Soft Touch

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❝ 𝐖𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐛𝐞 𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐭𝐨 𝐭𝐚𝐤𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐞 𝐨𝐟 𝐦𝐞? 𝐖𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐛𝐞 𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐭𝐨 𝐛𝐞 𝐛𝐲 𝐦𝐲 𝐬𝐢𝐝𝐞 𝐰𝐡𝐞𝐧𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐈 𝐧𝐞𝐞𝐝 𝐢𝐭? 𝐖𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐛𝐞 𝐰𝐡𝐚𝐭 𝐈 𝐡𝐚𝐯𝐞 𝐛𝐞𝐞𝐧 𝐥𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐟𝐨𝐫? ❞
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Volkov y Conway se encontraban en la sede del CNi, uno en frente del otro, mirándose fijamente, no sabían que estaban sintiendo específicamente pero, ahí estaban los dos parados como gilipollas, hasta que finalmente el mayor de los dos decidió romper el silencio entre ellos.

-¿Qué coño estás mirando, capullo? ¿Tengo algo en la cara o qué cojones?- Soltó al aire con una voz cansada. Habían pasado algunos meses desde lo sucedido con Gustabo y Horacio, los anteriormente mencionados estaban en su mundo cada uno. No tenía ni idea de lo que había pasado con ellos después de ese trágico suceso, y la verdad es que, por su propia estabilidad mental así lo prefería.

-Superintend- perdón, Conway ¿Por qué decidió regresar y seguir con toda esta mierda del CNI?- Por fin había reunido toda la valentía y el coraje suficiente para preguntarle aquello.

-A ver primero que todo anormal, ya no soy superintendente, métete en la puta cabeza eso y segundo... Después de escuchar que despertaste del coma, caí en cuenta de muchas cosas.- ¿Estaba siendo muy misterioso? Claro que sí pero, después de todo era Jack Conway, el segundo hombre más frío de Los Santos.

-¿Podría explicarse mejor? Discúlpeme por no ser adivino.- Soltó el peli grisáceo con ironía.

El menor se atrevió a por fin demostrar sus sentimientos hacia el pelinegro, se acercó lo suficiente para sentir sus respiraciones combinadas, apoyando sus antebrazos sobre la mesa que los separaba y tomándolo del cuello, acariciando los suaves cabellos que había en este con su pulgar.

-¿Qué coño haces?- Lo sintió tensarse bajo su tacto mientras éste le maldecía por lo bajo en inglés.

Lo que el más alto no sabía es que Jack estaba tan destrozado por dentro que, pensaba que el único tacto que recibiría en su vida después de la pérdida de Julia sería para hacerle daño, no sabía cómo lidiar con un tacto tan suave como el que le estaba patrocinando el ruso ahora mismo, pronto empezó a tener un ataque de pánico, maldiciendo una y otra vez ser un puto traumado con las torturas, él sabía cómo sobrellevar los mil y un golpes que le daban a su persona en esas torturas que duraban horas, días o hasta incluso meses sin ningún problema pero ahora que sentía la mano del ruso en su nuca le estaba costando respirar.

-¿Qué le sucede Conway? ¿Está bien?- Murmuró el de cabello platinados, no entendía porqué su ex-superior reaccionaba así a su tacto, pero ahora que lo pensaba bien, jamás había sido una persona que diese contacto físico o lo recibiese, este normalmente cuando veía un abrazo o un roce venir de otra persona buscaba la manera de evitarlo pero, en cambio cuando venía un golpe o incluso una bala, la recibía sin dudar.

-Sueltame, por favor. No soy un puto maricon para que vengas a hacerme las gayolas.- Su voz se rompió en medio de la oración por más que sus palabras trataban de sonar firmes e intimidantes, su tono de voz hacía saberle al otro que estaba teniendo un ataque de pánico.

Volkov lo soltó inmediatamente, cayendo en la estupidez que había hecho, su anterior superior le había comentado alguna vez que no era muy dado al contacto físico pero jamás le había comentado el porqué, simplemente pensó que al igual que él, era una persona fría.

-Yo... Joder, no se qué coño me pasó. Lo lamento mucho Conway.- Habló mirando al mayor desde su sitio, mordió su labio inferior como acto de frustración y vergüenza. -Si me disculpa, me retiro por hoy- Giró su cuerpo y dió dos pasos, avanzando hacia la salida del lugar pero, sintió una mano tomar su brazo y agarrarlo.

Unos labios desesperados se encontraron con los suyos y él, sin dudarlo ni un segundo, rodeo la cintura de su superior con su brazo, acarició esta como si la piel del mayor se tratase de una muñeca de porcelana.

El roce de la mano del ruso con su cintura lo hizo tensentarse y es que joder, él no merecía ese tacto, el merecía golpes en su rostro, puñaladas en su costado, martillazos dirigidos a sus costillas, no la mano de un puto peli blanco de los cojones que lo estuviera acariciando como si fuese lo más valioso del mundo, él era una mierda y sabía que no se merecía eso pero, joder, como estaba disfrutando de eso. Trato de indicarle a su mente que Viktor no le haría eso, su ex-comisario fiel jamás lo dañaría.

Con algo de brusquedad, sus manos buscaron los hombros del más alto y se aferraron a estos como si fuesen los únicos pilares que lo mantenían en pie para que no se viniera abajo y es que, realmente lo eran... Viktor era todo su mundo y fue por ello que apenas se enteró que el ruso estaba dando indicios de querer despertar del coma, fue al hospital y le dio un beso en la frente, jurando protegerlo durante el tiempo que su existencia le permitiese.

Por desgracia, la necesidad de oxigenar sus pulmones se hizo presente en los dos, teniendo así que separarse por más que ninguno quisiera hacerlo.

-No te vayas. No me dañes. No me rompas... No tú, no tú... Viktor.- Susurro entre un pequeño murmullo, tan bajo que podría jurar que lo dijo solo para él.

Volkov tan solo atinó a rodearlo entre sus brazos, escondiendo el cuerpo de su ex-superior entre ellos, dándole un abrazo que expresara todos sus sentimientos, todo lo fuerte que su corazón latía al ver esos ojos oscuros mirarle directamente a él. Conway por su parte se permitió llorar, sacar la mierda que tenía en su pecho, se permitió ser débil y mostrarle esa faceta de él solamente a Viktor, porque por fin se dio cuenta de que el ahora superintendente valía la pena, y aunque su mente le jugara una mala pasada, haciéndole creer que Viktor sería como Roy y le haría daño, rompiendo su corazón y pisoteandolo no solo emocionalmente si no también físicamente, el sabía que ese ruso que ahora lo aprisionaba fuertemente en sus brazos jamás podría hacerle eso.

Y así fue como se pasaron toda la noche juntos, en un sillón del CNI. Solo la luna que ese día los acompañaba observandolos por el gran ventanal que había enfrente de ellos, era testigo de las lágrimas que derramó Conway sobre el hombro de Volkov, de como ese ruso aparentemente sin sentimientos pudo abrirse ante el americano, como unas manos sanadoras y unas palabras lindas, lograron reparar a un roto y aterrorizado Conway el cual con el paso del tiempo, iba aceptando las muestras de cariño que Volkov le daba cuando estaban a solas.

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❝ 𝐏𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐭 𝐦𝐞, 𝐭𝐚𝐤𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐞 𝐨𝐟 𝐦𝐞, 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐦𝐞, 𝐝𝐨𝐧'𝐭 𝐛𝐫𝐞𝐚𝐤 𝐦𝐞 𝐦𝐨𝐫𝐞 𝐭𝐡𝐚𝐧 𝐈 𝐚𝐥𝐫𝐞𝐚𝐝𝐲 𝐚𝐦 𝐚𝐧𝐝 𝐩𝐥𝐞𝐚𝐬𝐞 𝐭𝐚𝐤𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐞 𝐨𝐟 𝐫𝐞𝐩𝐚𝐢𝐫𝐢𝐧𝐠 𝐦𝐲 𝐰𝐢𝐭𝐡𝐞𝐫𝐢𝐧𝐠 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭. ❞
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Volkway - OneShots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora