—¿Hola?—Dijo una misteriosa voz del otro lado de la línea.
—Soy yo.—Dijo Usa de manera seria.
— ¿Quieres hablar sobre el plan?—Preguntó la voz.
—Esa es la única razón por la que te llamo últimamente.—Dijo el norteamericano.
—¿Qué quieres saber?—Volvió a preguntar la voz.
— ¿Cuánto falta para que empieces a poner en marcha el plan?—Preguntó Usa.
—No lo sé, aún falta que reclute a otra persona más.—Explicó la voz.
—¿Te vas a tardar mucho en hacer eso?—Preguntó el norteamericano.
—Para tu información, es muy difícil esa tarea, tengo que averiguar primero sobre los objetivos y después reclutar a personas que les vayan a gustar , después hay que armar un plan, o sea estás pidiendo algo bastante difícil, así que ten paciencia.—Respondió la voz.
—Está bien, pero apresúrate de todas formas.—Dijo Usa.
—Si quieres que esto salga bien, tienes que dejar de presionarme.—Explicó la voz.
— Okey, tú ganas, llámame cuando estés listo.—Dijo el norteamericano.
—Créeme, lo haré...—Dijo la voz antes de cortar.Usa cortó la llamada.
A las nueve de la mañana, Rusia, Siria y China se encontraban desayunando juntos en la cafetería del hotel, el chino había llegado al resort apenas el día anterior y el euro asiático le quería enseñar las maravillas del lugar, pero por otro lado, su mente era un absoluto desastre, desde la noche anterior no se podía sacar al mexicano de la cabeza, pero no por las razones usuales de un enamorado, si no que por una razón en específico.
Sus dos amigos no tardaron en percatarse de que algo raro le pasaba al ruso, y sin dudarlo decidieron intervenir.
El primero en actuar fue China, el cuál dejó los palillos con los que estaba comiendo encima de su plato y miró al euro asiático fijamente.—¿Cómo estas Rusia?—Preguntó el chino.
— Emm... de maravilla!..—Dijo el ruso siendo sacado de golpe de sus pensamientos.
—¿En serio?, te ves algo distraído.—Dijo China.
—Bueno, lo estoy, es que anoche no dormí muy bien.—Explicó Rusia.
—¿Tuviste una pesadilla?—Preguntó Siria uniéndose a la conversación.
— Algo así...—Respondió el ruso.
—Que extraño, fue una noche muy tranquila.— Dijo el chino.
—Además todos la pasamos increíble ayer en la cena.—Dijo el sirio.
— Exactamente...—Dijo Rusia.
— México es genial, de verdad un chico muy divertido, me cayó bien.—Dijo Siria.Rusia al escuchar ese nombre sintió como su corazón se detenía por un segundo.
—Si, pensé que iba a ser un poco raro, como es mi ex, pero ayer demostró ser un chico muy maduro, lo cual hizo que la cena fuera muy agradable para mí.—Dijo China.
Ambos amigos vieron como el euro asiático miraba hacia un lado pensativo, su rostro tenía una expresión seria y sus mejillas se iban sonrojando de a poco.
—¿Te incómoda que hablemos de México?—Preguntó el sirio.
—No, o sea si, pero no por ustedes.—Explicó el ruso.
—¿Te incómoda por él?—Preguntó el chino.
—¿Se pelearon?—Preguntó Siria preocupado.
—No y no....., simplemente es por mí...—Dijo Rusia de forma desanimada.Aquella mesa se llenó de un silencio abrumador.
El chino y en sirio se miraron entre sí.—.....¿No nos quieres decir porqué?..—Preguntó China.
El ruso cerró los ojos y respiró hondo.
—Es que... desde ayer tengo una idea estancada en mi cabeza... la cual no me deja hacer nada con normalidad..—Dijo Rusia.
—¿Y cuál es esa idea?—Preguntó Siria.El euro asiático volvió a respirar hondo, sus amigos jamás lo habían visto tan nervioso.
— Quiero pedirle a México que sea mi novio.—Dijo finalmente el ruso.
—Rusia!eso es genial!, ¿Porqué estás triste por eso?—Preguntó de nuevo el sirio.
— Es que es muy pronto, además ya hablé con México y este me dijo que quería ir lento, por todas las decepciones amorosas que tuvo en el pasado, entonces es muy poco probable que acepte, aparte no quiero que se sienta presionado por mi a entrar en una relación, lo único que quiero es que sea feliz y que esté cómodo a mi lado, entonces no sé si debería dar un paso tan arriesgado ahora, ya que puedo ver que él está muy conforme con lo que tenemos en este momento.—Explicó el euro asiático.
—Rusia, no tienes nada de que preocuparte, obviamente va a aceptar, por lo que me ha dicho Siria ya se han conocido bastante ustedes dos, además seamos honestos, es imposible conocer al cien por ciento a alguien, no tienes que complicarte, el amor es muchísimo más simple, tienes que jugártela si de verdad quieres estar a su lado, no hay tiempo que perder, la vida es muy corta y hay que disfrutarla, además creo que ya le has demostrado que de verdad lo quieres y que no vas a jugar con sus sentimientos, se nota que siente algo muy fuerte por ti, de verdad, lo puedo ver en sus ojos, así que hazlo, pídele que sea tu novio.—Dijo el chino de manera comprensiva.
—¿En serio piensas que va a aceptar?—Dijo Rusia.
—Estoy más que seguro.—Afirmó China.
—¿Entonces lo vas a hacer?—Preguntó Siria.
—Eso creo, pero no sé cómo.—Dijo el ruso.
—Vas y le preguntas.—Dijo el chino.
—Eso si lo sé, pero me gustaría hacer algo especial por él, pero no sé qué.—Explicó Rusia.
—Nosotros te podemos ayudar a encontrar una idea.—Dijo Siria.
—¿Harían eso por mí?—Preguntó el ruso.
—Por supuesto que si.—Respondió el chino.
—Eres nuestro amigo!—Exclamó el sirio.
—De verdad se los agradezco.—Dijo Rusia.
—No es nada, se que harías lo mismo por nosotros.—Dijo China.
—¿Y por dónde comenzamos?—Preguntó el euro asiático.
— Primero dinos cosas que le gusten y a base de eso podemos planear algo.—Propuso Siria.
— Bueno....le gusta estar relajado, ya sabes descansando.—Dijo el ruso.
—¿Está bien?—Dijo el sirio de manera extrañada.
— También le gusta estar al aire libre.—Dijo Rusia.
—¿Algo más?—Preguntó Siria.
—A pesar de ser tan delgado, le gusta comer, de hecho siempre que nos vemos comemos.—Explicó el ruso.
—Ya se me ocurrió algo!—Dijo el sirio de manera entusiasta.
—¿Qué cosa?—Preguntó Rusia.
—Hazle un picnic en la playa.—Propuso Siria.
—Si, eso suena bien.—Dijo China.
—No lo sé, México aun no se siente tan cómodo de que todos sepan de lo nuestro, y si lo hacemos en la playa todos nos van a ver.—Dijo el ruso.
—Para eso estamos nosotros, mientras tu y México están disfrutando del pícnic, yo y China revisamos el perímetro y nos aseguramos de que nadie los vea.—Dijo él sirio.
—En ese caso es una gran idea.—Dijo Rusia.
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Codicioso
Ficción históricaÉl ya había perdido por completo la fé en el amor, ya no se esperaba nada de nadie, pero gracias a unas bien merecidas vacaciones junto a sus amigos conocerá a alguien que por nada del mundo querrá perder jamás. Intimidado por esa presencia tan eleg...