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—¿Yo....?¿Te gusto?—Preguntó Chile entre sorprendido y confundido.

"Mierda" pensó de inmediato el argentino. Había llegado el tan ansiado momento sin siquiera planearlo o desearlo. No se sentía para nada preparado para tener esa conversación, pero sin dudas ese era un punto de no retorno, por lo cual estaba obligado a a afrontar la situación de una buena vez.
Miró a sus otros dos amigos. Ambos se veían preocupados, pero fuera de eso, le estaban dando señales de apoyo, para que por fin dejara su miedo de lado y se arriesgara por la persona que realmente su corazón quería.

—Bueno...—Comenzó a hablar Argentina.—Es así, tal cual como lo escuchaste. Me gustas, ya hace un tiempo. Intenté engañarme a mí mismo sobre ese sentimiento, ya que no quería arruinar nuestra amistad. Pero mis emociones me han estado destruyendo por dentro, tenía que decírtelo de una buena vez. Me hubiera gustado que no fuera así, pero sucedió y aunque no me guste que haya sucedido tengo que hacerme cargo de esto.

El chileno seguía viéndose muy confundido. No decía nada, lo cual frustraba tanto al argentino como a sus otros dos amigos latinos. Argentina solo necesitaba una respuesta, fuera la que fuera, pero necesitaba una y por lo que se veía no iba a recibir ninguna a corto plazo.
En eso, la expresión de Chile cambió por completo a una mucha más tranquila, lo cual fue un canto de victoria mental anticipado para los demás.

—¿Dónde está la cámara oculta?—Preguntó Chile riendo mientras miraba a su alrededor.
—¿Cámara oculta?—Preguntó el otro confundido.
—Si, ¿donde está? Esto claramente es una broma.
—Ehhh, no lo es.
—¡Ay!¡Argentina!¡Por favor! Si yo te gustara ya me habría dado cuenta.
—¡Pero es la verdad!
—¿Cómo puedes decir eso Chile?—Dijo México molesto.
—¡Se te está declarando!¿Que no lo ves?—Dijo Perú con desesperación.
—Ahhh, con que ustedes también son parte de la broma.—Dijo el chileno.
—¡¿Qué broma?!¡Esto no es broma!—Exclamó el mexicano.
—No hay necesidad de seguir mintiendo. Admito que fue una buena, pero es poco realista, para la próxima háganlo con otra cosa.—Sugirió el chileno.
—¿Cómo te podemos demostrar que no es así como lo piensas?—Preguntó Perú.
—O más bien, como puede Argentina demostrártelo.—Dijo el mexicano empujando al mencionado.
—¡Pero si no hay que demostrar nada!¡Ya los pillé en medio de este chiste!—Alegó el otro.
—Chile, Argentina no miente.—Dijo Rusia metiéndose en la conversación.
—Ahh, ¿también metieron a sus novios en esto? Me impresionan.
—¿Cómo puedes desconfiar tanto de nosotros?—Dijo el peruano apenado.
—¡Ay!¡Ya déjense!—Dijo el chileno molesto.
—¡Tú déjate de actuar así!—Dijo México.
—¿Saben qué?¡Ya me hartaron! Iré a la habitación y si alguien me sigue me voy a emputar en serio.—Dijo Chile con intensiones de irse.
—Pero..—Dijo Argentina tímidamente.
—¡Me voy a enojar en serio!—Gritó el chileno muy molesto.

Y acto seguido, aquel individuo los abandonó en aquel lugar.

Tanto Perú como México estaban realmente molestos con el chileno, de todas las reacciones posibles que pudo haber tenido esta era la peor sin duda, no solo por la negación y la desconfianza hacia sus amigos, sino que también por lo maleducado que se había comportado con el argentino.
Cuando los otros dos perdieron de vista al individuo enojado y se enfriaron un poco, miraron al otro involucrado, el cual no podía verse más deprimido.

—¡Argentina!—Dijeron ambos acercándose a este para abrazarlo.
—Tranquilos, estoy bien.—Dijo mintiendo claramente por su voz quebrada.
—¡¿Cómo vas a estar bien después de eso?!¡Te humilló totalmente!—Dijo el mexicano.
—¡Si! Eso no estuvo para nada bien.—Dijo Perú.
—!Está bien!¡Estoy triste! Pero tal vez no sea su culpa, tal vez no le he demostrado mis sentimientos de la manera que él necesita..
—A ver, ¡tus sentimientos por él son obvios!¡Todos nos hemos dado cuenta! Y si él no puede entenderlo es un idiota.—Dijo México.—Además, no deberías adaptarte para que él te crea.
—Pero esperen, analícenos la otra parte también.—Dijo Rusia.
—¡¿Qué?!¿Por qué?
—Tú me dijiste que Chile había pasado por una ruptura muy dura y que prácticamente después de eso no cree en el amor, entonces tal vez su reacción se debe a eso, niega por completo los sentimientos de los demás porque no cree que alguien pueda amarlo otra vez.—Explicó el ruso.
—Rusia, te amo y todo eso, pero no te pongas de su parte.
—¡No es eso! Simplemente intento entender qué pasó por su cabeza.
—¡Pues eso no sirve de nada! Sea lo que sea que piense estuvo mal lo que hizo, no solo porque Argentina siente algo por él, sino que también porque es su amigo, seguramente uno de sus mejores amigos. ¿Tú ves normal tratar así a un amigo muy querido?
—Bueno..—Dijo el euro asiático pensativo.
—¿Y bien?
—Pues no, no es normal.
—¿Lo ves? Aquí solo hay un culpable, el cual es Chile.
—Ya pero no se enojen tanto con él.—Dijo Argentina.
—¿Qué dices?—Dijo México.
—No quiero que tomen bandos, Chile es algo frágil, aunque no lo parezca y no me gustaría que lo empezaran a ignorar solo por lo que pasó.
—Pero Argentina..
—Está bien, que piensen mal de él o que quieran darle sus opiniones, pero por favor, no lo traten mal, no lo soportaría..
—Pero, ¿cómo puedes pensar así? Después de todo lo que te dijo.—Dijo Perú desconcertado.

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