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JiMin ya había ido a casa de JungKook varias veces y desde luego que se la había pasado bien, suponía que esa no era la excepción pero ahora que su relación había cambiado, sentía como si fuera por primera vez, estaba algo nervioso y ni él sabía porqué.

—Bueno, ya sé que has ido a mi casa antes, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez?— el chico de gafas redondas miraba atento las facciones de su pareja.

—Creo que ha pasado un año— dije después de haber recordado bien.

—Ah, wow, entonces supongo que te daré un tour nuevamente, no es gran cosa después de todo— miró hacía otro lado mientras caminaban, siempre tomados de la mano.

—Me interesaría saber— río por lo bajo al ver la timidez del pelinegro.

Caminaron unas cuadras más mientras hablaban de trivialidades, el rubio añoraba esos días donde iban juntos a la escuela y en la salida regresaban a casa, se separaban cuando tomaban sus respectivos rumbos pero era agradable caminar con compañía, podía asegurar que las risas de ambos resonaban por toda la manzana. Eso era cuando ambos eran compañeros de clase, ahora que cada quién tenía un grupo distinto les fue menos posible juntarse como solían ya que a veces sus horarios eran diferentes.

Ahora mismo habían acordado esperarse hasta que el otro saliera y a pesar de que no hubo mucha demora, ya habían extrañado el ir juntos a casa, la única diferencia era que ahora eran novios. No recordaba a Kook contándole su día porque nunca había sucedido, hoy podía escucharlo por primera vez, entonces lo vió.

Jeon y él eran unos amigos tan cercanos pero las cuestiones escolares lograron distanciarlos un poco, seguro que algo había cambiado en todo ese tiempo, ¿Desde cuándo era el amor platónico de JungKook? ¿Acaso había sido desde el cambio de grupo?

—Hemos llegado— una casa de color crema con algunas secciones en celeste estaba frente a él.

Justo como la recordaba pensó.

Kook insertó la llave y abrió la puerta invitando a su novio a pasar. El rubio sintió nostalgia porque aunque la pintura de las paredes era distinta, atesoraba esos días donde la madre del pelinegro lo invitaba a comer, justo ahora ella no se encontraba, seguro estaba trabajando, pero sabía que la señora siempre lo aceptaba en su hogar.

—¿Qué te gustaría hacer?— preguntó el anfitrión.

—¿P-perdón?

—Si, ya sabes ¿Quieres ver una película? ¿Comer?¿Jugar videojuegos?— Park volvió a respirar, no era porque su mente pensó en otra cosa, o bueno, tal vez sí.

En parte sabía que JungKook no era tan atrevido como para proponerle hacer alguna otra cosa que no fueran pasatiempos comunes, además, no podía soportar esa idea de besar al chico de gafas aún; lo seguía viendo como un amigo y arrebatarle un beso se le hacía incorrecto, no quería pensar tanto en ello así que salió de sus conciencia para darse cuenta de que el protagonista de sus pensamientos se encontraba en la cocina y el reconocido olor a palomitas de maíz llegaba ligeramente a su naríz.

—¡Escoge una película! ¡En el estante están los estuches!— un grito proveniente de aquel sitio.

Sonrió.

Entre todas los estuches de plástico busco una en específico, la favorita de ambos, y cuando la encontró se estiró para intentar alcanzarla.

¡¿Pero qué sucedía?! JiMin era alguien alto, según él, y así, estaba a poco de tomar la funda pero no pudo. Revisó que el azabache siguiera en la cocina, no quería pasar vergüenza, y cuando no vió rastro de él en la estancia se dedicó a ponerse de puntillas y finalmente lo logró, dió media vuelta satisfecho de su cometido pero topó directo con la mirada atenta de Kook.

Adore 💙 || AU KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora