Thomas no había visto a Katherine en todo lo que iba de la mañana, había saludado a Garret y Helen cuando llegaron a su departamento hace un par de horas, él había abierto la puerta, Katherine no se había percatado de que alguien estaba haciendo sonar el timbre, se alegro al ver a sus dos amigos de pie en la puerta de su habitación, con ellos se había comenzado a sentir menos sola.
No había visto a Thomas desde el día de ayer, quería verlo y saber que era lo que pasaba, pero le dio su espacio, esperaría a que el mismo hablara con ella, Thomas estaba luchando con dolores del pasado, su mente no dejaba de traer recuerdos, dolorosos y desgarradores, de su vida antes de Katherine, y se preguntaba que hacer para evitarlos, no había encontrado ninguna respuesta, llevaba encerrado en su estudio horas, leyendo viejas cartas y mirando antiguas fotos.
Se detuvo solo cuando comenzó a escuchar ruido en su cocina, combinado con las voces de Garret y Helen, y cuando su estomago sonó, recordó que no había comido nada desde el día de ayer, si su madre supiera ya lo hubiera jalado de las orejas y llevado a rastras a la cocina, sonriendo por ese pensamiento, que sabía que podría ser verdad, salió de su estudio, cerrando con llave despues.
El rico aroma, de lo que parecía ser un pastel, lo recibió de golpe y su boca salivo, camino hacia la cocina, importándole poco lo mal arreglado que estaba, además de que estaba seguro que se debía de ver horrible, despues de toda una noche sin dormir, cuando entro a la cocina Katherine estaba revolviendo una masa en un bol, Garret estaba sacando algo del horno y Helen estaba sentada en un banquillo mientras decoraba lo que reconoció como un pastelillo.Helen y Garret giraron de inmediato cuando él entro, Katherine levanto la mirada de lo que hacia cuando sintio demasiada quietud en la cocina, lo que vio la sorprendió, en el tiempo que llevaba de conocer a Thomas nunca lo había visto de esa manera.
Thomas supo que en verdad debía verse del asco cuando noto las miradas de sorpresa que esos tres le daban, vio como Katherine dejaba lo que estaba haciendo y se acerba a él, ella llevo su mano a su mejilla, sintiéndola rasposa por la barba que comenzaba a formarse, él pudo notar la preocupación en su mirada.
-estoy bien… solo tuve una mala noche – le explico, y cuando ella alejo su mano de su mejilla para responderle, anhelo el sentirla de nuevo, quería sentirla de nuevo para no volverse loco.
“no te vez bien” – su rostro demostraba lo preocupada que se sentía por él – “¿dormiste?”
Estaba a punto de responderle cuando noto a alguien salir del pequeño cuarto que tenía designado como alacena y bodega de suplementos para su cocina, Jayden salía de el con otra bandeja para el horno, y cuando él levanto la mirada y lo vio, se sintio culpable, le había traído pensamientos a su cabeza que no necesitaba, lo saludo y, dejando la bandeja en el desayunador, se acerco a él.
-hola, Katherine me invito a hacer pastelillos – intento justificarse, aunque sabia que él no le diría nada, al menos no en el estado en el que se encontraba - ¿estas bien?
Asintió – lo estaré, no te preocupes, siempre e logrado levantarme – hablo en susurros asegurándose de que ni Garret ni Helen los escucharan, además de que giro el rostro para que Katherine no intentara leer sus labios.
“¿quieres un pastelillo?” – sonrió a Katherine, ella lo ayudaba a olvidar un poco los errores de su pasado, asintió a su pregunta y cuando ella lo llevo a un taburete le dio un par de pastelillos en un pequeño plato, además de un vaso con leche.
-mimado – Jayden le susurro a un lado suyo mientras se reía de su amigo
- envidioso – le siguió el juego, Garret y Helen sonrieron ante como se comportaban, igual a un par de niños – entonces… ¿me dirán que hacen todos en mi casa? – tomo un mordisco de un pastelillo, el sabor dulce se fundió en su boca.
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Amor En Señas. Duoligia Amores. Libro 1
Novela Juvenil-No pienso trabajar como niñera - su voz se escucho áspera y dura -Guardaespaldas, no niñera, existe una diferencia - el hombre frente a él le corrigió -para mí es igual - casi gruño hacia aquel hombre al que llamaba amigo - la paga es muy buena a...