Animarse a Sentir

Capítulo 14

Narra Felipe:
Estaba harto. Harto de escuchar a Camila lamentándose por algo que tenía solución y no la quería ver. Hay cosas que me sobrepasan, quizás esa no era la forma correcta de reaccionar, pero es la que me salió. No puedo ser siempre bueno. Yo también tengo mis problemas.
Analicé que ayudar a Camila con Benjamín iba a ser en vano, que lo lograra ella, que se diera cuenta del flaco que tiene al lado, que mata por ella y sus sentimientos siempre fueron puros, y sobre todo, que siempre fueron claros.
Debía enfocarme en Luisana. La tenía que ayudar. Y si podía reconquistarla también.
Cecilia ya era parte de mi pasado, siempre la quise, pero me di cuenta que tenía una obsesión por mi y por nuestra relación. Que su excusa para estar cerca mío era Aurora porque sabía que de otra manera no se podía.
Borrón y cuenta nueva.
Camila empieza su nueva era, y yo la mía.
Y espero que Benjamín deje de una vez a Martina definitivamente.
A todo esto, consideré que no recordaba si Camila sabía que Benjamín se había peleado con su pareja. Pero bueno, ahora lo sabía.
Tenía a Camila sentada enfrente, porque la muy oportuna sabía que yo estaba enojado, y a mi lado no se iba a sentar.
La miraba fijamente, con bronca, mucha bronca. Porque era una boluda que sufría al pedo. A su vez, me moría por saber qué habían hablado en la cocina, va, si es que hablaron.
No creo que haya pasado mucho en realidad. Benjamín ya no es tarado. Sabe como es Camila y no debe estar completamente seguro de ella y su vuelta.
Igual mucho tiempo más enojado no podía estar, porque los necesitaba para ayudar a Luisana.
En eso los chicos se empiezan a despedir, hasta que solamente quedan Camila y Benjamín en mi casa.
Con Camila no iba a hablar.
Pero Benjamín interrumpe mis pensamientos y me dice que quiere hablar conmigo.

B: Che, podemos hablar?
F: Si, si. Claro.
B: Vamos al patio.

Prendí un cigarrillo y empecé a escucharlo.
Camila estaba dentro, ordenando las últimas cosas que quedaban en la mesa.

B: Como es eso de que estoy destruído y que no la saludo por tal razón?
F: No te me vengas a hacer el indignado ahora. Sabes que lo que dije es verdad. Estoy cansado de vos y de Camila también. Se hacen los adultos y siguen siendo dos tarados. No podes soportar tenerla lejos, pero a su vez tenes miedo de que se vuelva a ir. Queres arriesgarte pero encontraste la comodidad en Martina, y no queres salir de tu zona de confort. Convivís con alguien que no te hace feliz, que te dió a tu hija y por eso pensas que te tenes que morir a su lado. Y no es así. Yo sé que no la amas, y por más que ahora no quieras estar con Camila, date cuenta de las cosas antes de que sea tarde. La vas a lastimar, y ella a vos si que no te hizo nada. Aprovecha esta última discusión para darle punto final a esa relación.

Benjamín me miraba helado, hoy no estaba con mucha tolerancia. Decía lo primero que se me venía a la cabeza, sin filtro alguno.

B: Ya sé todo lo que me dijiste, lo que no sé es por qué VOS lo sabes. Ya estuve pensando en dejar a Martina. No me hace feliz, y sé que Rita va a tener a la mejor madre y al mejor padre por más que estemos separados. No quiero estar con Camila porque no estoy seguro de que su decisión sea definitiva. Pero aún así tengo que ver como se me dan las cosas, quizás haya llegado el momento para estar con ella. Pero no te me hagas el duro, porque sé que te morís por tener a tu lado a Luisana.
F: Sí, me muero por tener a Luisana a mi lado. Pero está a miles de kilómetros. Si estuviera en la misma casa que yo ya habría decidido qué hacer.
B: Ya hablé con Camila. Hablamos de verdad. Y no pasó nada más que una conversación. Fue muy sincera conmigo y le dije que yo confiaba en ella, que si se lo proponía lo iba a lograr. Pero le dejé en claro que no estoy preparado para volver a sufrir, que siempre tengo el sentimiento de que un día se va a ir de nuevo. Y no quiero. No otra vez. Depende como se den las cosas es como vamos a ir avanzando, si van bien, veremos, y si están confusas, prefiero estar como estoy ahora.
F: Bueno, me alegro entonces. Confía en Camila. Yo sé lo que te digo. Sos una de las principales razones por las que volvió aquí.
B: Tenemos que pensar un plan para ayudar a Luisana urgente.
F: Ya lo sé, pero qué. No vamos a ir a Canadá de un día para otro. Necesitamos comunicarnos con ella y no sé cómo.
B: Yo me llevo bastante bien con la familia, así que podría preguntarles cuál es una buena opción para acercarnos a ella. Y eso de irnos a Canadá no está tan mal. Sé que tienen una avión privado, así que imposible no es. No lo descartes, me parece que vamos a hacer eso.
F: En el vamos se incluye a Camila?
B: Y si, yo creo que ella también está preocupada por Luisana. Seguramente nos ayude mucho porque se llevaban muy bien.
F: Está bien, no voy a ser tan infantil. Sólo la voy a ignorar.
B: Bueno Felipe, me parece que no es tiempo de enfocarse en los problemas personales, sino de ayudar a Luisana. Mientras mas seamos, mejor. Y Camila es tu mejor amiga por más de que estés enojado, no la vamos a dejar afuera de esto.
F: Odio que sean amigos de nuevo. Todo es más fácil cuando se llevan mal.
B: Nunca nos llevamos mal. Vamos adentro que está fresco.

Narra Camila:
Felipe iba a estar enojado por unos días, o quizás unas semanas. Pero yo sabía que era su hermanita del alma.
Los veo entrar, con un poco de frío y olor a cigarrillo.
Felipe procede a decir: "quédense, mañana tenemos mucho por hacer".
Tenemos? Que tenemos que hacer?
C: Qué es lo que tenemos que hacer?
Felipe me ignora, y desaparece por las escaleras. Lo miro a Benjamín y me dice.
B: Va a estar así algunos días, creo que lo supusiste. Tenemos que encontrarnos con la familia de Luisana lo antes posible para sacarla de ahí. Así que mañana empezamos.
C: Y mientras todo esto pase no me va a dirigir la palabra?
B: Vos sabes cómo es.

Se escucha un grito de Felipe diciendo "arréglense con el sillón, no estoy de humor para dormir con alguien y mi hija esta durmiendo plácidamente en su habitación".
Nos miramos al mismo tiempo, analizando el único sillón que había en el living.
C: Estará enojado pero nunca deja de ser tarado.
B: Está bien, duermo en el piso.
C: No Benja, junto dos sillas y me recuesto ahí. Lo que menos me importa es dormir.
Dormí tranquilo en el sillón.

Narra Benjamín:
Le asentí con la cabeza, aunque lo único que iba a hacer era esperar a que se durmiera para traerla al sillón.
Esperé una media hora y ya estaba desmayada en sus sueños.
La alcé y la llevé al sillón. La recosté y por suerte no se había despertado. La observé dormir, pero me paré en seco porque ya me estaba confundiendo demasiado.
Me acosté en las sillas, e intenté conciliar el sueño, aunque después de tanta información en una sola noche no creía poder lograrlo.

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