Capítulo 10

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Llego nochebuena y su alegría, por más que fuera uno de los mejores días del año para muchos y un día normal para otros, el 24 y 25 de diciembre siempre es recordado por todos, sus orígenes son otro tema aparte que ni al mismo Potter le interesaban en ese momento.

Estaba comiendo un increíble pastel que la señora Weasley había hecho, de esas cosas que uno se lo come con la felicidad más grande del mundo, donde uno piensa que es la octava maravilla del mundo y por cierto ¿cuántas octavas maravillas del mundo hay? Porque a todo le ponemos ese titulo.

En fin, Ron por su parte se lo comió sin degustarlo, no porque no le gustara, sino porque tenia demasiada hambre y ese pastel era en su casa más trillado que chiste racista - muchas veces nada graciosos -. De cualquier modo acababan de terminar la cena, de los mejores banquetes de toda la vida, según Harry, el cual las repetía cada año, pero ¿quién contradice al salvador mágico?

Fred y George solo molestaban a Percy y él los miraba con bastante ira. Ellos sabían que donde estuvieran en Hogwarts fatigarlo seria un problema, pues su hermano mayor utilizaría su posición de prefecto para hacerles la vida imposible, así que había que aprovechar.

— ¡Fred, George! ¿Qué no se avergüenzan de la visita? — Regaño su madre.

— ¡No! — Respondieron al unísono sacando la lengua, Ginny sin evitarlo soltó una risa por la gracia de sus hermanos, pero inmediatamente puso la palma de su mano en su propia boca.

Era la única que se había reído, porque todos los Weasley sabían como Molly los podía castigar en un segundo por no saberse comportar cuando había visita, así que la única mujer con responsabilidad en la mesa estaba ya dispuesta a lanzar el sermón más grande a su hija por ser una maleducada.

— Gine... — Pero no tuvo tiempo ni de terminar porque Harry se puso de pie como un resorte.

— ¡Hay nieve! — Grito, internamente estaba abochornado, como iba a interrumpir a la señora Weasley pero pues que nevara en la Madriguera era un tanto difícil y así evitaba que regañaran a Ginny.

Ron miro asombrado a su amigo, conocía lo suficiente a su madre como para saber que odiaba que la interrumpieran en medio de un regaño, como lo hacían normalmente los gemelos, pero esta no dijo nada y solo sonrió.

El pelirrojo quedo más que anonado por el trato de su madre a su mejor amigo, ¡lo amaba más que él! Cuestiono ¿Cómo es que a Harry no le decía nada, y si el lo hubiera hecho, lo habría matado? Cruzo sus brazos y esforzó la mente en pensar que hizo el azabache para ganar la aprobación de su madre de esa gran formal, y a la conclusión que llego fue que solo el universo lo sabia.

— Si van a salir a jugar, recuerden abrigarse — Dijo Molly que estaba de espaldas a la mesa - olvidándose de lo que había sucedido antes, como si fuera la encarnación de Dory, posiblemente cosa de muchas madres -.

Justamente Fred y George ya estaban dispuestos a salir a jugar, sin embargo, al escuchar a su madre, dieron medio giro para irse a cambiar. Y seguido, todos subieron a ponerse ropa adecuada, hasta Bill pues llevaba mucho tiempo sin jugar Quidditch en nieve, y sabia que lo iba a hacer con sus hermanos.

Harry antes de irse a poner una mejor ropa, miro a Ginny y esta también lo hizo, la mirada que le dio ella fue de agradecimiento pero inmediatamente abandono el lugar.

Harry no tenia ni idea de que le pasaba, no le quería hablar desde hace unos días, la ultima vez que recordaba que le había dado una sonrisa, fue en la cena de la noche anterior al catastrófico desayuno donde su cabello se prendió con fuego, pero seguía sin saber porque el cambio de actitud.

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Cuando todos los Weasley, menos los padres de familia y Harry se encontraban en el patio, Bill hablo.

¿Que Debo de Hacer? | HinnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora