Capítulo 2

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Pasteles de luna.

Cuando me hablan sobre comida no dudo en decir que me encanta el chazuke, es deliciosos y fácil de hacer pero de alguien que tiene las manos benditas para cocinar seria Kyouka-chan a la que agradezco profundamente el enseñarme a cocinar.

Y por consolarme en los momentos más difíciles de mi vida.

***

El día siguiente fue una calma extraña que se sentía a leguas en Atsushi este todavía se mantenía recostado en el futon durmiendo, eran casi medio día pero parecía no importarle al joven que se mantenía en ese mar de sueño.

Mientras tanto Kyouka se mantenía en la cocina elaborando el famoso pastel de luna, había pedido permiso a la agencia para faltar, sin dar detalles de lo ocurrido sobornando a Ranpo con una gran cantidad de pasteles.

Para ella todo lo ocurrido la noche anterior todavía parecía una pesadilla donde ella quería cobrar venganza hacia el hombre que lastimo a su amigo.

Salió en silencio de su apartamento dirigiéndose al súper mercado más cercano al parecer carecía de dos ingredientes todo pareció normal en su travesía hasta que se encontró con alguien que ni en pintura anhelaba ver: Kouyou Ozaki, hermosa y radiante como siempre, la femme fatal de la Port Mafia.

―Kyouka cariño ¿Cómo has estado?

―Que te interesa.

La mujer suspiro cansada, la niña era un hueso duro de roer ―Parece que ese lugar solo te corrompe cada día más ―comento cerrando su sombrilla con sumo cuidado ―¿Por qué no charlamos un rato?

Su comida no podía esperar.

―No, estoy preparando mi comida y no tengo tiempo para charlas.

―¿Por qué no te acompaño y te ayudo?

―No.

―¿Segura?

Cansada y sin querer estar discutiendo con ella ―Solo unos minutos y te largas.

Dios le daba sus mejores batallas a sus mejores soldados se mentalizo la chica mientras caminaba regreso a su dulce hogar.

La primera impresión de la portadora del demonio dorado fue de aversión al departamento donde vivía su querida Kyouka ―¿Si hubiese seguido en la mafia tendrías un mejor lugar para alojarte ya sea un hermoso departamento con vista en la playa o una linda casa para ti sola a las afueras de la ciudad.

―Lastima, me encanta mi hogar.

Tal vez Atsushi ya estaba despierto pensó Kyouka abriendo la puerta notando que efectivamente el hombre tigre se estaba dando una ducha para la mujer ver el pequeño y no enriquecido lugar solo dejaba a denotar su disgusto ¿Cómo alguien podía vivir así?

Kyouka se fue a paso acelerado al baño sin importarle el dejar sola a la mujer y dejando sus ingredientes en la cocina.

―Atsushi ni se te ocurra salir Kouyou está aquí y si se entera que vivimos juntos te matara, descuartizara y venderé tus órganos al mercado negro ¿entendiste? ―llamo observando como el chico se mantenía en la bañera, estático y posiblemente procesando la información limitando a contestar un ―Claro.

Saliendo se encontró con la mirada curiosa de su antigua maestra ―¿Vives con alguien?

―Que te interesa.

―¿Es el hombre tigre?

―Es una compañera.

―Quiero conocerla.

Para ti en doce años en el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora