NOTA IMPORTANTE: aquí Charlie sigue la historia del libro original, no tiene hermano. ¿Okis? Okis.
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❝...ELLA TIENE UN LEÓN EN SU CORAZÓN, fuego en su alma porque ha soportado muchos golpes...❞
─ ¿Qué tal ese de ahí arriba? ─preguntó Wen─ ¿Una persona, tal vez? ¿Una gigante mujer con falda y un paraguas?
─No, no es eso ─replicó Charlie─. Piensa en grande.
─ ¿Podría ser una simple silla y ya? ─preguntó Ariel─. ¡Oh! ¡Un dinosaurio!
Romeo rodó los ojos. ─Piensa en grande, nuevamente.
─Bien ─suspiró la ojiazul.
─Pasen de mí ─dijo Olivia─. No estoy lista.
Mo se tomó su tiempo. ─Uhmm... Una mano al revés. Un khamsa. Eso es buena suerte.
Stella suspiró. ─No lo sé. No veo ninguno de esos.
El sábado por la tarde había resultado ser inusualmente cálido. Los siete habían salido por la ventana del dormitorio de Olivia y estaban cómodamente tumbados en la parte plana de su techo. Se habían arreglado como radios de bicicleta, con las cabezas juntas en un círculo. Estaban mirando las nubes.
─No creo en la suerte ─dijo Olivia respecto a lo que Mohini había mencionado con anterioridad─. Un diente de león. En un jarrón gris.
La casa de Olivia era pequeña. Estaba ubicada en un pequeño claro en el bosque, así que era difícil de ver desde el camino. Esa tarde, cuando Romeo había decidido llamar a Olivia, no se esperó que ella rompa en llanto y le cuente que su gata había fallecido. Su corazón se le estrujó e insistió firmemente en ir a verla. Luego de llegar a su casa; Stella, Ariel, Mo, Wen y Charlie se habían unido minutos después. Dentro, el aire olía dulce, un poco chocolatoso tal vez, como si alguien estuviera horneando.
El lugar estaba lleno de cosas. Sillones destartalados, mesas desparejas, muebles para gatos, cajas de música... apenas había espacio para moverse. En los estantes y en las mesas había pilas de libros viejos, revistas, periódicos, álbumes de fotos y caja tras caja de lo que parecían ser trofeos polvorientos, figuras de porcelana, cartas y otras cosas que ninguno pudo adivinar. Pero el desorden de alguna manera se sentía cómodo, como si quisieras levantar una de las sillas, tomar una caja y pasar la tarde revisándola.
Olivia les presentó a su abuela y entre todos salieron para celebrar una pequeña ceremonia para la gata, después de eso volvieron a entrar y se sentaron en aquellos antiguos sofás. No pasó mucho tiempo antes de que Charlie, Wen y Romeo consiguieran que Brenda, la abuela de Olivia, se riera con una de sus historias sobre el día anterior en la fiesta de Halloween. Parecía más lejano, realmente como si hubiera pasado hace mucho tiempo. Olivia incluso sonrió, lo que hizo alegrar a Romeo de haber ido... de que todos hayan ido.
