4》 La bienvenida de Flug

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---Bien, Fluggy, hogar dulce hogar.

Flug nunca acostumbró a que las niñas lo trataran con la dulzura de Clemencia, pero allí se dio.
Se encontraba al frente de una mansión pintada de blanco, y de ventanales que reflejaban el cielo azul y despejado.

---Es...un sombrero.

---Ya sé, ya sé. No es lo más común del mundo. Pero se mantiene bien, a pesar de tener más años que yo---rió la chica de melena celeste.

A continuación, lo invitó a pasar. Flug sabía que su aspecto era aterradoramente familiar. Ya no era la sola cuestión de que tenía un aspecto brillante e irónicamente reconfortante, como si fuera una guardería. En otros tiempos se habría sentido felizmente relajado. Ahora lo único que sentía era una sensación extraña a medida que ondaba más en los detalles.

Subió por unas escaleras y dobló en un par de esquinas hasta dar con la oficina de su nuevo patrón. La chica que lo guiaba la abrió. El interior tenía las paredes iguales que el resto, tapizadas con papel azul, y los muebles de madera oscura.

---¡Oh, White!---exclamó Clemencia armoniosamente---A que no sabes lo que te traje.

El mencionado se encontraba leyendo el diario en su escritorio---o más bien, jugando desmotivadamente con una de sus páginas---hasta que alzó la vista y clavó la mirada en Flug, quien se limitó a saludar simpáticamente con la mano.

El jefe se levantó de su silla, atónito, y caminó hacia Flug sin despegar su mirada de él. Estuvo a punto de tocarlo, de posar las manos en sus hombros, pero sus dedos se contrajeron; un gesto calmo de decepción se plasmó en su cara.

---Se ve algo pálido---mencionó Flug, sin intención de hacer referencia a su tes completamente blanca.

---Creí que eras alguien más---dijo denotando cierta tristeza en su voz---Pero vaya---prosiguió transformando su rostro y tono en uno más alegre y curioso---Y, ¿tú quién eres?

Ignorando los altibajos ajenos, Flug se presentó formal y profesionalmente ante White Hat. Procuró introducirse de forma prometedora para que le dieran el trabajo sin más vueltas. Eso y sumando que el jefe no era tan difícil de impresionar, llevaron a que le diese un fuerte y agitado apretón de manos para sellar por adelantado el puesto que le ofrecía al nuevo científico.
A Flug le encantaba presumir, más en los casos en los que la otra persona se encontraba fascinada por sus habilidades y palabrerías. En aquel caso ni siquiera había tenido que hacer una demostración, pero eso sería un tema para otro momento.

El nuevo patrón se veía encantado, sonriendo y entrelazando sus manos de la emoción. Estuvo a punto de envolver a Flug en sus brazos, cuando se acordó de que recién se conocían. Y, por más que su aspecto fuese similar al de su anterior científico, no era él. La mueca apesadumbrada que mostró cuando sintió una leve decepción volvió a aparecer.

---¿Puedo...puedo abrazarte?

---Ehm, claro, supongo---respondió Flug riendo extrañado.

El otro volvió a sonreír, aunque sin la emoción de antes, y se acercó al nuevo empleado para envolverlo lentamente hasta abrazarlo. Flug le dio un par de palmadas en la espalda, se sentía raro considerando lo rápido que desapareció la formalidad.

A un par de metros, Clemencia los miraba con cara de circunstancia, seguía viendo que en los ojos de White se hallaba una expresión triste que rogaba por tener a otra persona entre sus brazos.

Antes de que se volviera más incómodo para cualquiera, el jefe separó al otro del abrazo y lo invitó a retirarse de la oficina junto con su otra empleada. Era tiempo de recorrer mejor la casa y de desempacar, aunque esto último tendría que esperar; el equipaje se encontraba todavía en la casa de Penumbra.

El doctor y la chica de cabellera colorida caminaron hasta dar con el laboratorio. Era bastante parecido al que ya conocía, pero se trataba más de una nave espacial que de un avión, por lo que pensó que el anterior científico había tenido oportunidad de relacionarse con la NASA. Había poco desorden. Lo que no había era el toque que le daban los dibujos de 505.

---Sólo existen dos personas a las que White les ha pedido permiso para abrazar---mencionó Clemencia con lentitud---Tú y...

---¿Y el tipo al que despidieron?

---Si---respondió ella con cierto asombro---¿Cómo te enteraste?

---Bueno, viendo la persona carismática que es, imagino que debe tratar a todo el mundo con esa simpatía. Y si llegó a despedir a alguien, ese alguien debía de ser una persona un tanto odiosa; razón por la que White Hat seguramente debía pedirle consentimiento para abrazarlo.

Los oídos de Clemencia se concentraron en procesar cada palabra que su nuevo compañero pronunciaba. Era una deducción impresionante, pero parte de ella era cierta y la otra era errónea. Empezando con que White jamás había despedido a nadie. Segundo, Slug podía dedicarse a gruñir la mayor parte del tiempo, pero por lo general aceptaba los abrazos de su jefe; pocas veces había que pedirle permiso.

---Está todo bastante limpio aquí. ¿El otro se fue hace mucho?

---Apenas se fue ayer. Se llevó sus pertenencias y dejó casi todo el equipo científico.

---Entiendo---dijo arqueando una ceja.

Él sabía que era alguien hábil y galardonado, pero realmente le extrañó el hecho de que hubieran conseguido a alguien más, al mismo Flug, para ocupar el puesto en esa organización apenas un día después de que despidieran al otro. El laboratorio no era ninguna porquería, tenía su estructura avanzada e instrumentos de ciencia y demás juguetes. No serían zapatos tan fáciles de llenar.

Entonces se preguntó si él tambien sería una persona fácil de reemplazar. Cientos de personas se morían por trabajar para Black Hat, gente la cual no sabía bien lo que significaba en realidad. Nadie le aseguraba a Flug que entre toda esa masa no se encontraba el reemplazo perfecto de su puesto. La verdad pensar en eso no le sentó muy bien, le angustiaba sentir que alguien más hiciera su trabajo como si él nunca hubiera aportado nada.

Pero sólo él sabía cómo arropar a 505. Sólo él entendía la estrategia que uno debía tener para ganarse la obediencia de Demencia. Sólo él admiraba a Black Hat lo suficiente como para cumplir toda orden que le dictara. Sólo él estuvo a punto de entregarle su corazón en su más sincera vulnerabilidad. Y sólo él estaba dispuesto a seguir amándolo aunque ya no hubiera caso. A fin de cuentas, uno no puede decidir cuando dejar de estar enamorado.

---Tengo un par de cosas que hacer, Fluggy, pero acomódate y siéntete como en tu casa. Llámame si necesitas algo.

Al voltearse a ver a Clemencia, la vio yéndose con una simpática sonrisa extendida en su adorable rostro.

Era cierto que a él le abrumaba un poco; se veía, y de hecho era, algo empalagosa. No es como si alguien lo hubiera tratado con esa calidez antes en el trabajo. De hecho, no tenía recuerdo de que un amigo lo hubiera tratado así hace tiempo. Y, ¿cuántas amigas tenía? ¿Dos o tres máximo?

Para variar, buscó su celular en uno de sus bolsillos, y al hacerlo marcó el número de Penumbra para darle las buenas noticias que tenía. Tal vez Sunblast también se pondría feliz.

𝚁𝚎𝚎𝚖𝚙𝚕𝚊𝚣𝚘𝚜 [𝘗𝘢𝘱𝘦𝘳𝘩𝘢𝘵] [𝘝𝘪𝘭𝘭𝘢𝘯𝘰𝘴 & 𝘏𝘦𝘳𝘰𝘪𝘤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora