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—¿Kacchan? ¿No dijiste que ibas a estar fuera hoy? –la voz de Izuku suena preocupada cuando Bakugou entra a la casa, tomando unos pasos de ventaja de Shoto. —¿Está todo bien?

Shoto se encontró abrazándose a sí mismo luego de bajar de la moto y ahora sus manos apretaron con más fuerza. Antes parecía una gran idea venir a ver a su amigo pero ahora Shoto solo quería salir corriendo de los nervios. Midoriya parecía tener una leve idea de qué había sucedido o al menos sospechaba, no era muy difícil de adivinar cuando vio a Shoto cruzar el umbral de la puerta. Izuku tenía ese tono tan preocupado y lo miraba de esa manera que a Shoto lo hacía sentir vulnerable. Vio la espalda de Bakugou perderse y pronto las esmeraldas de Izuku están en él, exigiendo respuestas que Bakugou no se molestó en dar.

—Shoto... ¿Qué pasó? –preguntó tomando a su amigo por los hombros. —Tu nariz... cielos. ¿Cómo? ¿Quién?

El pecoso mira sobre su hombro en busca de Bakugou y suspira cuando no lo ve en el comedor. El bombardeo de preguntas no obtiene respuesta. Sus ojos van a la escalera un segundo antes de volver a él, Shoto sospecha que el rubio huyó arriba a su habitación. Él también lo haría si pudiera. Shoto miró con más atención a Izuku, que si bien parecía informado acerca de algún inconveniente, no luce como si supiera algo específico. Shoto recuerda muy brevemente a Bakugou, escribiendo un corto mensaje en un semáforo que estaba en rojo. No lo vio por voluntad propia, en realidad. Shoto había tomado un poco de conciencia y se dio cuenta que se había apoyado en la espalda ajena durante la mitad del trayecto. Fue entonces que, al hacerse hacia atrás, pudo ver el mensaje que se enviaba.

"Tu amigo viene conmigo" le había mandado Katsuki a Izuku. Nada más.

Quiso reírse porque si Midoriya pensaba que algo malo había pasado cuando se trataba de la combinación de él y Bakugou, entonces era un poco irónico que el pecoso siempre sea su defensor. Pero la risa jamás llegó, tampoco su sonrisa o la mínima emoción de felicidad. Quizá la sensación que estaba estancada en su torax y quería subir por su garganta no era una risa. No se sentía como algo familiar. Era extraño. Presión pero a su vez una molesta calma. Quizás su cuerpo perdió la capacidad de manifestar algo, piensa. Shoto no sentía nada y de repente sentió miedo por eso, fue calmador que esa sea la única emoción en él pero al menos tenía una. Volvió a respirar. Aún no estaba vacío.

—¿Shoto? –la voz de su amigo de pronto no era tan lejana.

Shoto lo miró, sus ojos aún brillaban con preocupación. Se preguntó cuánto tiempo estuvo llamándolo por su nombre. No lo oyó ni una vez. Cuando la mano del pecoso tocó su nuca, la frente de Shoto cayó en el hombro ajeno, suspirando con cansancio. El cuerpo más pequeño se sentía como un fuerte sostén de todos sus pesos y preocupaciones. Midoriya olvidó sus preguntas y segundos luego de procesar la acción, envolvió sus brazos alrededor de él.

—Está bien. –susurró en su oreja. —Todo va a estar bien, Todoroki-kun.

No le creyó por más que quiso. Los pasos en la escalera no separaron a Shoto pero si lo hizo la voz de Bakugou.

—La bañera está llena. –anunció.

—Un baño va a relajarte. –Midoriya le sonríe, tomando la manga de su abrigo para guiarlo. —Ven.

Claro. Piensa Shoto. Su ropa estaba con sangre y tierra, era normal que sea la primera oferta. ¿Olía mal? Quizá debió bañarse antes. Shoto pensó en los vestuarios cuando subía lentamente las escaleras, las voces de los jugadores peleando, los insultos, las palabras hacia él. Incluso si Shoto hubiese transpirado, no sería capaz de entrar allí y bañarse. No tenía ese permiso, las palabras de Iida aún daban vueltas en su mente. Por un segundo recordó a Touya, a Tomura, a ambos. Se pregunta si así de mal se sintió su hermano cuando Shoto demostró rechazo hacia ambos.

GRITO SILENCIOSO [𝔹𝔸𝕂𝕌𝕋𝕆𝔻𝕆]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora