Para ti en doce años en el futuro

Capítulo 4

Luna de sangre

La sangre es tan espesa y caliente que sientes que se derrite entre tus dedos, es tan cruel pero hermoso morir desangrado porque sientes que una parte de ti se libera.

Es una cruel liberación.

―Espera un poco más ―clamaba Chuya volviendo a vomitar por cuarta vez en el día ―No tienes que sobre esforzarte ―comento Ryunosuke en el marco de la puerta esperándolo pacientemente ―La doctora me dijo que después del cuarto mes las náuseas desaparecen y ya vamos para el octavo y no se me quitan.

―Cada cuerpo es diferente.

―¿Tú crees?

―Lo creo.

El pelirrojo sonrió era difícil mantenerse en pie con aquella situación pero vio en ese hombre de cabellos azabaches lo que no alcanzo a ver con Dazai: alguien con el cual recarga su cabeza en situaciones tan complicadas.

―Ven aquí y ayuda a la futura madre a levantarse.

Dos meses después de la muerte de suicida se enteró de su temprano embarazo, claro que quería deshacerse de aquello pero algo lo detuvo, posiblemente una epifanía sobre su hijo o su cobardía como persona en cualquier caso Akutawaga siempre estuvo ahí para apoyarlo, no lo juzgo ni nada parecido solo con aquel silencio lo reconforto.

―La doctora dijo que es un niño y todavía no he pensado que nombre darle.

Silencio.

―Tal vez Fumiya le quede bien.

Silencio.

―Le queda bien.

El jefe de la Port mafia no lo sabía, ni la ejecutiva a la cual consideraba su hermana mayor, nadie más que el portador de Rashomon, no quería que su hijo viviese ese infierno el cual llamaba trabajo todo lo contrario él quería que fuese un niño normal con una vida normal pero parecía ser un sueño imposible.

Unos días después tuvieron que irse al otro extremo de Japón específicamente a Yamaguchi, al parecer él bebe había preferido adelantarse sin razón aparente y siguiendo el plan que habían hecho con anticipación decidieron irse hasta esa prefectura con la excusa de tener una misión con un tiempo de vacaciones para ellos solos.

Le rezaba a cualquier entidad que le hubiesen creído.

Yamaguchi era un lugar que transmitía nostalgia y Chuya no sabía por qué los paisajes tan tradicionales que le daban durante el viaje en auto eran de lo más hermoso que le pudo dar la vida y quedo grabado como la piedra en un monte religioso aquellas imágenes.

Logro contactarse con una casa de parteras, mujeres ya mayores a las cuales les pago para mantener su secreto y ayudarles.

Posiblemente Dazai se estaría burlando de el al ver tal burda estrategia para ocultar todo rastro de su estado; comenzó con fajas y vendas, siguió con ropa más holgada que tuvo que comprar sin ser visto, siguió con lesionarse más a seguido para que no lo mandaran a más misiones y termino con mandar a Akutawaga como a sus tareas.

Lo único que se escuchaba en esa casa de parteras eran los gritos de agonía de alguien que término dando por una persona y recibiendo nada a cambio.

Akutawaga esperó pacientemente en la sala de la casa mientras el ocaso se alzaba triunfante un día más, el olor a incienso y antigüedad se hacía presente en sus fosas nasales era reconfortante, podía observar la lámpara que se encendía en el cuarto continuo observando a la perfección la silueta que se mantenía sentada de rodillas apoyándose con dos listones colgados del techo como un soporte.