Taichi rechinaba los dientes mientras bajaban en el ascensor hasta el estacionamiento. Sora aun sostenía su mano y le daba de vez en vez apretones como para asegurarle que estaba ahí, y si bien no podía decir que comprendía su dolor y humillación, si que lo apoyaría.
Al llegar abajo Taichi salió a toda prisa de la caja de metal para soltar un grito desgarrador. Sus manos sujetaron su pecho antes de dejarse caer al piso y comenzar a golpearlo a puño cerrado.
Sora estaba atónita, asustada y sin saber como hacer que se detuviera. Era como ver aun animal moribundo sacar los colmillos por última vez antes de expiar.
Era triste, desgarrador. Ella se inclinó y coloco con toda la delicadeza que pudo la mano sobre su hombro.
—Tai —llamo con voz suave, como si pensara que la resonancia de su voz terminaría por quebrar por completo al hombre.
Contrario a todo lo que pudo esperar, Taichi se lanzó a su regazo sollozando como un niño perdido, o un infante al que se le acaba de morir la mascota, le estaba mostrando esa clase de dolor sincero y profundo que solo puede sentirse desde el fondo del alma.
Ella también lloro, pero en silencio, sujetando con firmeza aquello que quedaba de Taichi, lo abrazo con fuerza murmurando palabras amables y tiernas, algunas con un toque de esperanza.
—Quizás todo es solo un malentendido —dijo ella y luego se mordió el labio por la estupidez que acababa de decir.
Taichi tardo apenas unos minutos que le parecieron eternos a Sora antes de levantarse y caminar de regreso al auto.
—Deberíamos volver ahí arriba y... —insistió Sora. —Matt no es...
Taichi la miro con la nariz y los ojos rojos, los pómulos encendidos en escarlata y los nudillos manchados de carmín, luego negó con la cabeza de forma rotunda mientras abría la puerta del vehículo.
—Estaba dispuesto a luchar —dijo, fijando su atención en la sencilla tarea de abrocharse el cinturón de seguridad para no mirarla, agregó. —Pero no voy a hacerlo si en la primera dificultad él me deja solo, lo que hizo no fue... no me dolió verlo con ella, me destroza pensar que la llevo precisamente para que los viera, porque es tan cobarde que prefiere eso a decirme la verdad. Una sola persona no puede enfrentar el mundo, porque entonces es una guerra perdida. Cuando tu único aliado te da la espalda, entonces ya no hay nada por lo que pelear.
Sora buscó la forma de alegar en contra, pero se encontró guardando silencio y arrancando el auto que comenzó a andar.
—Tu sabes, igual que Kari, que un amor unilateral nunca te lleva a ningún sitio. Se necesitan dos para formar una pareja, y Matt con esto acaba de gritarme en la cara que no esta dispuesto a ser la mía.
Sora en ese momento estaba de acuerdo, y rezaba para que con el tiempo esta decisión no les pesara a los dos. Aunque estaba casi segura que quien terminaría por arrepentirse seria Matt. Nunca lo había dicho en voz alta, pero hubo un tiempo en que estuvo enamorada de Tai, ¿Cómo no amarlo? Era el hombre ideal de cualquier mujer, amable, fuerte, dedicado y amoroso. La respetaba y trataba con cariño, sin embargo, ese amor tuvo que morir lentamente porque ella sabía que Taichi jamás la vería como otra cosa que una amiga, o hasta si era afortunada, otra hermana.
Y ahora venia Ishida a destrozarle el corazón, mentiría si dijera que no se sintió celosa, ¿por quién? no lo tenía muy en claro, si era porque Matt logro acaparar el corazón de Taichi como nadie, al punto de que estuviera dispuesto a enfrentarse a todo en nombre de ese amor, o de Tai por ser lo suficientemente especial para conseguir que el frio, taciturno y hasta flemático Yamato callera a sus pies.

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KARMA
Fanfiction"Las decisiones tomadas, ya sean malas o buenas, te siguen para siempre y afectan a todos en su camino de una forma u otra". J. E. B. Spredemann.