Te seguiré hasta el fin del mundo.
Seguir a una persona hasta el rincón más incognito del planeta es un reto que no muchos están dispuestos a aceptar, era una tarea titánica por alguien que posiblemente no valía la pena pero para Akutawaga Ryunosuke fue un sacrificio dispuesto a dar para ver nuevamente a ese chico de cabellos bicolores que tanto lo atrajo.
Y aunque no lo quería volver a ver, obligándose a sí mismo a olvidarlo y enterrarlo en lo profundo de su mente reaparecía como su alucinación aquella que lo obligaba suspirar cada noche removiéndose entre las sabanas que no se comparaban a esas pieles tan suaves las cuales quería morder y marcar como animal.
Era una tortura, una tortura lujuriosa.
Quería ir por él, traerlo nuevamente a Yokohama para estar nuevamente juntos pero era imposible no podían estar juntos eran de bandos separados, un amor imposible, un amor prohibido.
Encontrarlo fue tarea fácil parecía de lejos que disfrutaba estar ahí pero él lo conocía, sabía que extrañaba a toda su familia de perros callejeros a los que autoproclamo como una familia.
Desde las penumbras lo observaba desde sus pequeñas acciones hasta su trabajo en la agencia coreana. Una de esas noches él salía tarde de trabajar y como era costumbre se dirigía a su departamento un lugar peor al que residía en Japón, exhausto abrió la puerta de su hogar encontrándose con el mafioso sentado en una de las sillas de la cocina.
―Jinko.
―Akutawaga ¿por qué estás aquí?
Levantándose de su lugar y con las ansias de probarlo nuevamente en la ahora cama que tenían a su disposición lo tomo de por debajo de sus glúteos levantándolo para llevarlo a la cama, mentiría si digiera que fue fácil levantarlo pero no fue así, era como cargar una gran roca bastante pesada.
Sin recibir una respuesta Atsushi solo logro enojarse, cosa no muy normal en él y con fuerza lo empujo cayendo estrepitosamente en el piso de su habitación ―¿Qué diablos haces aquí? ―volvió a cuestionar levantando solo el pecho del frio piso.
―Vine por ti.
Tan frio y seco con su respuesta el perro de la Port mafia se posiciono sobre él sin levantarlo de aquel lugar besando su cuello ―Vine porque extrañaba tenerte debajo de mí, estando dentro de ti, disfrutar como gritas y me rasguñas con cada embestida que te doy y tú me recibes ―el silencio fue la confirmación que tanto esperaba ―Pero hoy lo voy a disfrutar.
Como un hechizo mágico Atsushi lo siguió hasta el motel más costoso de Seúl pagando con la habitación más costosa.
Era una cama hermosa como todo el lugar inclusive tenía un jacuzzi exclusivo para ellos con una vista a la ciudad desde lo más alto ¿y si la gente los veía desde lejos? Se preguntó Atsushi pero luego confirmo sus sospechas al descubrir que las ventanas eran de vidrio polarizado, sin importarles lo que su compañero pensase cogió la botella de vino rosado junto a los chocolates, adentrándose a las relajantes aguas ante la atenta mirada del joven,
No era rumor que Akutawaga odiase los baños pero al ver la vista que le proporciono el hombre tigre, inconsciente se comenzó a desnudar de Rashomon hundiéndose en esas aguas tan relajantes que le daba el lugar.
El único que tomaba era el de cabellos blanquecinos pero quien comía los chocolates era el pelinegro quien no le dejo ninguno.
―¿Y cómo has estado?
Silencio.
Un silencio que incomodaba.
―Yo también extrañe nuestros encuentros ―soltó Atsushi bajando la mirada apenado ―Kumikida-san me conto lo de la Port Mafia y Ranpo-san también me conto acerca del... bebé del... nuevo jefe de la mafia y que es hijo de Dazai-san.
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Para ti en doce años en el futuro
Hayran KurguVive rápido, muere joven, se salvaje y ¡diviértete! Con la muerte de su mentor Atsushi vivira una serie de sucesos a lo largo de los proximos doce años; ¿por qué se murio Dazai? ¿qué planean los jefes de las dos organizaciones más poderosas de Yokoh...