Capítulo 20

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Narra Camila:
Algo me hacía pensar que esto no se iba a terminar acá. Había sido muy fácil, y Michael no parecía para nada satisfecho con lo que estaba sucediendo.
Lo único que me importaba era tener a Luisiana al lado mío. Y lo estaba.
Los tres sabíamos que ya estaba a salvo, y que si las cosas se complicaban, por más difíciles que se pongan, estamos los cuatro juntos.

A su vez, no podía sacarme a Benjamín de la cabeza, ¿él estaría confundido también?
No sé por qué mi consiente está tan pendiente de lo que hace y deja de hacer Benja, pero es como si necesitara estar con él en este momento.
Pero Martina llega a mis recuerdos, y mi respeto también. Me tengo que poner en los zapatos de ella y pensar que no puede volver la ex de la adolescencia a arrebatarle su vida, porque eran una familia con una hija a la que cuidar con mucho amor, y porque al fin y al cabo, se quieren.

Felipe estaba distante, demasiado pensativo. Sé que se quedó con mil cosas para decirle, pero se mantuvo tranquilo para no empeorar las cosas.
Aún así, se veía el dolor en su mirada. Él no tenía esperanza en recuperar a Luisiana, pero quería estar al tanto de todo a la vez. Se sentía muy culpable, cuando en realidad la culpa no la tiene nadie.
Uno nunca termina de conocer a las personas, y a veces nos llevamos sorpresas hasta con las personas que más confiamos. De eso se trata la vida, de superar los obstáculos que nos pone delante, y si es acompañado, mejor.

Luisana iba a mi lado, agarrada de mi brazo y muy afligida. Estaba muy cansada, con unas ojeras enormes y con una expresión poco descifrable. Esto sin dudas la tenía en shock, todo se dió demasiado rápido, y sé que también presentía que Michael no se iba a rendir tan fácil.

Narra Luisana:
Felipe estaba en el asiento del copiloto, con una expresión muy fría.
Me había olvidado lo frío que podía llegar a ser.
Sentía como si nada de esto le importara, como si estuviera acá por una obligación, y eso me tenía muy mal.
Nuestro desenlace final no fue bueno, nunca más hablamos. Solamente nos dábamos likes en algunas fotos de Instagram, pero nada del otro mundo.
Sabía que no había cambiado en absoluto, él seguía siendo el mismo que había conocido hacía diez años, pero quizás no estaba acostumbrada a que me mirara de esa manera.
Siempre me trató con mucho amor y fuimos muy intensos el uno con el otro en nuestra relación.
Pero me tenía que acostumbrar a esto, ya no éramos una relación, hacía menos de un día que nos habíamos vuelto a ver y la situación no ameritaba preocuparme por eso.
Pero aún así, mi cabeza estaba en él.

Camila no había perdido la relación con Feli, siempre habían sido muy buenos amigos.
Quizás más adelante podría preguntarle qué le pasa conmigo, aunque sea para acomodar mi cabeza, y quien dice, lo volvamos a intentar.
Pero ya me estaba apresurando mucho.

Veía una tensión entre Camila y Benja un tanto...notoria. Más Camila que Benjamín, como si estuviera pensando en algo que la tiene preocupada, ¿estará en la misma situación que yo?
Al final, diez años después, seguimos mal por los mismos dos hombres.
Nos hemos querido engañar estando con otras personas, cuando en realidad amábamos a otras.
Qué difíciles son las cosas cuando uno crece.
No sé si difíciles, pero ya no podes ser infantil a la hora de tomar desiciones, porque las que tomes, definen tu futuro, o aunque sea, una gran parte de de él.

Narra Felipe:
El camino al aeropuerto se hacía pesado, aunque estábamos bastante cerca, se me estaba haciendo muy largo.
Estar en el mismo auto que Luisana era bastante extraño, después de diez años y de haber terminado como terminamos, no sé cómo se tomaría que estuviera en una de las situaciones más difíciles de su vida.
Sin embargo, no me importaba. Yo iba a estar pendiente de todo lo que pasara y a disposición de lo que necesiten de mí.
No sé cómo se tomó Luisana el hecho de que esté yo acá, pero me sentía tan culpable que debía estar aquí.

Narra Benjamín:
Con todo lo sucedido, me había olvidado de comunicarme con Martina, seguramente estaría furiosa.
Me pidió que la llamara y no lo hice, y convengamos que cuando me fui no estaba muy feliz al respecto.
Pero me tenía que entender, no es un capricho.
Luisana es mi amiga de toda la vida, y si me necesita ahí voy a estar.
Martina estuvo actuando raro estos últimos días, pero no le di mucha importancia. Rita era lo que más me importaba, si pasara algo grave ya me lo hubiera dicho.
¿O yo estaba actuando raro?
Camila estaba en mi cabeza el 50% del día.
Me hacía confundir demasiado y no me agradaba en absoluto.
No quiero desarmar mi vida otra vez, no estoy listo.
Creo que Martina estaba al tanto de la llegada de Camila, así que seguramente eso también la tenía bastante inquieta, y lo que en realidad le había molestado de este viaje, es que ella estuviera.
Aunque me parecía un tanto inmadura mi hipótesis, era bastante posible.

Llegamos al aeropuerto y nos dirigimos, en silencio, a la zona donde estaba nuestro avión.
Va, el de Luisana.
El silencio era incómodo, como si todos
nosotros quisiéramos romperlo pero a la vez no sabíamos con qué.

Nos subimos al avión, y nos estaba esperando Buenos Aires nuevamente.

Al llegar, lo primero que opté por hacer es llamar a Martina.
Mientras esperábamos el auto para irnos a la casa de Luisana, marqué su número y me alejé de ellos.

B: Hola?
M: Hola.

Un hola seco como el viento.

B: Qué estabas haciendo?
M: Cuidando a nuestra hija, vos?

Ya empezó con las indirectas.

B: Mirá Martina, voy a ser breve y claro. Luisana es mi mejor amiga, y si me necesita voy a estar para lo que sea. Creo que sos lo suficientemente comprensiva para entender que no es una situación fácil. No sé qué te está pasando últimamente.
M: No me trates como si fuera una amiga tuya. Soy tu mujer, y claramente entiendo la situación. El único que está distante sos vos desde que llegó esa hippie de vuelta a Buenos Aires, pero sé que no me lo vas a admitir. Ahora es cuando yo te digo, espero que seas lo suficientemente comprensivo para entender que no estás en edad de jugar con los sentimientos de nadie.
B: No metas a Camila en todo esto, estamos los tres acá porque los tres la queremos por igual a Luisana, y si Camila quiere venir, no soy quien para prohibírselo. Tendrías que confiar más en mí y dejar de tratarme como a un idiota.
M: Está bien Benjamín, como digas. Cuando llegues hablamos de todo esto.

Narra Camila:
Benjamín se alejó de nosotros porque parecía que iba a hablar con alguien por teléfono.
Pasaron unos minutos y parecía una discusión un tanto...reconocible.
Era Martina.
No podía estar discutiendo con nadie más en este momento más que con ella.
Qué momento oportuno para llamarla.
¿Me estaba comportando como una celosa?
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Hola! Disculpen por no haber actualizado por tanto tiempo, espero que sigan ahí atrás!
No estuve muy motivada y tuve un millón de cosas del colegio, espero sepan perdonar.
No olviden de dejar sus votos!
Espero que les haya gustado ♥️

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