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Eddie estaba temblando debido al frío que hacía en el lugar, todos habían salido de nadar unos minutos atrás: se sorprendieron al salir y secarse, en Derry el clima se encontraba muy ventoso.
Richie soltó una risa al los labios de Eddie, puesto que al hacer tanto frío se habían puesto levemente morados.
Hace unos días atrás todos los perdedores organizaron juntarse en la cantera, para poder disfrutar un poco del agua. Pasaron toda la tarde entre risas, salpicando agua por todos partes y comiendo.
Eddie quien había previsto lo hambrientos que estarían todos sus amigos al salir de nadar, preparo la noche anterior unos sándwiches de mermelada de fresa y mantequilla de maní: fue una buena elección, ya que como había pensado devoraron la comida apenas salieron del agua.
Luego de pasar un par de horas más hablando sobre cosas nada interesantes, todos se fueron despidiendo de a poco, quedando así solo Richie y Eddie, completamente solos.
—¿Te encuentras bien, Eds?—preguntó Richie secando su cabello con una toalla—. Estas temblando.
Eddie se volteó a mirar al azabache.
Terminando de cambiarse de ropa, ambos decidieron seguir hablando un rato más, por lo cual terminaron sentados en una gran roca de por ahí.
—Estoy bien —mintió con facilidad. Claramente sentía mucho frío, justamente ese día no llevaba ningún abrigo que ponerse.
Lo único que esperaba era no agarrar un resfriado, su madre lo mataría y probablemente no lo dejaría salir en un mes o incluso más.
—Eres demasiado malo para mentir —dijo Richie lanzando una pequeña roca a la cantera.
Se sacó aquel suéter azul que llevaba a todas partes, Eddie sabía que era uno de sus favoritos: lo usaba casi siempre que salían.
Era “el suéter”.
Richie estiró la prenda para que el castaño la tomará —Úsalo.
—No lo usaré, Rich —se negó rotundamente el castaño —¿Sabes que puedes pescar un gran resfriado? No quiero soportar tus mocos, así que vuelve a pon....
Las palabras quedaron en el aire cuando Richie lo calló poniendo su dedo en la boca del asmático, quien lo quitó rápidamente con una mueca de asco en su cara. El de lentes soltó una fuerte carcajada ante aquel acto, luego, volvió a ofrecer el suéter.
Eddie soltó un suspiro con cansancio y no le quedo de otra más que, tomarlo. Le quedaba unas dos talles más grandes, de hecho, no le quedaba tan gigante como hubiera imaginado; al contrario, le quedaba perfecto.
—Te ves bien, Eds —alago Richie, al mismo tiempo que lo examinaba con la mirada—. Hasta diría que que se ve mejor en ti que en mi.
Eddie se quedó analizando lo que Richie acababa de decir, al instante sintió sus mejillas calentarse levemente, había logrado soltar un sonrojo en él.
Para disimular aquello hizo como si mirara al cielo.
—Creo que deberíamos irnos —propuso el castaño.
—¿Tan rápido? —se decepcionó, Richie.
—Pasamos toda la tarde aquí, Rich —le recordó.
Se levantó de la roca y sacudió su ropa.
—Sí, pero....
—Vamos antes de que comience a llover y terminemos mojados—dijo Eddie—, o peor aún que nos secuestre un payaso.
Richie suspiró y dejó de insistir, puesto que Eddie tenia razón: parecía que iba a comenzar a llover en cualquier momento.
—Mañana podemos vernos —propuso Eddie mirando de reojo a Richie.
—Sí, Eds —aceptó encantado —Estaría bastante bien.
Eddie terminó de meter todas sus pertenencias en su mochila que llevaba y la cerró.
Richie (quien ya había guardado todas sus cosas) levantó las bicicletas de ambos.
Eddie se montó en su bici, colgó su mochila en el hombro y intentó sacarse el suéter para devolverlo.
—Llévalo —lo interrumpió el azabache, viendo sus intenciones—. Hace frío, Eds, mañana me lo devuelves.
—¿Estás seguro?
—Completamente —aseguró.
Ambos se sonrieron.
—Bien —apartó la mirada, Eddie —Nos veremos mañana, Rich.
—Descansa, Eddie —logró escuchar como su amigo se despedía de él, puesto que ya comenzaba a alejarse.
Aquel par de amigos tomaron distintos caminos, aquella noche de verano.
Ambos sin saber que desde ese dia, nada seria igual.
“Todavía recuerdo el 3 de diciembre, yo usando tu suéter, me dijiste que me quedaba mejor a mi que a ti.”
