27. Casados

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Seguían abrazados en la biblioteca, Rosee se había marchado de forma apresurada tras balbucear un poco entendible <<Adios>>, ella sabía lo que iba a pasar en breve allí mismo y era más de lo que podía soportar. Debía haber sido ella la que disfrutase de las atenciones del rubio. Maldita fuera su suerte, seguro habían intercambiado las pociones al tropezar. Por eso Hermione estaba tan apurada, temía que algún estudiante viese la poción anticonceptiva. Maldita mojigata!!! Aun estaba analizando la situación cuando escuchó gemir al rubio. Salió de forma abrupta sin atreverse a mirar atrás.

- Nos vamos? - dijo Hermione rozando los labios de su prometido.

- Si, pero dame un beso antes. - pidió el rubio que sentía como crecía el deseo de hacerle el amor allí mismo.

Gimió al sentir los labios de su chica sobre los suyos y la acorraló contra uno de los estantes. Hermione jadeó, lo que excitó todavía más al rubio.

- No se que me pasa lionne, necesito hacerte el amor ahora mismo!! Mira como estoy - cogió la mano de Hermione y la llevó a su entrepierna - no puedo esperar.

Hermione sintió lo duro que estaba. Su miembro palpitaba dentro de los cada vez más apretados pantalones y podía sentir el calor que desprendía. La lujuria invadió a Hermione, que se abalanzó a sus labios y lo besó con desesperación. Draco hizo un hechizo de invisibilidad, oírlos no podían a no ser que alguien llegase a sentarse en la mesa, algo difícil pues se veía ocupado por pilas de libros, pero podían verlos desde varios puntos de la biblioteca. Aunque a esas horas ya no quedaban muchos estudiantes, no era necesario correr el riesgo.

Draco le rompió la blusa desesperado por tocar su piel, cogió uno de los pechos y comenzó a amasarlo y a pellizcar el pezón. Hermione gimió, Draco nunca había sido tan rudo, pero no le desagradaba. No había duda de que era él, llevaba la pulsera, pero estaba segura de que había algo más. De repente sintió como el dedo de su novio entraba en ella. Un grito de placer se escapó de su garganta. Draco le dio la vuelta y la inclinó hacia el estante repleto de libros. Le subió la falda y le apartó el ya mojado tanga. Sin llegar a bajarse los pantalones liberó su miembro, erecto y húmedo y la penetró de una sola estocada. Las embestidas eran duras y constantes. Draco la sostenia por las caderas y con ello la atraía hacia él en cada embestida aumentando la profundidad de estas. Hermione jadeaba desesperada. Le gustaba esa faceta salvaje de su prometido. Giró un poco la cabeza para verlo y se encontró con unos ojos llenos de deseo, hambrientos de ella. Se mordió el labio inferior y ante esa acción Draco no pudo evitar apretar más su agarre y darle una palmada en el trasero a su castaña. Un gemido salió de su garganta, sorprendida por ese erótico golpe. El rubio aumentó el ritmo, llevando ahora la manos hasta los pechos de Hermione. Ella cogió una de las manos de su excitado prometido y se llevó un dedo de él a su boca, succionandolo y acariciandolo con su lengua como lo haria con otra parte del cuerpo del chico si no la tuviese entre sus piernas. Tras varios minutos de caricias, besos, lametones y embestidas, ambos llegaron a la cumbre del placer de forma tan brutal que sintieron como parte de los fluidos de ambos corrian por los muslos de ella.

Al recuperar la respiración Hermione se dio la vuelta y besó a Draco.

- Eso ha sido brutal, nunca te he visto tan desbocado - le dijo coqueta.

- Tú tampoco te has quedado atrás - contesto él apretando su agarre- alguien aquí abajo esta deseando que le hagas lo mismo que le has hecho a mi dedo.

- Cuando quiera, será un placer. - Hermione notó como su deseo volvia a crecer.

- Creo que será mejor marcharnos antes de que vuelva a hacerte el amor. Aunque parezca increible mi amiguito vuelve a animarse. - respondió Draco viendo como palpitaba su miembro.

¿Y ahora que?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora