus cuatro amigos y Potter arreglados.

- Buenas noches, vengo a recoger a Hermione. Veo que vais a salir, ¿juntos?- preguntó Draco con la ceja alzada al ver a Harry  junto a Pansy.

- Saldremos en grupo, allí estan los amigos de Harry esperandonos- dijo la pelinegra sonrojada. Su relación había mejorado con el ojiverde y ya se llamaban todos por su nombre.

- Ah! Ok, nos vemos mañana. Voy por mi chica.- se despidió el rubio.

Harry estaba sumamente nervioso, sabía que esa noche volvería a ver a Mirna y estaba dispuesto a convencerla para que se quedase en Londres. Esa chica le había hecho sentir cosas increibles.

- Será mejor que nos vayamos- la voz de Blaise interrumpió sus pensamientos- hay que asegurarse de que todo esté listo antes de ir a cenar.

Los cinco se tomaron de la mano para aparecerse en el pub. Harry sintió un agradable cosquilleo al tomar la mano de Pansy, pero lo atribuyó a sus nervios. Llegaron al pub y terminaron los últimos detalles. Solo quedaba esperar.

- Blaise, sabes a que hora llegará Mirna?- preguntó Harry nervioso.

- Ella vendrá tarde, tenía una cena importante con su familia, por eso vino a Londres. Pero vendrá, no te preocupes. Ella también quiere verte.

El moreno lanzó una mirada a su amiga Pansy, que a su vez cruzó su mirada con Daphne. Esperaban que las cosas saliesen bien.

- Bueno, que os parece si vamos a cenar? - dijo Theo rompiendo la tensión.

- Buena idea Theo, vamos a la pizzería nueva de la esquina.- respondió Pansy dándose rápidamente la vuelta para salir, lo que hizo que diera un traspiés y de no ser porque Harry la cogió hubiese dado con sus huesos en el suelo. Al tenerla en sus brazos Harry sintió el aroma de la chica, le resultaba familiar y agradable. La tuvo en sus brazos más tiempo del necesario. Se sentía bien tenerla así.

¿Y ahora que?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora