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Delilah había despertado en la mansión Mikaelson esa mañana, Liz le había dado permiso de quedarse con su novio esa noche, ya que Kol haría un viaje para tratar algunos asuntos por unos días.
La rubia despertó con la luz del sol pegándole en la cara, un brazo estaba rodeando su cintura. Volteó a mirar al vampiro que se vería tan tierno dormido, sonrió al verlo. La chica estaba memorizando cada detalle de su rostro ya que no lo vería en algunos días.
—Estás mirando— dijo Kol con una voz un poco ronca y con los ojos cerrados formándose una sonrisa en sus labios.
—No es cierto— trato de defenderse— Estaba mirando detrás de ti, oh si, mira tienes un bonito ropero.
Kol se rio y por fin abrió los ojos para ver a la hermosa rubia frente a él.
—Se que soy tremendamente atractivo amor, no tiene nada de malo mirar— Kol le dedico una sonrisa coqueta y Lilah rodó los ojos.
—Por supuesto que dirías eso.
Antes de que se diera cuenta, Kol la agrado hacia arriba de él y Lilah soltó un pequeño grito por el repentino movimiento.
—Tu también te ves hermosa— le dijo antes de besarla.
Lilah estaba sentada ahorcajadas en su pecho mientras lo besaba, muy apasionadamente. Los besos de Kol bajaron de su barbilla a su cuello mientras acariciaba los muslos de la chica y empezaba a meter sus manos por abajo de la ropa.
Lilah se sobresaltó ante eso, no es que no quisiera tener sexo com Kol, pero sería su primera vez. Nunca había tenido un novio formal, no sabía cómo decírselo, así que solamente se separó del beso.
—Lo siento— dijo bajándose de él vampiro y pasando sus manos por su cabello antes de colocarlas en su cara.
Kol comprendió que pasaba, no era estupido y no iba a apresurarla.
—Está bien cariño— le hablo suavemente retirando sus manos de su rostro para que pudiera verla a los ojos— Cuando estés lista, te esperare todo el tiempo del mundo— le dio un beso en la frente antes de acostarse con ella en sus brazos.
La chica sonrió, así era como se sentía estar enamorada, nunca lo había estado y no estaba segura todavía. Le había dicho que lo quería pero eso se lo dices a tus amigos no a la persona de quien estás enamorada.
El teléfono de Lilah empezó a sonar, esto hizo que Kol gruñera porque significaba que la chica ya tendría que irse. Lilah se separó del abrazo de Kol y tomó su teléfono y contestó.
—Hola Stefan, ¿qué pasó?— preguntó riéndose de la cara molesta de Kol.
—Dime que pasaré por ti para el funeral— Su tono era casi suplicante— Estoy teniendo un mal día con Elena y la transición.
