Encuentro fortuito

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Yamato salió prácticamente corriendo del ensayo, sus pies parecían volar mientras bajaba a toda prisa las escaleras hasta el estacionamiento, de ahí a la cafetería.
Un poco antes de la cinco y media ya estaba parado ahí, esperando, considerando opciones de bares o centros nocturnos a los que podría llevar a Taichi. Pero entre tanto pensar una idea le llegó a la cabeza, Tai tenía la costumbre de vestir formal. Así que su atuendo no estaría a la altura del lugar al que decidiera llevarlo.
Torció la boca barajeando alternativas, las cuales eran desde llevarlo aun centro comercial cercano y comprarle un par de prendas, hasta arrastrarlo a su casa para probarle toda la ropa que considerara resaltara sus atributos.
—No va ha aceptar ninguna de las dos —se dijo mientras volvía a subir al coche para llegar a d'Xim lo antes posible.
Por suerte llegó antes de que Taichi saliera, o al menos eso fue lo que le informó la recepcionista, además de las indicaciones para llegar a su oficina.
Aunque no lo demostrara Yamato estaba un tanto nervioso de como lo recibiría. Habían quedado a una hora y lugar, y Matt estaba saliéndose del todo del plan.
Pero al llegar la puerta abierta le permitió observar a Taichi mientras concentrado firmaba y revisaba documentos. Era en cierta forma enternecedor verlo, ya sea por su mirada fiera, el movimiento que hacían sus labios cuando parecía no agradarle lo que leía, la manía de golpear el bolígrafo contra el escritorio mientras decidía si hacer cambios al documento o sólo firmarlo.
Los últimos rayos de sol entrando por la ventana iluminaban su cabellera, convirtiendo el marrón en un color rojo fuego que hizo estremecer a Matt.
Con el pulso a mil, tocó tímidamente la puerta para hacerse notar.
Taichi elevo la vista y su reacción fue de completa sorpresa, y luego paso a horror cuando pensó que quizás ya pasaba de la hora acordada.
—Matt... Yo... estoy seguro de haber puesto una alarma —dijo en un intento de justificarse mientras tomaba el saco del perchero y el celular para mirar la hora.
—En realidad, estas a tiempo —afirmó Matt entrando a la oficina.
La suave alfombra gris perla hacia resaltar la estantería y el escritorio de acero y cristal.
—Pensé en venir porque... —y mientras contemplaba cada mohín adorable del publicista, se debatía en como exponer su idea. —La verdad es que el atuendo que llevas es inapropiado para el lugar al que pienso llevarte.
Taichi levantó una ceja.
—Pues vamos a otro lugar. Uno para el que si este vestido adecuadamente —concluyó Tai un tanto ofendido.
—O podríamos cambiarte de ropa.
—Matt, esto es lo único que tengo en este momento, y aunque fuéramos a mi casa, dudo que en mi guardarropa haya algo que satisfaga tus gustos.
—Lo que propongo es que tomes algo de aquí.
—¿Qué?
—Vamos Tai, no me creas tan ignorante, tengo una que otra amistad que trabaja en el mundo del modelaje, y sé que la mayoría de las marcas para las que trabajas dejan los artículos y atuendos que se usan para las fotos. Incluso hay quienes les hacen obsequios con tal de tener prioridad y favoritismo al presentar una nueva línea de ropa.
—Nunca he tomado nada de...
—Bueno, siempre hay una primera vez para todo, y si te hace sentir mejor, puedes devolverla mañana.
Tai lo considero un par de segundos.—Sígueme —indico tomando su bolso.
La bodega era enorme, y tenía un excelente orden, por lo que a Yamato no le costo nada ir eligiendo artículos. Zapatos, pantalones, chaquetas, gabardinas, camisas... él solo tenía que tomar y pasarle las cosas a Taichi.
Estilo casual, Tai sin duda lucia bien, pero no era el look que estaba buscando. Quería verlo, atrevido, salvaje...
Y con eso en mente terminó por decidirse.
Cuando Matt miró a Taichi, sus labios se despegaron lentamente mientras intentaba con todas sus fuerzas controlarse para no saltarle encima y arrancarle la ropa que él mismo le había hecho ponerse.
—No me siento muy cómodo —puntualizó aflojando el cuello de la camisa negra con mangas de encaje caladas.
Los pantalones de mezclilla abrazaban esas hermosas piernas que tenía y marcaba descaradamente su redondo trasero. El cinturón con hebilla plateada resaltaba su estrecha cintura.
—Pero vale la pena —se le escaparon las palabras al tiempo en que sentía un leve cosquilleo en sus manos, el mismo que lo asaltaba cada que veía una guitarra. El deseo de tocar, acariciar y crear música. Porque seguramente los gemidos de Taichi eran una dulce melodía que lo volverían loco.
—Pues, gracias, supongo. ...
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El ageHa, ubicado en Shin-Kiba, era un megaclub con una gran cantidad de bares, 3 pistas de baile y varios DJ celebridades en el medio. Un lugar en donde alguien como Yamato Ishida pasaría desapercibido debido a tanta gente.
Habían llegado a eso de las siete y media, justo cuando comenzaba a llenarse. Para las ocho y cuarto el lugar estaba a reventar. La música estridente era ensordecedora, hombres y mujeres paseaban con bebidas en la mano en busca de una agradable compañía y algunos de algo más.
Tai tenía en la mano una cerveza, la primera y única que había pedido cuando llegaron, mientras que Matt ya estaba por su tercera ronda.
—Ey guapo, ¿bailas? —preguntó una bella chica. Aunque en realidad no sabrían decir a cuál de los dos le estaba hablando.
—Lo siento, hoy no linda —respondió Matt porque Taichi parecía apunto de explotar de la vergüenza.
—Voy al servicio —dijo Tai apenas la vio desaparecer entre la multitud. Sus manos estaban apretadas en puños. No era su tipo de ambiente, ni en lo que estaba pensando cuando invitó a Matt a tomar algo.
Caminó rápido entre la gente, entro en el baño y se encerró en uno de los cubículos.
En este momento lamentaba no haber pasado mas tiempo con sus amigos, porque al menos así tendría una mayor soltura y no parecería un completo neófito amarrado a su silla.
Seguro Ishida para este punto estaba más que deseoso de irse y muy arrepentido de haberlo llevado ahí. Si hasta tuvo la amabilidad de ayudarle con su atuendo. Con la vista repaso la camisa, una demasiado sexy y extravagante para lo que estaba acostumbrado a usar.
Era un hombre de oficina bastante sencillo y con poca experiencia en centros como ese.
—Yo solo quería ir a un bar tranquilo, pedir la bebida con menor cantidad de alcohol para poder platicar a gusto con él —se lamentó mientras dejaba ir un suspiro. —Esto ha sido mala idea. Debí saber desde el principio que somos completamente incompatibles.
Con eso en la cabeza abrió el cubículo, se lavó las manos y roció un poco de agua sobre su rostro antes de salir.
Apenas abrir la puerta el sonido a todo volumen de las bocinas le dio la bienvenida.
—¿Bailamos encanto?
Taichi alcanzo a escuchar que alguien hablaba, y era obvio que se dirigían a él cuando el hombre rubio se inclinó en su dirección con una sonrisa pícara. ...
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Yamato tamborileo con los dedos sobre la mesa, luego miro a las personas que lo rodeaban, cada una en su propio mundo.
Llevaba ahí cerca de quince minutos esperando por Yagami y este aun no aparecía. ¿Qué acaso estaba sufriendo malestar estomacal?
Cuando transcurrieron otros cinco minutos no pudo quedarse más tiempo sentado, se levantó para ir a buscar a SU cita, atravesó rápidamente el área de bar y, ¡oh, sorpresa! Ahí estaba. Justo en el centro de la pista de baile y muy bien acompañado.
Yamato sintió mucho coraje, como una enorme roca que se asentaba en su estómago, luego esta parecía comenzar a arder y el fuego se extendía por todo su cuerpo. Ciertamente él no tuvo el valor de pedirle que bailaran, pero habían llegado juntos y como tal por lo menos deberían permanecer sentados haciéndose compañía.
Yagami fue quien sugirió salir a beber y resulta que ni había bebido, porque no toco su cerveza, ni estaba con él.
Descaradamente el Yagami reía y daba vueltas al son de una pieza demasiado erótica, mientras él se aburría sentado en la mesa. Y ese pensamiento fue lo que le brindó el empuje suficiente para atravesar la pista empujando a más de una pareja hasta llegar a Taichi. Se planto firme y espero a que en uno de tantos movimientos quedaran de frente.
—Y bien —fue lo único que dijo Matt cuando logro su cometido.
—Matt —jadeo Taichi deteniendo de golpe todo movimiento.
—No te molestes con él, fui yo quien prácticamente lo obligó, me dijo que venía acompañado, pero no pensé que durara tanto la pieza —se disculpó la pareja de baile de Yagami.
—No Michael, fui yo quien acepto, tu no...
Yamato elevo una ceja, era obvio que estos dos se conocían, y él no estaba en posición de actuar como un novio celoso. Por eso respiró profundo e intentó serenarse.
Los tres caminaron hasta la mesa que habían ocupando Tai y Matt durante la noche, y ya estando lejos de tanto barullo y bajo una mejor iluminación, Matt pudo contemplar bien al otro hombre.
—Mi nombre es Michael Duval —se presentó. Michael era un hombre alto y fornido, no exagerado, solo lo suficiente para marcar su musculatura, de cabello rubio y ojos azules. De facciones agradables y semblante amable.
—Es americano, hijo de David Duval, tú sabes, el actor de cine Hollywoodense —aporto rápidamente Tai.
—Hice un par de trabajos en d'Xim, así que supongo que eso explica porque nos conocemos —concluyó Michael.Matt no estaba del todo convencido, cierto, Taichi debería conocer a muchas personas, pero Michael parecía demasiado cercano.
—Eso fue hace casi un año, ¿qué te trae de nuevo a Japón, Michael? —cuestiono Taichi haciendo a un lado la cerveza que seguramente para ese momento ya estaba caliente.
Michael elevo la mano para llamar a uno de los tantos camareros.
—Un Manhattan y una lata de soda —solicitó, luego respondió. —Me han ofrecido el protagónico de una película, debido a que soy de los pocos actores americanos que hablan fluidamente japonés. Y supongo que eso debo agradecértelo a ti, si no fuera por las clases privadas...
Taichi se sonrojo hasta la punta de las orejas.
—Ni lo menciones, fue todo un placer.
En ese momento el camarero apareció con su pedido. Michael dejo un billete en la charola del hombre, tomó el Manhattan y de manera discreta colocó la soda frente a Taichi. Una acción que hizo hervir a Yamato en celos, pues Tai sonrió tiernamente ante el detalle.
—¡Ah! Y me supongo que conoces a mi coprotagonista. Wallace Shawn, Willis para los amigos.
—¿¡Willis está aquí!? —pregunto entusiasmado Taichi abriendo la lata y bebiendo animadamente.
—Se supone que llega hoy en el vuelo de las ocho.
—Y ¿Kari lo sabe? O pero que pregunta, por supuesto que fue a ella a la que se lo dijo primero.
—No, de hecho, va a ser una sorpresa, quiere ir mañana a d'Xim para verla. Espero que no te moleste, conozco muy bien lo sobreprotector que eres con ella.
Taichi comenzó a reír, estaba tan contento y emocionado. Michael en el poco tiempo que estuvo en Japón hacia un año se había convertido en un amigo entrañable, su forma de ser tan abierta y carácter amable y optimista hacían sentirse libre y seguro a Yagami.
Matt por su parte se mordía el labio inferior, recargado contra el respaldo de la silla y de brazos cruzados observaba la conversación de la que había sido excluido. Valla fiasco de cita.
—Yyyy... si no tienes nada que hacer después del trabajo...
Fue en este punto en que Matt sintió la necesidad de sacar las garras y defender lo que era suyo.
—Esta saliendo conmigo —gruñó en tono osco y la mirada bien fija en el americano.
Tanto Michael como Taichi dieron un respingo al escuchar aquella declaración, y ese mismo asombro y desconcierto en sus rostros obligo a Yamato a repasar sus propias palabras.
—Es decir, mañana tenemos, vamos a... —quiso componer su error.
—No hay problema, será en otra ocasión cuando no estés ocupado —comento Michael restándole importancia. —Pero ya que estamos aquí, que te parece si bailamos un poco más —solicitó tendiéndole la mano a Tai.
Taichi esta vez lo dudó, Michael era extranjero y su forma de ver las cosas era muy diferente a los muy conservadores japoneses, así que mientras para el americano era completamente normal bailar con un amigo, para Matt podría resultar repulsivo.
—No te preocupes por mí, puedes ir a divertirte. A eso vinimos ¿no?
Michael no espero un siguiente comentario de Yamato , tiró de Taichi rumbo a la pista de baile.
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Matt regreso a eso de las dos de la madrugada a su casa, por lo bajo iba remilgando cuanta grosería se sabía en contra de Michael Duval.
Prácticamente lo que restó de la noche Michael y Tai bailaron y se divirtieron de lo lindo y luego, como guinda del pastel, se ofreció a llevar al Yagami a su departamento, alegando que su hotel no quedaba muy lejos.
Tai no sabia con certeza su dirección, pero estaba seguro que quedaba del lado contrario de la ciudad y no deseaba que Matt condujera a esa hora de la noche. Por eso aceptó la oferta del actor.
Con furia introdujo las llaves en la cerradura y las hizo girar, golpeo la puerta cuando esta opuso resistencia y a final entro casi trastabillando porque se tropezaba con sus propios pies.
—Matt —exclamo Tk corriendo a sujetarlo, lo había oído llegar.
Con un demonio, todo el maldito edificio lo había escuchado debido al alboroto que armó.
—¿Pues cuanto bebiste? —pregunto el menor considerando si llegaría a la recamara o era mejor dejarlo en uno de los sofás.
Matt torció la boca y empujó a su hermano con firmeza, pero no con fuerza.
—No bebí casi nada —respondió peinando su cabello de la frente a la nuca. —No estoy borracho —aseguró poniéndose de pie sin problemas.
—Pero entonces, ¿qué pasó?
—¿Qué qué pasó? —repitió la pregunta Matt. —Te diré lo que pasó, acabo de tener una cita con una persona que me ignoró para divertirse e irse con otro tipo.
Tk parpadeo un par de veces antes de soltar un leve "oooooo" de entendimiento.
—Supongo que la frase, una cuchara de tu propia medicina, esta tomando mucho significado en tu cabeza en este momento.
Matt mal miró a su hermano.
—Mejor cállate que tu tienes una cola más larga que pisar.
—Touché hermano —murmuró Tk.
—Ah, y si yo fuera tu, comenzaría a buscar como acercarme a Hikari, porque se de buena fuente que mañana se verá con alguien importante.
Y con este último comentario se fue pisando fuerte a su habitación. Ya mañana buscaría un pretexto para ver a Taichi, pues Michael seguro que se presentaba para ver si había mentido.

continuara...

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N. A. 

Fan477: Espero que este nuevo capitulo haya sido de su agrado. 

Mirkurip: y yo siempre me ilusiono en ver que alguien tuvo el hermoso detalle de dejarme una cuantas palabras. El tiempo y atención que pone colgar un comentario es pago suficiente para que continúe escribiendo con mayor ahínco. 

les deseo un excelente fin de semana. 

Quedo de vos... 

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