Incognito: Memoria Abyssi || BOOK 2#

64. Sueño Profundo: Lie

—Finalmente has venido. El último en llegar—La voz suena como un silbido de viento—. La inconforme veela llena de elegancia.

Jimin se mantiene en su lugar, con expresión neutra y porte fino. Usando un traje costoso que ayuda a brindarle más presencia de la que ya tiene por sí mismo. No luce intimidado en lo absoluto. Dando lugar al que el único asustado –como sería lo normal-, fuera Hoseok. La entidad da una risita, acercándose a él.

—De haber venido antes, te habría visto más hablador y menos triste. Una pena.

—No vine porque tú no quisiste que viniera. Nos has estado trayendo en orden ¿No es cierto? Nos hiciste buscar cómo llegar al sueño profundo, pero al final, eres tú quien controla todo esto.

—Me declaro sorprendido. Pensé que no se darían cuenta—admite risueño—. Aunque, claro, tú siempre has sido así.

La entidad tiene claro que Jimin es alguien muy observador. En su propia ansia de perfección, analiza las situaciones desde muchos ángulos y hasta el último detalle. Sin compartirlos para que sus opiniones no se vean influenciadas por terceros. Sus ideas se ven puras y únicamente suyas llegado a este punto.

Con todo lo que recopilado por los demás.

Guardando silencio en cada conversación, tomarlo todo y formular sus propias hipótesis.

—Un Slytherin. Sin duda. No hay mejor elección que la tuya... Capaz de esconder mucho, para ser quien consiga la respuesta. Sin arriesgar al resto. Encantador. —Elogia tomando asiento. Jimin toma una copa de vino y lo mira—. ¿Vas a beberlo?

—Tae y Hobi tomaron té.

—Niños.

—Jungkook lo derramó.

—Un animal.

—No—Corrige al instante, levantándose—. Tan solo no te está siguiendo el juego.

Derrama el vino en la cabeza de la entidad. A pesar de lucir como humo, es capaz de empaparlo. La barbilla y boca visible muestran una sonrisa. Algunos mechones de cabello que se adhieren a la piel. Jimin da un respiro, dejando la copa a un lado y viendo a detalle la habitación.

La iluminación tenue, los floreros en el orden en que todos llegaron aquí. Siendo el suyo el último.

—Investigué los colores... Me llamó la atención que el mío fuese gris—admite, con la entidad permaneciendo quieta—. Es un color que manifiesta un intermedio entre luz y oscuridad, también sabiduría... melancolía, vejez... constancia y llega a ser tristeza—culmina, acariciando la cerámica—. Me hiciste venir ahora, que estoy triste por la muerte de mis padres y mi color se identifica más con el gris.

—Unes muchos puntos. Me sorprendes. Es divertido.

—Jin cree que juegas con nosotros.

— ¿Y le crees?

—No.

— ¿Por qué?

—Porque quien juega se esmera más en esconder las pistas. Tu dejas todo por aquí... tirado—La entidad se levanta y ríe—. Tú esperas que te descubramos... aquí, no fuera. Por eso destruiste los dibujos de Yoongi.

—Yo no lo hice. Aunque no me vas a creer... ¿Qué quieres hacer viniendo aquí? Pídeme lo que deseas y te lo daré.

—Tuviste que ver, con eso es suficiente para echarte la culpa—bufa malhumorado—. Quiero ver el sueño—informa—. El verdadero sueño.