Capítulo 8

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Pensamientos lucidos de un joven añoro

―El anterior jefe de la Port Mafia Mori Ougai murió a causa de un terrible paro en el corazón como última voluntad me dejo a mí, Chuya Nakahara como su sucesor ¿alguien tiene un impedimento que hable ahora o calle para siempre?

Todos los miembros de la mafia se mantuvieron rectos ante el anuncio que se les daba, Kouyou se mantuvo firme, sin llorar o alegar ante esa noticia amaba mucho a ese muchacho como para matarlo o interponerse en sus planes.

Para el joven añoro solo fue un simple espectador ante el espectáculo brindado, al terminar el gran anuncio se dirigió a su departamento el cual compartía con su hermana y cuando esta le cuestiono acerca de la noticia solo se quedó callado sin saber que decirle al ser que lo ha acompañado toda la vida.

Tal vez cuando baje la marea me cuentes que ha pasado salió de sus labios femenil, tal vez pensó el chico tal vez todo vuelva a la normalidad cuando baje la marea deseo acostándose en su cama ante la atenta mirada de la luna que se interponía en el gran ventanal con vista a la ciudad como un ser superior a los demás.

Como siempre quiso ser.

Había pasado exactamente un año desde que dejo de ver al peliblanco, un año desde que Dazai había muerto, un año que lo obligo a cambiar.

¿En qué estás pensando... Ryunosuke?― cuestiono Atsushi a su lado, con una voz hipnótica comparado al canto de una sirena, giro su cabeza para verle bien portaba una playera de manga larga color blanco como las nubes en el cielo le quedaba bastante grande junto a un pantalón estilo pesquero del mismo tono denotando sus blancas y aterciopelas piernas quienes jugueteaban con las suyas sobre la sabana gris que lo cubría.

Mantenía esa sonrisa, tan simple y tan angelical que solo lograba perturbar el frio órgano al que llamaba corazón ―¿Paso algo desde que me fui a Corea? ― volvió a indagar manteniendo ese tono dulce y melodioso con sus suaves manos llego a su rostro deslizando sus yemas, perfilando su nariz, pasando por sus mejillas, círculos simples que se sentían tan reales.

―...Te extraño ―salió de esos labios secos, ronco y seco como acostumbraba a contestar el joven tomando aquella armoniosa mano entrelazando sus dedos intentando creer que lo que estaba viendo era un simple sueño producido por su subconsciente.

Escuchaba un simple zumbido entre sus oídos, un ruido blanco más bien, no a los coches pasar, el viento soplar, a su hermana hablar, no, solo un zumbido que no era incomodo ni alarmante solo... tranquilizante.

Yo también te extraño ―soltó el peliblanco acercando sus labios, lento y tranquilo como si el tiempo no existiese para ellos, fue un beso donde Atsushi fue quien lo lidero mientras que Akutawaga frio y sin saber que pasaba por su cabeza se quedó ahí disfrutando la unión entre sus labios.

―Vuelve conmigo ―soltó el joven de ojos grises al separarse del beso moviendo su mano hacia ese rostro tan blanquecino como la nieve ―Yo siempre estoy contigo ―contesto volviéndolo a besarse con mayor intensidad ―En tus sueños más neblinosos, en tus sueños más lúcidos y en tus profundos pensamientos siempre estoy contigo...

Despertó.

Los rayos del sol se filtraban por su ventana deseándole buenos días, el ruido de los autos solo logro deshacer aquella paz que muy duramente logro conseguir con ese sueño tan real.

Solo un pensamiento surgió de su cabeza al levantarse iría por él.

***

Un día eres un ejecutivo de la Port mafia y el otro, el otro solo eres el tío de un niño que no compartes ningún lazo de sangre se dijo Akutawaga zarandeando al infante de contra penas un año de nacido.

Para ti en doce años en el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora