Capítulo 6: Dracaína

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Alelí

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Alelí

Caminamos los dos por casi todo el día. No tenía noción del tiempo en realidad, estaba lo suficientemente distraída como para casi no sentir cansancio. En resumen, cuando llegamos a un pueblo, que parecía un cuadro sacado de la época colonial, el sol estaba descendiendo enfrente de nosotros.

Era un curioso lugar al que habíamos llegado.

La calle era adoquinada. Había carruajes llevados por caballos pasando de vez en cuando. Había mujeres que usaban desde vestidos complejos hasta otros muy simples, sin miriñaque como creí que usaban. Hombres derechos caminaban elegantemente, otros llevaban bolsas pesadas a sus espaldas. Niños corrían.

Pero no fue eso lo que más me impactó. Sino que fueron sus cabellos.

Hombres y mujeres llevaban el cabello de dos colores. Violeta y una franja naranja, verde y una franja amarillo opaco, azul y una franja negra, a diferencia de los niños que todos tenían el cabello blanco, casi plateado. Cruz y yo cruzamos nuestras miradas y se rió de mi rostro asombrado.

— ¿Dónde estamos?—pregunté.

—Este pueblo se llama Unitas, acá tengo un amigo que nos prestará caballos —

—No me refiero a eso...—

Sonrió volviendo su mirada al frente.

—Este lugar, mi querida Alelí, en general se llama Aeternum. Un reino más del continente Nitógemasá—

—¿Y qué pasó con América del sur? —pregunté mirando a mi alrededor.

—Digamos que se encuentra en otra dimensión de la realidad...— dijo mientras se rascaba la barbilla.

—¿Dimensión? —pregunté atónita.

—¿Creías que tu mundo era el único? ¿De dónde crees que salieron las historias de brujos y otros seres "mágicos"? — dijo sonriendo de medio lado y mirándome de reojo.

Me masajeé la sien.

—Muy bien, receso. Es mucho para procesar... ¿Brujos? ¿Seres mágicos?—pregunté sonriendo nerviosa.

— ¿Qué creías? —preguntó curioso. Miré al frente, sorprendida.

—No sé —admití.

—Vamos —dijo girando en una esquina.

De pronto me sentí incomoda, moví en círculos mis hombros y observé mi alrededor. Todos nos observaban al pasar, entonces fui consciente de lo mucho que nosotros desentonábamos en ese lugar. Me acerqué aún más a Cruz.

—Ignóralos y disimulá, no queremos llamar más la atención —murmuró. Tragué y asentí.

— ¿Todos tienen el cabello así? O...—murmuré intentando disimular.

El Portal (Saga Aeternum #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora