Volkway - OneShots.

Darling

Les aviso que esto tiene su parte hot así que, si tienen algún problema con este tipo de contenido pondré una advertencia por si quieren salvarse de algo tan lamentable.

[↓]

︶︶︶︶︶ ︶︶︶︶︶ ︶︶︶︶︶ ︶︶︶︶︶
❝ 𝗬𝗼𝘂 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗵𝗼𝘄 𝗳𝘂𝗰𝗸𝗶𝗻𝗴 𝗶𝗻 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗜 𝗮𝗺 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝘆𝗼𝘂, 𝗜 𝗴𝗼 𝗰𝗿𝗮𝘇𝘆 𝗷𝘂𝘀𝘁 𝗹𝗼𝗼𝗸𝗶𝗻𝗴 𝗮𝘁 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝗯𝗼𝗱𝘆. 𝗪𝗵𝗮𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗳𝘂𝗰𝗸 𝗵𝗮𝘃𝗲 𝘆𝗼𝘂 𝗱𝗼𝗻𝗲 𝘁𝗼 𝗺𝗲? ❞
︶︶︶︶︶ ︶︶︶︶︶ ︶︶︶︶︶ ︶︶︶︶︶

Otro día de mierda iniciaba en la vida de Jack Conway, un adolescente de 18 años omega que se encontraba terminando su último año de secundaría y para su mala suerte, le tocaba hacer una asesoría a alumnos de grados menores al suyo, de verdad que su puta vida era una tragicomedia que en repetidas ocasiones se reía de él sin parar.

Ingreso a su instituto con la cara de ogro que solía llevar a diario y al entrar a su clase espero a que llegarán sus compañeros de mierda, definitivamente los únicos que le lograban caer bien eran Armando y Freddy, eran los únicos anormales que se salvaban de estar en ese bulto de excremento que eran sus demás compañeros. Tomó un cigarro en sus manos y lo encendió con su mechero -claro coño, si no con que más- pasándose por los huevos al profesor Johnson que estaba parado al frente, mirándole con una mirada llena de reproche.

-¿Y qué coño te pasa a ti? ¿Tengo algo en la cara?- Preguntó altanero hacia el profesor, ganándose un codazo en el costado por parte de Trucazo, a quien le rodó los ojos e ignoró.

-Jack, debes dejar esa actitud de badboy que tienes, ahora que iniciaremos con el proyecto de asesoría deberás interactuar con personas a las que no estás acostum- Fue interrumpido nuevamente por el menor, quién con un "shhhhh, que tampoco me cuentes tu vida crack" le había mandado a callar, definitivamente no tenía ni idea de que haría con ese Omega rebelde que se creía el dios del instituto.

-...Trucazo con Evans, Gruas tú irás con Kalahari y por último Conway tendrás a Volkov como compañero. Sin nada más que decir, recuerden que deben pasar en total 1080 horas (45 días) con su aprendiz al finalizar el año ¿Entendido?- Al escuchar un entendido por parte de los alumnos, exceptuando por supuesto a Conway quien se encontraba preguntándole al destino por qué coño le tocaba al rarito que estaba tres cursos atrás que él y que era reconocido en todo el instituto por el comportamiento extraño que tenía, definitivamente, el mundo confabulaba en su contra es que ¡No había otra jodida explicación! ¡Que hijo de puta el John de los cojones!

-Vale pues nada, yo los dejo chicos, a cumplir las horas se ha dicho.- Habló Armando con el tono calmado que lo caracterizaba.

-Yo igual neno, que la pasen bien con sus putos aprendices, a mi me tocó una gilipolles del curso de enseguida.- Era casi al único del grupo que le había tocado darle asesoría a una chica, sin esperar más lamentos por parte de los tres chicos, cada uno se dirigió a conocer a sus futuros aprendices.

Jack se encontraba diciéndose a si mismo que no debería tratarlo mal al conocerlo, repitiéndose una y otra vez "No le digas capullo, no le digas capullo, no le dig -¡GILIPOLLAS APRENDE A ANDAR, HIJO DE LA GRAN PUTA!- Gritó utilizando ese tono de voz que le había dado la vida, grave, fuerte e imponente que para nada representaban a su casta pero, después de todo el era el Omega imperfecto y rebelde al que nadie marcaría ¿No era cierto?

Se arrepintió al ver los ojos del chico de cabello grisáceos observándole desde arriba tornarse a un brillo propio de las lágrimas que amenazaban con salir pero, era Conway, no se iba a andar doblegando a unos ojitos de perro que viniera a ponerle un chico ¿O quizá sí? Naaaa ¿Si? Naaaaaa, pues dejando todo el rollo de lado, se decidió por dejarlo ayudarle a levantarse y cuando pudo apreciar detalladamente su rostro, se dio el tiempo a si mismo de mirar las pestañas grisáceas que presentaba el chico, su nariz bien definida que presentaba una leve desviación en el tabique que para él era perfecta, sus ojos azul-verdosos en los que podía apreciar el cielo, el océano, el verde claro del césped y en los cuales podía imaginarse miles de paisajes perdiéndose en el vacío cálido que le generaban esos ojos.