Capítulo 33

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Valentina's POV

Después de la confesión de Juliana todo tomó un camino diferente. Ella ya no tenía miedo de mirarme o sonreírme sin razón. Ese día me había quedado a dormir y ella me hizo saber que lo único que necesitaba de mi era mi cercanía. Los días pasaron volando, pasábamos todo el tiempo que podíamos juntas hablando de todo y de nada al mismo tiempo. A pesar de que todo estaba bien con Juliana había olvidado que tenía una vida antes de conocerla. La operación de Juliana era mañana y tenían que ingresarla a las 7 de la mañana. Decidí llamar a Guillermo y preguntarle cómo iba todo.

- Hermanito, hablé.
- Vale, hola. ¿Cómo estás?, me preguntó.
- Estoy bien gracias, ¿y tú cómo estás?.
- A penas llegando a casa de trabajar. ¿Está todo bien?, me preguntó preocupado.
- Si, solo quería saber cómo iba todo con lo de papá.
- No quiero involucrarte en esto Valentina. No es un asunto en el que debas estar.
- Debería estar involucrada porque es mi familia Guillermo. No me trates como si fuera una niña de 10 años porque tengo 21 si no lo sabes.
- Lo siento. Escucha, por el momento no tenemos mucha información pero este señor es peligroso Valentina. Una periodista me contactó para hablar conmigo acerca de la relación de Hugo con papá y bueno tiene un grupo con gente que ha perdido a seres queridos por culpa de él. Azucena me aseguró que nos ayudaría a que Hugo no haga que perdamos todo.
- ¿Es un grupo de matones Guillermo?.
- Unos son agentes retirados de la marina, otros sobrevivientes de guerra y agentes de seguridad nacional. Es gente que yo ya conocí Valentina, te prometo que son buenas personas aunque quieran cortarle la cabeza a Hugo, me dijo él.
- Tengo que darte un dato interesante. ¿Te acuerdas que te dije que estaba yendo a terapia con una psicóloga?.
- Si me acuerdo.
- Mi psicóloga perdió a alguien que ella amaba por un atentado que no iba dirigido a ella si no a unos políticos que se encontraban en el mismo lugar que ellas. Ella recibió disparos pero fue la única que sobrevivió. Cuando le pregunté si sabía quién había sido ella me dijo que era Hugo Ramazzoti. La razón del atentado fue porque ellos lo denunciaron con la policía. Investigué en internet sobre noticias y artículos que hay. Te enviaré por correo las fotos.
- Vaya, al parecer este señor de verdad que está metido en nuestro mundo y en el de todos al parecer, me dijo suspirando.
- Escucha Valentina, no hables con esto con nadie porque es peligroso. Por favor lleva a Jacobo a donde vayas, este señor nos lleva la delantera porque tiene información valiosa de nosotros y nosotros de él nada. ¿Necesitas que mande a alguien más para tu seguridad?, me preguntó.
- Estaría mejor si lo haces, realmente ahora comprendo la inmensidad de esto.
- Llamaré a Jacobo para que haga esto lo más rápido posible. Te llamaré en cuanto tenga información, cuídate mucho Valentina y saludos a Juliana.
- Chao gracias, cuídate tú también. Besitos.

Salí de mi habitación y bajé las escaleras dirigiéndome hacia la cocina en donde Juliana se encontraba dándole órdenes a Jacobo sobre cómo hacer una salsa de tomate y parecían tan ajenos a que yo estaba ahí.

- ¿Así señorita Juliana?, le dijo él intentando agarrar uno de los tomates.
- No Jacobo, tienes que tomarlo y ponerlo dentro en la licuadora, le respondió ella riéndose.
- ¿Por qué no mejor pedimos comida como siempre?, le preguntó él ya cansado de intentar cocinar.
- No le digas a Valentina que dije esto pero la comida casera le patea el trasero a la comida rápida. ¿Es que tú no lo sabes?, le dijo ella indignada.
- La verdad es que en eso llevas razón Juliana, le respondí yo saliendo del rincón desde donde los había estado observando.

- Gracias a Dios aparece señorita Valentina, Juliana no deja de darme órdenes de cómo poner unos malditos tomates a cocer y la verdad es que me rindo, dijo Jacobo.
- Juliana, siéndote honesta yo nunca aprendí a cocinar y la verdad es que ese siempre fue el trabajo de Chivis. Sin embargo podemos intentar comer un poco más sano al menos mientras tú estás aquí, le respondí.
- Juliana es muy pesada señorita Valentina y no entiendo como la soporta, dijo Jacobo en tono de broma.
- Es una pena Jacobo que no me pueda parar y volverte mujercita, quizá así podrías cocinar, respondió Juliana divertida.
- La verdad es que yo tampoco sé cómo la soporto, cuando lo averigüe te cuento.
- No te metas conmigo Valentina, me dijo ella riéndose.
- ¿Podemos cenar?, preguntó Jacobo.
- Pediremos comida pero llamaré a Chivis mañana por la mañana para saber cuando regresa porque la señorita aquí prefiere la comida casera.
- Prometo que cuando esté mejor y me pueda parar por si sola patearé sus traseros por meterse con la comida casera, dijo ella sentándose en uno de los sofás de la sala.

Connected Roads (JULIANTINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora