Adore 💙 || AU KookMin

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Como había prometido, JungKook le pasaría la tarea a JiMin, para ello debía de reunirse con él en el patio ya que ahí lo habían acordado, y así, debajo de un gran árbol de frondosas hojas verdes, el chico de gafas esperaba a que llegara su amigo.

—¡JungKook! Ahí estás— esa reconocida voz llamó su atención haciéndolo mirar hacia su rostro —No sé cómo agradecerte, gracias.

—No es nada, aquí tienes— a continuación extendió un libro verde hacia el rubio, quien lo tomó y abrió directo en la página que necesitaba; pasaron de estar de pie, a sentarse bajo la sombra del grande arbusto.

—¿Para qué me citaste? Bien pudiste haberme pasado fotos— preguntó mientras su vista se centraba en las palabras.

—Oh bueno, quería saber si podíamos salir luego— miró sus manos para poder hablar bien —Hace casi una semana que no salimos, ya sabes, la escuela nos 'consume'— hizo comillas con sus dedos sin cerciorarse de que el chico a su lado mirara la acción.

—Oh, ya veo— JiMin detuvo su escritura y miró a su amigo, quien miraba al frente a lo que parecía ser un pajarito —Claro, me gustaría salir ¿Te parece éste viernes después de la escuela?— no esperó a recibir la mirada de Jeon y se apresuró a copiar el texto ajeno.

—Ah, me parece excelente— lo miró.

Para ser honestos, JungKook no era una persona a la que le gustara salir, pero si se trataba de salir con JiMin, él iría hasta lugares donde no se atrevía a ir solo. Un calmante silencio se creó entre ambos, el rubio escribía con calma pero sin detenerse mientras JungKook observaba al contrario con detalle, recorrió su perfil con la mirada, sus ojos, su naricita y sus labios; podría describir que la sensación en su estómago era peculiar pero le agradaba sentirla pero, era cruel que en su mente siempre pasara una y otra vez esa idea de la imposibilidad de tener algo más allá de una amistad con él.

—Aquí tienes, JK— el chico salió de su ensoñación cuando escuchó la voz de JiMin, quien le estaba dando su libro de vuelta.

—O-oh, claro— casi al mismo paso, ambos se pusieron de pie y guardaron sus cosas en sus respectivas mochilas.

—Entonces... El viernes ¿Cierto?

—Sí.

—Okay, nos vemos— el chico de gafas vió que el rubio corría al edificio.