Capítulo 23

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Narra Benjamín:
Sentía un alivio interno al saber que Luisana ya estaba de vuelta en casa. En el lugar donde más la quieren y más la van a proteger.
Tengo tanta bronca en mi interior que no tengo siquiera palabras para explicar el repudio que le tengo a Michael.
¿Quién se anima a lastimar a una persona tan buena como Luisana?
Tan sólo espero que salga de esto lo más rápido posible y rodeada de todos nosotros.

Bueno, quiero dejar de pensar en esto.
Tengo que hablar con Martina, sin dudas.

Ya estaba llegando a casa, y lo único que quería era ver a Rita, no tenía ganas de discutir con nadie.

B: Holaaaaaaa. Llegué.
M: Al fin, no grites que Rita se acaba de dormir.
B: Que linda recibida, yo también te extrañé.
M: Deja de comportarte como un imbecil, sabes que no estoy de humor.
B: Martina, a vos nada te viene bien. Vos podes tener tus urgencias, tus salidas, tus amigos, tu trabajo, a tu hija, en cambio yo tengo que estar siempre a disposición, y lo peor es que siempre lo estoy. Estoy cansado de que me vivas controlando permanentemente, estuve buscando a Luisana de su esposo maltratador, y te das el lujo de discutirme y hacerme planteos de esto como si nunca me ocupara de ustedes. No sé qué te está pasando últimamente, pero si vas a seguir así no tengo ganas de seguir. Estoy cansado, cansado de ser el que siempre pide perdón, el que se equivoca, el que se queda callado y evita que estas cosas pasen. Estoy cansado de verdad.

Martina intentó interrumpirme varias veces, pero no iba a dejarla hablar. Necesitaba hablar, decir que es lo que pensaba yo, no siempre ser el idiota que tiene que asentir hasta lo que no es cierto. Estoy cansado de tolerar estas estupideces.

M: No te estoy haciendo un planteo por lo que hicis...
B: Ah no? Y entonces por qué, porque no estuve a la noche? Por qué?
M: Benjamín, desde que volvió Camila estas raro. Distante. No sé qué te pasa. Estás todo el día afuera de casa con Felipe y ella. Y ahora Luisana. Parece tu vida adolescente.
B: No es mi vida adolescente, son mis amigos desde la adolescencia. Siempre estuvieron y siempre lo van a estar, lo último que me falta es que me cuestiones con quienes tengo que estar.
Me imaginé que Camila tenía algo que ver con todo esto, pero no puedo creer que te sientas insegura respecto a eso. Hago todo por demostrarte mi amor, y parece en vano. Solo te quedas con las cosas malas. Y si estoy distante, será por algo. No lo crees? Queres que te diga la verdad? Nada de esto me pasaba con Camila. Quizás tenga sentimientos encontrados, y los esté ignorando porque vos sos mi prioridad. Pero me di cuenta que es al pedo, voy a sentir lo que yo quiera sentir. Y en este momento solo siento que no quiero estar más así, no quiero estar más con vos.
M: Está bien, eso queres? Perfecto. No vuelvas llorando como siempre, porque no voy a estar para vos. No sabes estar solo. Ni pensar las cosas que decís y haces. Sos un inmaduro. Y Rita se viene conmigo.
B: Tranquila, no te voy a estorbar, esta vez no voy a volver. Y no metas a Rita en el medio, es un problema de nosotros dos y yo de mi hija me voy a hacer cargo como siempre lo hice.

Rita empezó a llorar. Martina amagó a buscarla pero reaccioné antes.

B: Quédate el tiempo que necesites en este lugar, yo me voy. No me molesta. Y me voy con Rita. Nos vemos Martina.

Agarré unas pocas cosas y me subí al auto.
A dónde iba ahora? Felipe no atendía el teléfono.
Sí, quedaba esa opción. La que ya todos sabemos. Pero era el último recurso que quería usar.
Comencé a llorar espontánea e inesperadamente. Sentía una mezcla de desahogo con ansiedad. Lo único que hacía era mirar a los ojos a mi hija mientras lloraba. Era lo único que tenía en este mundo. Y no quería perderla.

Puse en marcha el auto y me dirigí a una dirección que quizás fuera equivocada, pero ya no tenía nada que perder.
Baje a Rita en brazos y toque timbre. Nadie atendía.
Ni siquiera sabía cómo hablar, estaba llorando desesperadamente en busca de el único consuelo que necesitaba.

Hasta que la veo atravesar la puerta del ascensor. Así, natural. En pijama y con un poco de cara de dormida. Su cara era de desconcierto y de preocupación a la vez. Ni siquiera me importaba disimular.
Abre la puerta del edificio y caí en sus brazos.
¿Por qué era el único lugar en el que me sentía bien?

C: Benja, estás bien? Qué pasa?
C: Veni, pasa.
C: Yo llevo a Rita si queres, estate tranquilo.

Su voz me tranquilizaba más que nada en este mundo.
Rita lloraba, y no podía lograr que dejara de hacerlo.
Una vez arriba, me dejó pasar al baño a lavarme la cara. Me encontraba en un estado deplorable. Pero era increíble que después de diez años y de tantos altibajos ella siguiera siendo ella, el único lugar al que quiero ir.

Salgo, y veo que está Rita en sus brazos, casi dormida, mientras agarraba con su mano pequeñita uno de sus dedos. Era como un sueño hecho realidad. Ver a Camila así, de entre casa y cuidando a mi hija.
No emití palabra, no quería interrumpir el momento.

Me senté a un lado, y la observé. Nuestras miradas se cruzaron, y sentí que volvía el tiempo atrás, cuando grabábamos de chicos y la cruzaba entre los descansos de escena y escena y me sentía muy avergonzado. Esas mariposas en la panza de las que nadie le gusta hablar.

C: Es muy hermosa. Tiene unos de los ojos más lindos que vi. Estoy muy orgullosa de vos, sé que vas a ser un buen padre Benja. No sé qué es lo que te pasa, pero es bastante descifrable. En este momento enfócate en lo más importante de tu vida, que es Rita.
B: Y vos.
C: Qué?
B: Eso, nunca dejaste de ser lo más importante de mi vida. Verte así, cuidando de mi hija. Siempre estuviste ahí, y después de diez años seguís estando a pesar de todo lo qué pasó. Siempre sabes qué decir y qué no decir.
C: Benja, siempre te quise de la misma manera toda mi vida. Nos desencontramos, pero no por eso cuando me necesites no voy a estar. Me equivoqué y ahora estoy pagando mis consecuencias. Mientras pueda estar cerca de vos, no importa de que forma sea, voy a estar bien, porque te quiero.
B: Camila, creo que lo qué pasó ya no tiene importancia. Éramos jóvenes, no sabíamos ni lo que queríamos para nuestra vida. No nos quedemos con ese error toda la vida.
C: Es que ese error hizo que ahora estemos así.
B: Así cómo?
C: Separados.
B: Camila, sos el amor de mi vida, y todos los días lo afirmo con algo diferente. Nadie va a tener la capacidad de igualarte nunca. Todo lo que busco está en vos.

Agarré su mano y sentí como nuestros dedos entrelazaban perfectamente, como me hubiera gustado que fuese siempre así.
Camila me miraba y analizaba lo que decía. Recordé la charla que tuvimos aquella noche en la casa de Felipe, cuando me admitió que nunca había dejado de sentir nada por mi. Que el miedo le había ganado de antemano.
Sabía que le costaba admitir sus sentimientos, pero con tan solo mirarme ya sabía que quería decir.

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Bueno, hola! Un perdón queda corto por todo el tiempo que desaparecí!
Espero que estén del otro lado, ya voy a volver con más constancia. El colegio está terminando así que voy a tener tiempo de sobra.
Espero que lo hayan disfrutado, y como siempre no dejen de comentarme que les pareció.
Gracias por leer, y por seguir a pesar del tiempo qué pasó :)

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