51. Dientes sangrientos

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—Inteeeeeeeenta avisar cuando regreses. Así vamos a estar preparados para recibirte. Es casi atacante que aparezcas de la nada sin más.

Jungkook asiente con la cabeza y toma el traslador. Despide con la mano de Jin, Hoseok y Namjoon y desaparece del lugar. Los demás ya se habían ido, por vagancia tardo en marcharse. Además de que quería aprovechar la mayor cantidad de tiempo posible con sus amigos. Antes de irse por cosa de dos meses.

El olor que siente apenas pone pies en Bulgaria resulta extraño. Está mortalmente claro el hecho de que hay más manadas transitando la zona, también humanos buscando refugio en estas zonas rurales donde es menos propenso a que los ataquen. Cambia de forma, sacudiéndose dentro del poncho amarillo que Hoseok le dio por navidad.

La tela es especial según él, por ello no se dañaría rápido. Anda para introducirse entre la maleza y se detiene para aullar, tardando en recibir una respuesta de parte de alguien de la manada. Corre entre la maleza para llegar a donde se encuentra el cumulo de lobos. Sin tiempo de salir totalmente es arrollado por una masita pequeña y peluda que agita la cola y saca la lengua.

Gruñe juguetón, sacudiendo la cabeza y apoyándose en las patas traseras al igual que su hermano menor antes de perseguirlo, jugando entre todos los demás. Llegando a casa de puro milagro, con su hermano encima.

— ¡Llegaste! —La loba salta hasta él, empezando a lamerle la cara y frotar su rostro con el de Jungkook. Aun es más pequeño que ella. Mas no por mucho tiempo seguramente—. ¿Todo estuvo bien? ¿Ninguna estrella te cayó encima?

—No. Se llaman bombas, por cierto.

— ¿¡Eso son bombas!? No sabía que los humanos las tiraban desde el cielo ¿Cómo lo hacen? —pregunta su padre, ladeando la cabeza. Curioso a matar. Jungkook baja las orejas.

—No quisiera hablar de eso. Es muy feo. En Inglaterra olía a muerte, ceniza y cemento. —Da un chillido suave y el lobo pequeño cae de su lomo, buscando juego de nuevo. Jungkook deja su collar para poder ir a jugar con su hermano menor.

Jugar hasta los bordes del territorio que les pertenece es cosa natural. Teniendo dentro del mismo buena parte de un lago. Jungkook queda con la lengua fuera y bebe el agua calmada y fría. Hundiendo la cabeza para sacudirla. Un peso encima lo sobre salta.

—Debiste ir a decirme que llegaste. —informa el Alpha con tono malhumorado. Jungkook chilla.

—Quería jugar con mi hermano. —Excusa Jungkook.

El lobo grande bufa.

— ¿Las veelas de verdad no vinieron?

—No los iba a poder convencer, pero me dijeron que vendrían cuando no vaya a explotar una bomba sobre sus casas—Levanta la cabeza, echado en el suelo. El Alpha es tan grande que aun sobra espacio con Jungkook bajo su cuerpo—. Ellos también tienen familias y no quieren alejarse, porque implicaría no verlas nunca más.

—Entiendo... —Rueda los ojos, evidentemente molesto y disgustado de comprenderlo. Jungkook da una risita y se pone boca arriba, sacando la lengua y las patas hacia su pecho.

— ¡Estaremos bien! Ser pocos hace que no importe atacarnos—Mueve la cola animado—. Así que estaremos siempre a salvo si estamos aquí. Al menos por este año.

— ¿Cómo sabes todo eso?

—Instinto.

—Tú instinto hizo que perdiéramos un alce la última semana que estuviste aquí.

— ¡Eso es otra cosa que no tiene nada que ver!

~ * * * ~

Pasar tiempo en Bulgaria es sumamente relajante. Sobre todo, cuando no escucha gritos o tiene la sensación de que algo sucede a su manada en Inglaterra. Es reconfortante. Extraña mucho estar en forma de lobo. Es algo que no puede hacer casi nunca en Hogwarts. Extraña su pelaje, sus patas, sus orejas, su cola. En fin, sería el paraíso si lo permitieran estar en su forma más "natural"

Incognito: Memoria Abyssi || BOOK 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora