Las brujas

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Delilah estaba fuera de la casa Gilbert, mientras se iba acercando, escuchó una conmoción así que corrió y entró rápidamente

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Delilah estaba fuera de la casa Gilbert, mientras se iba acercando, escuchó una conmoción así que corrió y entró rápidamente. Y ahí vio como Elena le clavaba a Kol un cuchillo y Jeremy le rociaba agua con verbena.

Delilah trato de detenerlos gritando y queriendo tocarlos, pero era como si fuera un fantasma. No puedo detener a Jeremy clavándole la estaca de roble blanco. Kol gritó de dolor y comenzó a incendiarse, pero su mirada se encontró con la de Delilah.

—Esto es tu culpa— empezó a decirle en medio de la agonía— Pudiste detenerlos, ¡TODO ES TU CULPA!

Delilah despertó gritando, un grito tan fuerte que terminó liberando su magia, rompiendo los cristales y prendiendo llamas alrededor de su cama.

Caroline y Liz la escucharon y corrieron rápidamente a la habitación de la más pequeña de las mujeres Forbes y vieron las llamas que rodeaban a Delilah.

—No mamá— dijo Caroline al ver cómo Liz iba a tratar de atravesar las llamas para llegar a su hija que estaba con la cabeza sobre sus rodillas tapándose la cara— yo iré, tú te lastimaras.

—Pero..— Liz no terminó cuando Caroline utilizó su velocidad de vampiro para llegar a la cama de Delilah y atraerla a sus brazos.

—Shhh, tranquila Li— le susurró suavemente Caroline mientras le acariciaba el cabello— Solo respira, respira. Fue solamente una pesadilla.

La respiración de Delilah comenzaba a estabilizarse, las llamas bajaban lentamente a la vez que Delilah comenzaba a relajarse. Cuando las llamas desaparecieron solo dejando el rastro de donde habían estado, Liz corrió hacia sus hijas abrazándolas, sabía que las dos estaban sufriendo una pérdida de amor, muy diferente por supuesto, pero sufrían.

—Es mi culpa— empezó a sollozar— Pude detenerlos, por eso no puedo controlarme— dijo con la voz quebrada— Ya nunca podré hacerlo.

—Arreglaremos esto— le aseguro Liz— Como cuando tenías 10 años y no podías controlarte, volveremos a ayudarte. Te lo prometo— aseguró su madre sin dejar de abrazarla— Y no es tu culpa Lilah, no podías hacer nada.

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My light: Kol Mikaelson <1>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora