― ¡Petros!
Un soldado alto y esbelto, de pelo y barba negros, se detuvo al oír su nombre y se volvió, con una sonrisa al reconocer esa voz alegre a la que estaba tan acostumbrado.
― Vaya, Lykaios, pareces más contento que de costumbre.
Lykaios era unos años menor que él y algo más bajo. Tenía la piel tostada que acentuaba sus ojos verdeazulados. Al llegar a su lado, casi le saltó encima para abrazarlo, riendo. Ya hacía meses que parecía brillar con luz propia de simple felicidad. Cualquiera lo haría en su situación: iba a tener un hijo con la mujer que amaba.
― Acabo de hablar con Kalia. ―le sonrió enigmáticamente, pero fue incapaz de darle tiempo a preguntar qué le había dicho― Ha roto aguas. Por fin, nuestro hijo verá la luz...
Petros se rió también, contagiado de su alegría.
― Enhorabuena, Lykaios. ¿O debería decir, "papá"?
― Oh, calla.
― ¿Era una niña o un niño?
― Niño. Se llamará Teucro, en honor al guerrero. Voy a pedir permiso para ir a ver a mi hijo... ¿vendrías conmigo?
― ¿Yo? ―Petros lo miró, sorprendido― No quiero ser una molestia para Kalíope y para ti...
― No seas tonto, ¿cómo vas a ser una molestia? Eres mi mejor amigo y Kalia te aprecia. Quería pedirte que fueses su padrino.
― Lyk... ―halagado, el mayor se detuvo
― Si no quieres no pasa nada.
― ¡Por el amor de Dios, Lykaios, claro que quiero! Será un honor para mí ser el padrino de tu primer hijo.
― Entonces vamos a por el permiso, me muero por besar a Kalíope.
* * *
Lykaios abrió casi con temor la puerta de la habitación. Las dos mujeres miraron en su dirección y, al ver a su hermana, la abrazó con fuerza y empezó a besarle la cabeza, la frente y las mejillas, para acabar con un apasionado beso en los labios.
― ¡Lykaios! ―le reprendió ella, riéndose. Miró a Petros, que se había quedado a un discreto margen― Es un placer verte, Petros.
Él le respondió con una sonrisa. Tenía el pelo algo más largo que cuando la había conocido, pero del mismo tono castaño que Lykaios y su piel tenía también la misma tonalidad tostada. Sus ojos tenían también un color entre el azul y el verde, pero en los de ella predominaba el azul.
― Él es el padre. ―oyó que la joven le decía a su compañera de habitación, refiriéndose a Lykaios.
― ¿Y Teucro?
― Los médicos se han llevado un momento a los bebés para hacerles alguna prueba rutinaria, ahora los traerán.
― ¿Cómo estás? ―murmuró, preocupado, tumbándola en la camilla y sentándose a su lado
― Bien. ―volvió a reírse― No te preocupes por mí, tonto. Al parecer tengo facilidad para dar a luz.
― ¿Cómo ha sido?
― Es difícil de explicar, Lyk. Pero es maravilloso tenerlo en brazos... Ahora lo sabrás, amor.
Petros vio que tiraba de él para decirle algo al oído. No necesitaba oírlo para deducir qué le estaba diciendo: seguramente los médicos sabían que eran hermanos y que el niño era fruto de ese amor incestuoso. Y, si no lo sabían, lo sospecharían enseguida: Lykaios y Kalíope se parecían mucho físicamente como para que el lazo sanguíneo que los unía no fuese obvio.
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Relatos sobre personajes
Short StoryAquí iré poniendo relatos varios sobre mis personajes originales. En su mayoría, ayudarán a entender la historia, el carácter o algunos detalles del personaje que aparezca en el título. (Aviso: en algunos casos es posible que haya spoilers) Lo he pu...