Iván

8 1 2
                                    

Me cago en el pequeño diablo. Ese con forma de pitufina que no deja de calentarme la sangre y tocarme los cojones. Literalmente. A este ritmo la fiesta acabará muy pronto para nosotros. O empezará, según se vea.

—Ana, por el amor de dios... —me quejo con los dientes apretados.

—Uy, que ha invocado al enemigo —suelta divertida, pegándose más a mí.

El tiempo está un poco revuelto estos últimos días, así que la idea de celebrar una fiesta en el apartamento de las chicas no me parecía mala. Bueno, ahora tampoco me lo parece. Es solo que... ¡Joder!

—Ana, o dejas las manos quietas ahora mismo o te follo contra la pared y me da igual quién esté delante.

Ella ríe, feliz por conseguir esta reacción en mí. Siempre la consigue, a decir verdad. Y eso me jode en lo más profundo de mi orgullo. No sé si yo soy demasiado facilón o ella muy hábil, pero el resultado es el mismo.

—No sabía que te iba el exhibicionismo.

— ¿Y te sorprende? —enarco una ceja dejando claras unas cuantas cosas.

—No, no me sorprende en absoluto.

Ana sigue contoneándose al ritmo de la melodía que sale del equipo de música que he pedido prestado a Chris y que me ha generado una buena discusión por dejar al Agua Marina sin música esta noche. Sus movimientos son cada vez más provocativos, rozándose con mi erección cada pocos segundos. Mis caderas acuden a su encuentro inevitablemente, como poseídas. Si ya lo decía yo, esta chica es un diablo...

Sus ojos cada vez más oscuros con pestañas infinitas, llenos de maldad, se clavan en los míos y una sonrisa insolente se dibuja despacio en esos labios que tanto me gusta morder. Estoy a punto de cogerle de la mano y llevarla a una de las habitaciones cuando su expresión cambia por completo y suelta un grito de felicidad.

Wake up in the mornin' feelin' like P Diddy

Grab my glasses, I'm out the door, I'm gonna hit this city

Before I leave, brush my teeth with a bottle of Jack

'Cause when I leave for the night, I ain't comin' back

Dejándome plantado y más cachondo que una mona, echa a correr por el salón empujando a cada una de sus amigas al centro de la pista de baile improvisada para realizar una especie de coreografía grupal de Tik Tok, de Kesha. Marta y Carla se suman encantadas, pero Alejandra se queja cuando Ana tira de su mano y le separa de Sergio, con el que lleva hablando desde que hemos llegado. Yo no puedo evitar sonreír al mirar a esos dos. Sé que a mi mejor amigo le gusta mucho esa chica de ojos color arena. Lo noté enseguida y llevo tomándole el pelo desde entonces. Pero lejos de molestarse, él sonríe encantado.

Un escalofrío me recorre desde la nuca al final de la espalda y mi polla da un golpe dentro de mis pantalones.

—Ana, tenías una cosa entre manos...

—Nunca mejor dicho —me interrumpe. Yo le miro mal. —Ay, Iván, ¿no has oído hablar de la gratificación aplazada?

—Eso suena a pecado.

Sonríe con coquetería y me lanza un beso que yo rechazo con un corte de mangas.

Ella suelta una carcajada que no me gusta y se gira para empezar a bailar con sus amigas.

A falta de nada mejor, doy un buen trago a mi cóctel de zumo de mora. Lo he preparado yo mismo esta tarde durante mi turno en el bar y he creído que a las chicas les podría gustar algo diferente al vodka o la ginebra que beben siempre.

#ProyectoPlayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora