Lights - VW XMAS WEEK #1

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Vale, los próximos O.S de este fic serán inspirados en la Volkway XmasWeek que hizo @ryanfeelsorange

Sin nada más que decir, empecemos y veamos si alcanzo a terminar la semana porque soy medio pendeja y carezco de imaginación

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Sin nada más que decir, empecemos y veamos si alcanzo a terminar la semana porque soy medio pendeja y carezco de imaginación.

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31 de diciembre, visualizo Volkov en el calendario de su celular, soltó un suspiro y miro el amanecer, deseando que todos sus seres queridos que no se encontraban en vida estuviesen bien donde sea que se encontrarán, sonriendo, estando acompañados y no sintiendo el vacío que él tenía en esos momentos. Un suspiro resonó en toda la habitación, sinceramente, se sentía cansado. Después de levantarse del coma un 15 de noviembre solo, en la camilla de esa frío y maquiavélico hospital supo que toda aquella "familia" por la que él daba su vida, no era nada más ni nada menos que una farsa, una mentira, una puta ilusión en la que desgraciadamente el fue la víctima.

Estaba enojado, furioso y con su cabeza hecha un puto lío pero no, no con Conway, con Evans o con Rodríguez no, con ellos no. Con él mismo, por ser tan débil, por caer en coma, por dejarse herir de un puto psicópata inútil que no podía ni siquiera controlarse a si mismo, por no haberse podido despedir de su superior antes de caer en ese profundo sueño. Un año... Un año en el que estuvo completamente solo, en el que tuvo que apañarselas para conocer nuevos compañeros, nuevos amigos y no lo malentiendan, él se sentía agradecido de tener a Robert y a Matthew ahora a su lado pero, no se sentía igual, no se sentían como él.

Aceptando su cruel y triste destino a pasar el fin de año solo, fue al supermercado más cercano para comprar unas cuantas botellas de vodka, por lo menos ebrio no sentiría tanto desprecio por si mismo y la soledad se haría más amena si le acompañaba su alcohol preferido. Tomó una ducha rápida y se colocó un suéter navideño a pesar de que detestaba la navidad porque, aún recuerda como Conway le comentaba que él adoraba esos suéters navideños que se veían en las típicas tiendas de ropa, con una sonrisa melancólica recuerda que ese día él le comento con una risa divertida "Conway, ese suéter se lo robo a mi abuelo ¿O de dónde saco ese puto fósil de tela?" Y mirenlo ahora ahí, aferrándose a un trozo de tela que le recordaba a alguien de su pasado.

Tomó las botellas de su licor preferido y las puso en una canastilla de mano, agregando unos cuantos mangas que se encontró en una sección nueva que nunca había visto, también tomó unos cuantos aperitivos dulces y salados para pasar la noche. Matthew estaba fuera de la ciudad con su familia y Robert ahora mismo estaba con su pareja, un hombre que por lo que le había contado era Sheriff y tenía de nombre Armando, aún no se había pasado por la LSSD y por ello no había tenido el gusto de conocerlo pero, sinceramente se alegraba por él ya que, el joven pelirrojo al igual que él había pasado por mucho y ahora la vida le había devuelto la oportunidad de ser feliz.

Salió de aquella tienda y cuando recorrió caminando las calles, pudo notar la felicidad que estás desprendían, luces por doquier, los bordes de las calles pintados de verde rojo y blanco en representación de la navidad pero, debido a la hora aún no se apreciaban los destellos fugaces de los fuegos artificiales, aquellas iluminaciones que deslumbraban a más de uno. Si era honesto, la pirotecnia del treintaiuno de diciembre era lo que más le llamaba la atención del mes ya que, se podían apreciar colores, luces, detellos y explosiones de todo tipo en aquellos cohetes. Ahí fue cuando recordó lo único que no lo había abandonado a él en el año anterior: Mika. Corrió a una de estas tiendas donde venden todo tipo de cosas para mascotas y se pilló un pequeño pastel para gatos que tenía una combinación de sabores bastante peculiar, pavo, pescado y carne de res. Compro una velita comestible para su pequeña gata y una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla. Un día después de que despertó del coma, él se había hecho una promesa a si mismo, no se permitiría volver a llorar jamás, no después de que vio que las personas que más quería cuando más vulnerable y frágil lo vieron, lo abandonaron. No guardaba ningún tipo de rencor pero, ahora le costaba más abrir sus sentimientos hacia las personas.

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