Premonición

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Un estruendoso golpe hace que se despierte bruscamente. ¿Qué ha sido eso? Para colmo, se oye un chirrido en la otra punta de la casa, y un sonido de arrastre, como si algo o alguien se estuviera moviendo con dificultad, en dirección hacia donde él se encontraba.

Al intentar levantarse para ver quién o qué era el intruso, descubrió que no podía moverse; estaba como paralizado. Los nervios empezaron a acumularse en su interior, y un temor inconsciente a morir atrapó su mente, nublando sus sentidos.

Entonces, escuchó cómo lenta, pausadamente, se abría la puerta de la habitación en la que él estaba. Algo se acercaba hasta la cama, en donde estaba inmóvil. Una sombra tétrica hizo acto de presencia; desprendía un halo de oscuridad capaz de estremecer al mismísimo demonio.

Quiso gritar, pero sus cuerdas vocales también estaban paralizadas. Abrió la boca para decir algo, cualquier cosa, pero de su garganta siquiera salió un quejido. ¿Qué estaba pasando? Sintió que un sudor frío le empapaba el cuerpo.

La sombra avanzó un paso, dos, tres... Se situó a su lado. Casi podría haberle visto el rostro al demoníaco intruso... en caso de que hubiese tenido, claro. Porque tras esa capucha con la que se suponía trataba de ocultar su cara, no había nada, tan sólo vacío y oscuridad.

Con la misma parsimonia, ahora se agachó hasta ponerse a su altura; con una voz rota y metálica, susurró en sus oídos:

"Recuérdalo, diez días..."

- ¡Pedro! ¡Sal de la cama ya, hombre, que vas a llegar tarde al instituto!- su madre levantó con rapidez las persianas, dejando que la luz inundara toda la habitación. El chico se despertó de golpe con un sobresalto. ¡Menos mal, todo había sido un sueño!

- ¡Ya voy mamá!- gritó, simulando normalidad, aunque el recuerdo del extraño ser de su pesadilla aún le rondaba por la cabeza, dejándole una sensación rara de malestar bastante difícil de explicar.

Pasaron varios días, y todo marchaba con normalidad. Incluso con demasiada monotonía. Hasta que un día, cuando Pedro volvió del instituto, se encontró a la policía en su casa. No estaban sus padres, cosa que le extrañó.

- ¿Tienes un momento, muchacho? Tenemos que decirte algo...

El chico miró al conjunto de policías con extrañeza, sin entender nada.

- ¿Qué ha pasado?- preguntó con un hilo de voz, temiéndose lo peor-. ¿Dónde están mis padres?

- Tus padres...- el que parecía ser el jefe tomó la iniciativa, no sin antes lanzar un profundo suspiro, como cargándose de valor-. Lo siento, chico, tus padres han muerto en un accidente de tráfico hace un par de horas. Su coche chocó contra un camión, y quedó totalmente siniestrado.

El chico se quedó en shock al escuchar esto. Lo peor de todo es que, al oír esas palabras, notó cómo la temperatura a su alrededor descendía, y descubrió a la misma tétrica sombra de hacía unos días, justo detrás del hombre que acababa de darle la noticia.

"Diez días..."

Fue en ese momento cuando Pedro se dio cuenta de que hacía exactamente diez días que había tenido esa terrible pesadilla.

Relatos Cortos IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora