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[N/A: como ya saben, los diálogos en lengua de señas que maneja Shoto son puestos en letra negrita. Pero tambien habla a traves de su libreta o celular y para no hacerlo confuso, decidí agregar comillas a lo que responda mediante papel. También estará en negrita pero "en este formato"

⚠️ Advertencia sobre el capítulo: violencia, golpes, charlas relacionadas a la mafia, mención de drogas y alcohol.

Lean las demás notas al final del capítulo y si hay error en alguna palabra xfi marquen con un comentario]

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Shoto se levantó cerca de las nueve, tras estar veinte minutos dando vueltas en la cama de su hermano. Miró curioso todo lo que en la noche que llegó no pudo divisar, desde aquella foto familiar bien escondida entre varios cuadernos de contabilidad y finanzas hasta la pequeña caja de condones guardada en la mesa de noche. Arrugó la nariz cuando se le vino el pensamiento de que su hermano traía a alguien más a esa cama donde ahora dormía, sin embargo, no había pertenencias de alguien más que delate algún rastro insulso de amorío. Podía divisar una que otra remera ajena de una banda de rock pesado que claramente no era el estilo de su hermano, también dio con unos short negros algo cortos y lo que parecía ser un extraño control remoto que no pertenecía al televisor. La cuestión era que esas pertenencias en específico no eran de Touya, pero se daba una idea de a quién le pertenecían. Ese compañero que tenía su hermano, Shigaraki Tomura, a menudo andaba con ropa del pelinegro y bastó estar allí un par de horas como para notarlo. Le usaba los abrigos, las camisetas grandes y veces hasta lo veía rebuscar ropa interior como si nada. Escalofriante para alguien como él, quien jamás sintió esa familiaridad con alguien como para tomar su ropa. Shoto tomó la caja y la guardó mas pronfundo en la mesa de noche, donde no podía verla. Casualmente le recordó a la que vio en el baño, la misma marca. Suspiró, no era momento para recordar lo insulsa que era su adolescencia y esperaba que Touya no pregunte. Todo sería un gran no. No tenía pareja. No le gustaba nadie. No hablaba con nadie. No salía con nadie. Todo era un no.

La puerta sonó tres veces, como un aviso de que debía salir. La voz arrastrada y seca se oyó del otro lado de la madera.

-Hey, ¿vas a comer?

Shoto abrió la puerta encontrándose con aquel rostro cansino del que tanto sospechaba. El muchacho no parecía ser el psicópata maleante que aparentaba, se comportaba como una persona dentro de lo calificado normal y no era muy desenvuelto verbalmente tampoco. No le caía mal pero tampoco bien. Asintió y salió. Ambos se sentaron en la pequeña mesa de madera que no era para más de dos personas, en los tres días anteriores había desayunado con ese tipo y recién a las dos de la tarde aparecía su hermano. Su estrés se esfumaba despues de una cerveza y Shigaraki los acompañaba hasta que se hacían las cinco y marchaba a su trabajo en el bar. Las comidas eran muy silenciosas sin la presencia de Touya allí, la falta de confianza dificultaba las cosas en sobremanera y ninguno de los dos era muy sociable. A Shoto le faltaba práctica en ese aspecto. Le resultaba irónico pues cuando iba a su anterior colegio, durante la secundaria, era conocido y alabado por todos. Ahora el simple hecho de no poder hablar lo hacía sentir tan vulnerable como insuficiente. Y los más fuertes notaban eso, aprovechándose de él.

GRITO SILENCIOSO [𝔹𝔸𝕂𝕌𝕋𝕆𝔻𝕆]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora