SEGUNDA PARTE DE RIVALES
Les quitaron el derecho a estar juntas, lo que las mantenían vivas, la oportunidad de ser hermanas para toda la vida, las a obligaron a huir y desaparecer de su hogar.
Pero eso fue hace mucho, hace tres años todo cambió.
So...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Seoul Povs autor
-¿¡En que estabais pensando?!- grito -¿¡Ahora os quedáis calladas?!-
Sus gritos eran lo único que se escuchaba por todo el hotel.
Se movía de un lado a otro, todo el mundo tenía la cabeza agachada como si de su movida se tratase, no se querían ni imaginar como se estarían sintiendo las cuatro chicas que estaban una al lado de la otra.
-¡Os estoy diciendo que me lo expliquéis!- bufo enfadado. -¡¿Me lo explicáis o que coño pasa?!-
Se frotaba la sien una y otra vez, cada vez que intentaba mirar a alguna a los ojos no podía, ninguna se atrevía a mirarle, menos una.
Jennie si que le miraba a los ojos.
Y en los suyos solo encontraba pura decepcion.
Y en los de ella nada, absolutamente nada.
Aquello le enfadaba mucho más a Jackson, la bronca se la estaba echando a ella, la mayoría de las palabras que gritaba iban dirigidas a ella, pero parecía que no estaba entendiendo nada. Que no quería entender nada, ya que su mente estaba en otra cosa.
-¡Podrías haber puesto en peligro la misión entera, ¿¡sois conscientes?!-
Con un gesto pausado mientras se masajeaba la sien, Jackson se paró justo delante de las chicas. -¡Quiero a todos fuera de aquí ya!-
Nada más escuchar su voz, se paró en seco. Aquel suspiro le recorrió el cuerpo en forma de escalofrío.
-Tu no Jennie-
Nadie se atrevió a darse la vuelta, ni a mirarla a ella. Ya sabían lo que le esperaba. Jennie cerró los ojos, seguía mostrando indiferencia, simplemente se creia capaz de soportar cualquier broca o discusión con el, pensaba que todo lo que había hecho lo había hecho bien.
Poco a poco Jennie se dio la vuelta, observaba como sus amigas se fueron rápidamente de la habitación no sin antes lanzar una mirada a quien ya empezaba a sentir el miedo por quien seguía dando vueltas por la habitación.
Y por fin pensó que ahor no sería capaz ni de mirarle, el sentimiento de culpa crecía más y más en el cuerpo de Jennie.
Más cuando le vio ahí sentado, en la silla de su despacho. Con la cabeza agachada.
