Capítulo 21

460 36 3
                                    

Narra Benjamín:
Mientras iba en el auto pensaba en lo que le iba a decir a Martina cuando llegara a casa.
¿Por qué se comportaba así?
¿Por qué estaba insegura?
¿Será que es cierto?
Sea lo que sea, no me iba a dar el tupé a mis 35 años de engañar a alguien. De verdad quería a Martina.
¿O solamente quería autoconvencerme de eso?
¿La quería o sentía la obligación de estar con ella por Rita?
Desarmar a la familia por algo que no sé si va a prosperar es algo que me plantee demasiadas veces en el corto plazo de la llegada de Camila.
Rita no tiene ni dos años, y darle una infancia con sus padres separados no sonaba buena idea en mi cabeza.
Pero creo que, en definitiva, estaba engañando a todos. A mí, a Martina, a mi hija, a mis amigos, a todos.
La llegada de Camila hizo que me diera cuenta de que no soy capaz de enamorarme de otra persona, y que mi felicidad está al lado de ella.
Creo que uno cuando crece va dejando de lado al corazón, y se guía más por las conveniencias y por las necesidades de uno.
¿Y si ésta vez sí?
¿Y si ésta vez podía ser feliz por el resto de mi vida al lado de Camila?
Miles y miles de preguntas sin respuesta, que me llevan todas a una incógnita diferente.
Tenía que acomodar mi cabeza, entre lo de Luisana y mis sentimientos encontrados, estaba demasiado estresado.
Tan sólo espero acomodar mis ideas y accionar ante esto.

Pero ahí estaba, otra vez. En mi cabeza, y no sólo en mi cabeza, sino que directo a mis ojos.
Su pelo corto y colorado, su nariz respingada, su mandíbula y la comisura derecha de sus labios apenas levantada.
Era ella, sin dudas, el amor de mi vida.
Y no puedo engañar a nadie.
Miraba a través de la ventanilla y se la notaba pensativa, y hasta un tanto inquieta.
Sostenía la mano de Luisana.
Pero decidí sacarme de esos pensamientos.
Tenía miedo.
Mucho miedo.
Camila me lastimó mucho, y no quiero volver a despertarme y ver que no está a mi lado, otra vez.
No estoy preparado para eso.
Si hay algo en lo que me ayudó Martina, fue a superar esa situación.
Necesitaba hablar con alguien de esto, pero quién me iba a entender?
Sé que mis dos mejores amigos me quieren con Camila,  ¿en quién me queda confiar?
¿O debería escucharlos un poco más?

Estoy demasiado abrumado, necesito llegar a casa y dormir lo antes posible.

Narra Camila:
El clima entre nosotros ya estaba tranquilo.
No era tan incómodo. Creo que porque sabíamos que ya estábamos de vuelta y habíamos logrado gran parte del plan.
Aunque faltaba lo más complicado.
Pero bueno, para algo estábamos juntos. Además la familia de Luisana está dispuesta a hacer lo que sea para verla bien.
Creo que deberíamos empezar por dejar de pensar en eso, no hacerlo presente. No es algo que dé buenas vibras. Ya pasó, ya está. Que sea un trámite más.

Pero había algo más que me tenía pensativa.
Benjamín.
¿Por qué habrá discutido con Martina y como podré averiguarlo?
Ni siquiera sé por qué me importa tanto.
En realidad sí sé, pero prefiero hacer como si no.
Qué difícil. Y más difícil cuando te rechazan uno de los primeros días de tu vuelta.
Benjamín no quería saber más nada, y estaba claro.
De una vez por todas había cumplido su sueño de formar una familia y tener una hija.
Yo lo único que hice fue portarme como una irresponsable.
Pero estaba un poco cansada de reprocharme eso todo el tiempo.
Me equivoqué, sí. Pero ese error no me define como persona.
Todos nos equivocamos. Todos cometemos errores, algunos más graves que otros, pero en definitiva, lo hacemos.
Estaba muy interesada en acercarme a Benja, aunque sea como amigos, pero poder confiar el uno en el otro.
Aunque sé que nos llevamos bien y que puedo confiar en él, siento que Benja piensa permanentemente que yo tengo otras intensiones con él.
Quizás sí, pero no quiero forzar nada. Solamente sé que quiero estar cerca de él, y nada más. No importa cómo.
Pero creo que Martina iba a intentar impedirlo.
¿Qué estoy diciendo?
¿Por qué estoy asumiendo como si la pelea de ellos hubiera sido por mí?
Caigo en la realidad y me doy cuenta de que me estoy armando una escena que quizás no exista.

Narra Luisana:
Camila no se despegó de mí en ningún momento.
Sostenía mi mano con delicadeza, pero a la vez firme, insinuando que no me iba a soltar.
Y eso me agradaba. Lo que menos quería era estar sola.
Todo este tiempo me sentí sola. Luchando sola. Enfrentándome a un monstruo que quizás haya alimentado yo.
Sentía mucha culpa.
¿Cómo nunca me había dado cuenta de que él era así?
¿Por qué ninguna de mis relaciones era correspondida?
¿Tan difícil iba a ser para mí ser feliz?
La culpa me carcomía la cabeza cada vez más, mis hijos se iban a criar sin su padre, lo iban ver escasamente ya que vive demasiado lejos.
Porque sí, yo quiero que mis hijos lo sigan viendo.
Que nosotros no hayamos funcionado no significa que tenga que obligar a mis hijos a dejar de verlo.
Eso sí, si les pone una mano encima, se olvida de ellos.
Tan sólo quiero que el divorcio sea en paz, y que nada me obstaculice poder salir adelante.
Quiero seguir con mi vida, acercarme a mis seres queridos otra vez, disfrutar de mis hijos, modelar, ser actriz, y vivir de lo que me gusta.
A veces me dan ganas de volver a mi adolescencia, donde todo era más fácil.
Estudiaba la secundaria mientras grababa una de las series más importantes de mi carrera, estaba con una persona que me quería de verdad, rodeada de muchos amigos y acompañada de toda mi familia. Donde las responsabilidades eran menores a las que tenía ahora.

Quería sacarme de encima todo este peso que se me había venido de golpe en esta etapa de mi vida.
Pero lo que sucedió no puede borrarse, lo hecho, hecho está. Y si cometí errores, es tarde para reprocharme.
Me tengo fe en que voy a poder salir adelante, porque en definitiva, lo que tenía en común con Luisana adolescente, era que seguía con las mismas personas fieles a mi lado, y mi familia apoyándome en cualquier situación.
Es increíble la vida.

Espero que la prensa no se entere de todo esto.
Lo que menos me gustaría es salir en todas las noticias y tener que recibir entrevistas consultándome que es lo qué pasó.
No quiero darle explicaciones a nadie.
A veces tengo ganas de no ser una figura pública, de tener más intimidad.
Pero bueno, me enfoco en las personas que están ahí detrás sin conocerte apoyándote en cualquier cosa que suceda.

Narra Felipe:
Este camino lo conocía de memoria.
El camino hacia la casa de Luisana.
La infinidad de veces que habré ido.
Lo único que había hecho las últimas 72hs fue recordar el pasado.
Algo que no va a volver.
Los cuatro estamos como en otra dimensión. Nuestra psiquis no daba a basto, fue demasiado rápido todo. Quizás suene exagerado, pero fue hasta un tanto traumático. O por lo menos para mí.
No queremos ver la realidad que nos está rodeando actualmente.
Queremos que todo se nos dé más fácil.
Sólo quiero llegar a mi casa, abrazar a mi hija y estar con ella.
Era lo único que me podía sacar de toda la mierda que estaba pasando.
Definitivamente odiaba estar melancólico.
_______________________________
Espero que les haya gustado, gracias por leer!
No olviden dejar sus votos así sé si les está gustando o no.
No cuesta nada ♥️

Animarse a Sentir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora